266 días de guerra en Ucrania
Ucrania prepara un invierno caliente: ¿cuáles son sus próximos objetivos?
Ucrania ha logrado un gran éxito estratégico y moral con la conquista de Jersón la semana pasada. La recuperación de la ciudad ha permitido al Ejército ucraniano ocupar una nueva posición estratégica desde donde avanzar militarmente hacia la expulsión del Ejército ruso de todo su territorio soberano.
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A pesar de que analistas de geoestrategia y defensa advirtieron que tras la caída de Jersón se produciría un bloqueo en todos los frentes con Rusia atrincherada en sus posiciones al sur del río Dniéper, lo cierto es que Ucrania no parece tener intención de detener sus ofensivas de cara al invierno.
En las últimas horas, se ha informado de que tropas ucranianas habrían realizado un desembarco anfibio en la península de Kinburn, lo que abriría una brecha en las líneas defensivas rusas.
Además, se ha informado también de operaciones anfibias a lo largo de varios puntos de la orilla oriental del río Dniéper al mismo tiempo que Rusia anunciaba la evacuación de la población civil en varias localidades de Donetsk y Lugansk.
En definitiva, no hay indicios de que las operaciones militares vayan a suspenderse con la llegada del invierno. Más bien lo contrario. Parece que se está gestando una nueva gran contraofensiva ucraniana de resultado incierto.
La sensación de derrota es imperante entre las comunidades militaristas rusos, conocidos como milibloguers.
En los últimos días, además de quejarse de que Volodímir Zelenski se pudiera pasear por la Jersón liberada sin que las tropas rusas hicieran siquiera el amago de lanzar un ataque durante la visita presidencial, advirtieron que Rusia parece no querer ganar la guerra, señaló el Institute for the Study of War.
Incluso los más fieles a Putin muestran una abierta disensión. El ultranacionalista, considerado el gurú político del presidente ruso, Aleksandr Duguin, responsabilizó al mismo Putin de la retirada en Jersón en un crítico mensaje difundido en Twitter, que borró posteriormente, donde llegó a desear, de forma muy velada, la muerte del inquilino del Kremlin.
Otro de los más insignes representantes de la propaganda ultranacionalista rusa, el líder del movimiento Estamos Juntos con Rusia, Vladímir Rogov, advirtió en la agencia estatal rusa TASS que Ucrania planea para los próximos meses una gran ofensiva para llegar al mar de Azov.
Lo cierto es que, una vez que ha caído Jersón, Ucrania podría plantearse un gran avance a lo largo de casi toda la línea del frente con tres grandes objetivos: mover la línea de contacto en el Jersón hasta la frontera natural con Crimea; conquistar la ciudad de Melitopol; y entrar de lleno en Lugansk con la conquista de Severodonetsk y Kreminna.
En todos esos puntos Rusia está acumulando tropas y fortificando posiciones, lo que va en consonancia con las informaciones que hablan de preparativos en el lado ucraniano para asaltar todas esas posiciones.
Mientras tanto, en el Kremlin se trata de contrarrestar la deprimida moral del ejército de milibloguers con supuestos planes de contraataques.
Esta misma semana está previsto que el presidente Putin se reúna con los miembros del Consejo de Seguridad de donde, según se ha dejado caer desde la portavocía del Kremlin, podría salir un importante anuncio sobre la guerra.
En las cancillerías occidentales, sin embargo, creen que Rusia tiene poco margen para cambiar la situación en el campo de batalla. El Kremlin estaría jugando la carta del bloqueo de los frentes y el desgaste de las tropas ucranianas al intentar asaltar el muro construido por Rusia tras las líneas.
De esa manera, en Moscú creen que Kiev se verá obligada a sentarse a negociar y realizar importantes concesiones territoriales.
«Los soldados no aceptarán negociaciones, acuerdos o soluciones de compromisos. Lucharemos hasta que nos quedemos sin fuerzas», declaró el comandante de las tropas ucranianas, el general Valerii Zaluzhny, durante una conversación telefónica con el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, el general Mark A. Milley.
El ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, cree que a medida que crezcan las pérdidas territoriales en Ucrania, Rusia irá bajando el listón de los requisitos para el reclutamiento y empleará de forma masiva carne de cañón como forma de frenar el avance ucraniano, aunque sea a costa de un coste insoportable de bajas entre sus soldados.
«Si necesitan más carne de cañón, eso es lo que harán». «La historia les recordará que Rusia puede ser brutal con los suyos», afirmó Ben Wallace.