Reino Unido
Así será el mecanismo de sucesión de Liz Truss
Para agilizar reemplazo los conservadores han cambiado las reglas: serán necesarios 100 votos para presentar candidaturas a primer ministro
Liz Truss ha dimitido y, según ella admite, se ha visto «incapaz de llevar a cabo el mandato» y cumplir lo prometido durante su campaña.
Reino Unido se queda sin primer ministro y está a punto de perder su Gobierno. Comienza ahora una especie de cuenta atrás. La pésima gestión de Truss dejó tan por los suelos la reputación del Partido Conservador que la oposición exige elecciones generales. Los tories se huelen la derrota, y saben que deben elegir a un nuevo líder cuanto antes.
Según dicta la normativa del Comité de 1922, entidad encargada de moderar los asuntos de liderazgo del Partido Conservador, la dimisión de un líder desencadena elecciones internas. Observamos este proceso hace poco: cuando Boris Johnson abandonó el cargo a principios de julio, Westminster pasó los dos meses siguientes contando los votos de los miembros del partido para elegir un sucesor.
Pero esta vez el Gobierno británico promete tener a su próximo primer ministro en apenas una semana, con fecha prevista para el viernes 28 de octubre.
¿Cómo pretenden tomar la decisión tan deprisa? Gracias a un cambio en las reglas. Sir Graham Brady, presidente del Comité de 1922, se presentó ante las cámaras poco después del anunció de Liz Truss para explicar que se habían acordado varias modificaciones en la normativa. Estas elecciones internas serán muy diferentes a las del verano pasado.
La votación anterior
El proceso para sustituir a Boris Johnson duró casi tres meses, desde el 13 de julio hasta el 5 de septiembre, y se dividió en seis rondas distintas. Participaron ocho candidatos, algunos de los cuales luego fueron a formar parte del Gobierno de Liz Truss: Jeremy Hunt, Nadhim Zahawi, Suella Braverman, Kemi Badenoch, Tom Tugendhat, Penny Mordaunt, Rishi Sunak, y la propia Truss.
Para superar cada eliminatoria, necesitaban un mínimo de 30 votos. Las rondas se sucedieron a intervalos regulares: la primera y la segunda, el 13 y 14 de julio respectivamente. La tercera, la cuarta y la quinta tuvieron lugar desde el 18 de julio, hasta el día 20. En ellas votaron tan solo los parlamentarios del Partido Conservador, que son 358.
La sexta y última ronda, en la que Rishi Sunak y Liz Truss se disputaron el duelo final, fue más larga. Duró todo el mes de agosto, porque sumaba los votos, por correo, de todos los miembros del partido repartidos por Reino Unido. Es decir: 172.437 personas.
Rápido y urgente
Ahora, sin embargo, la reputación del Partido Conservador está por los suelos, y no pueden permitirse otros dos meses de incertidumbre. Sobre todo porque Reino Unido necesita un buen capitán antes de hundirse del todo en la crisis económica provocada por el corto mandato de Liz Truss.
Pero puede que los parlamentarios no tengan ni que votar. Sir Graham Brady afirmó que esperaba que el partido se uniese y presentase a un único candidato consensuado por la mayoría.
Para ello, han establecido un límite eliminatorio mucho más alto que en las elecciones pasadas: un mínimo de 100 votos en la primera y probablemente última ronda. La fecha límite para nominar las candidaturas es este lunes 24 de octubre. Técnicamente, el ganador podría saberse ese mismo día.
En caso de haber dos finalistas, o hasta tres (es imposible que haya más), se sometería a votación, pero en principio no tendría que haberlos.
El lunes, tras cerrarse el plazo para presentarse a la votación, los candidatos podrán dirigirse a su electorado con un discurso corto y privado.
¿Elecciones generales?
Aún no ha desaparecido la posibilidad de que Reino Unido tenga elecciones generales. La fecha prevista para las próxima es enero de 2025, pero podrían adelantarse si el primer ministro así lo decide, o si la Cámara de los Comunes vota a favor de ello en una moción de censura.
Para desencadenar la moción haría falta apenas un voto de diferencia entre todos los miembros de los Comunes. Esto solo sucedería si varios conservadores votan en contra de su propio Gobierno, cosa poco probable pero no imposible.
Los mayores partidos de la competencia ya piden comicios a gritos, bajo pretexto democrático. Sir Ed Davey, líder de los Demócratas Liberales, afirmó que era hora de quitar al Partido Conservador y señaló que «hay mucha voluntad en el país para tener elecciones generales. Mover las sillas del Titanic no es lo que necesita Reino Unido».
Por su parte, Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacionalista Escocés, tachó de «ruina total» los últimos acontecimientos, y aseguró que una elección general era «imperativa democrática». Y Sir Keir Starmer, líder del Partido Laborista y probable ganador de estas hipotéticas generales, denunció que el país no podría permitirse «otro experimento a la cabeza del Partido Conservador».