246 días de guerra en Ucrania
Putin frena la evacuación de Jersón y ordena a las tropas rusas atrincherarse en la ciudad
Las tropas rusas no parecen dispuestas a regalar Jersón a los ucranianos.
Después de evacuar a los civiles -la mayoría deportados a Rusia sin billete de vuelta- y al personal administrativo venido de territorio ruso, los soldados del Kremlin se han atrincherado en la ciudad.
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Frente a las informaciones aparecidas en varios medios de comunicación y organismos de análisis de Defensa, Rusia no va a entregar Jersón sin luchar.
Más bien parece lo contrario. El Kremlin ha desplazado a la localidad situada a orillas del río Dniéper unidades de reclutas recientemente movilizados a los que les ha dado orden de atrincherarse en el entramado urbano y resistir.
Descubrir si lograrán convertir Jersón en un baluarte inexpugnable o si, por el contrario, las motivadas tropas ucranianas les pasarán por encima como una apisonadora, es cuestión de tiempo. La batalla se acerca y amenaza con ser una de las más duras de la guerra, a la altura de la batalla por Mariúpol o Severodonetsk.
Jersón es la única capital de provincia conquistada por Rusia en su ocupación de Ucrania. Se trata de una ciudad estratégica para Rusia, fundamental para garantizar el suministro de agua a Crimea y punta de lanza para cualquier futuro avance sobre Odesa.
El servicio de inteligencia ucraniano, sin embargo, cree que la orden de resistir y la fortificación de Jersón responde, como casi todas las decisiones tomadas por Putin en la guerra, a una estrategia propagandística de consumo interno más que a una verdadera voluntad de frenar el avance ucraniano.
Por el momento, el avance ucraniano se ha frenado lastrado por el avance del mal tiempo. El otoño ya ejerce todo su poder sobre el campo de batalla. Las abundantes lluvias registradas en las últimas horas han perjudicado a las tropas de Kiev, como se temía, y ha dado un respiro a los ocupantes rusos.
Aunque se espera que Ucrania recupere el empuje en cuanto pasen las lluvias, el contratiempo anuncia lo que podría pasar en invierno: la guerra experimentará un parón en ambos bandos y, cuando se reanuden las hostilidades en primavera, puede pasar cualquier cosa.