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La estatua de Catalina la Grande en Odesa apareció vandalizada con una capucha de verdugo y una sogaAFP

268 días de guerra en Ucrania

Ucrania reniega de Catalina la Grande y se dispone a derribar su estatua en Odesa

Los habitantes de Odesa quieren desprenderse de su pasado ruso y han puesto el punto de mira sobre la estatua de la emperatriz que conquistó y colonizó el sur de Ucrania

Ucrania quiere desprenderse de todo su pasado ruso y soviético. Incluso aquellas ciudades más identificadas con el pasado imperial ruso, como la ciudad portuaria de Odesa, han dicho que se acabó y que la agresión de Vladimir Putin al país supone un punto de no retorno.

Los ucranianos están decididos a desprenderse de sus vínculos históricos, culturales e identitarios con el país que los bombardea, los tortura y los deporta.

Muchos ucranianos rusoparlantes han decidido comenzar a hablar únicamente en ucraniano. Aquellos partidarios de establecer puentes con Rusia miran ahora a Occidente. Y aquellas localidades en cuyas calles se alzaban orgullosos monumentos rusos y soviéticos ahora los están derribando.

Es el caso del monumento a la emperatriz Catalina la Grande en Odesa, cuyo reinado se desarrolló en el siglo XVIII. Desde hace días la estatua está cubierta por una bolsa de plástico negro mientras espera su inminente derribo.

A principios de mes, la estatua apareció vandalizada con una capucha de verdugo en la cabeza y una soga en la mano.

El monumento se inauguró en 2007 en medio de una fuerte controversia. El país atravesaba un período turbulento tras la Revolución Naranja. Muchas ciudades optaron por derribar sus monumentos soviéticos. Odesa, sin embargo, orgullosa de su protagonismo en el imperio de los zares, alzó una monumental estatua a Catalina la Grande.

Pero ahora, todo eso es historia que se quiere dejar atrás, sepultar y olvidar. El culpable, una vez más, es el presidente ruso Vladimir Putin y sus delirios imperialistas.

Catalina la Grande, informa el Kyiv Post, ocupa un lugar predominante en la retórica militarista de Putin.

La emperatriz fue quien expandió el territorio ruso hacia el sur de Ucrania y la península de Crimea. Inició una agresiva colonización de Ucrania y erradicó la autonomía de los cosacos ucranianos.

Con todo, el monumento a Catalina la Grande no ocasionaba grandes preocupaciones a los habitantes de Odesa hasta 2022. Según se afirma el Kyiv Post, antes del inicio de la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, los habitantes de Odesa aceptaban con orgullo su pasado imperial ruso.

Los bombardeos rusos sobre la ciudad a partir del 24 de febrero, el bloqueo del puerto, o los planes de ocupar la ciudad han borrado de un plumazo toda identidad rusa de los habitantes de la ciudad.

En la retina de los vecinos de la ciudad portuaria están grabadas las imágenes de los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas en aquellas ciudades que ocuparon –como Bucha o Izium– revelados tras el repliegue de los soldados del Kremlin.

Putin, sin embargo, ambiciona el puerto de Odesa por dos motivos: uno estratégico y otro propagandístico.

En cuanto al valor estratégico de la ciudad, si Rusia conquista Odesa cerrará el mar Negro a los barcos ucranianos y ahogará económicamente el Estado. Además, Rusia necesita Odesa para establecer un puente terrestre que una Rusia con la provincia moldava, ocupada militarmente por Rusia, de Transnistria.

En cuanto al valor propagandístico de la ciudad, Putin ha presentado Odesa como una plaza sagrada vinculada con la espiritualidad del pueblo ruso.

Para sostener todo ese entramado ideológico, Putin ha recurrido al antecedente histórico de Catalina la Grande, y creía contar con el fervor prorruso de los habitantes de Odesa.

Sin embargo, no ha encontrado complicidad entre los locales. Más bien lo contrario. Los vecinos se han sumado a la defensa del país y han mostrado su oposición y condena a la invasión rusa.

Y para mostrarlo, nada mejor que derribar el monumento a Catalina la Grande con el mismo entusiasmo con que lo levantaron.