Militares polacos fortifican la frontera entre Polonia y el enclave ruso de Kaliningrado
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A Occidente se le agota la paciencia con Ucrania: «Están destruyendo nuestra confianza en ellos»
Para los aliados occidentales de Ucrania, el incidente de la explosión de un proyectil en territorio polaco el martes está zanjado: se trata de un misil de la defensa antiaérea ucraniana que erró su objetivo y se precipitó del lado polaco de la frontera con Ucrania.
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Así lo afirmó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que aseguró que la explosión «la causó un misil de defensa ucraniano disparado contra los misiles de crucero rusos».
No obstante, exculpó a Ucrania: «No es culpa de Ucrania, Rusia es el último responsable. Lo que sucedió en Polonia es el resultado directo de la guerra en curso y la ola de ataques de Rusia. Ucrania tiene derecho a derribar esos misiles que tienen como objetivo las ciudades y la infraestructura ucraniana».
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se expresó en términos parecidos: «Es poco probable, debido a la trayectoria, que -el misil- se disparara desde Rusia».
El presidente de Polonia, el país afectado, Andrzej Duda, y su primer ministro, Mateusz Morawiecki, aceptaron la tesis del origen ucraniano del proyectil y descartaron solicitar la aplicación del artículo 4 del Tratado de Washington.
Pese a todo, las autoridades de Kiev no han dado su brazo a torcer e insisten en el origen ruso del misil que impactó en territorio polaco.
«No tengo ninguna duda de que no fue un misil nuestro. Creo que se trata de un misil ruso, en base a nuestros informes militares», afirmó.
En declaraciones al Financial Times, un diplomático de un país de la OTAN afirmó desde Kiev que «la situación se está volviendo ridícula. Los ucranianos están destruyendo nuestra confianza en ellos», lamentó.
En ese sentido, aseguró que «nadie culpa a Ucrania y, sin embargo, mienten abiertamente. Es más destructivo que el misil».
El enroque ucraniano en la tesis del origen ruso que impactó en Polonia da alas a la estrategia de Moscú de bloquear el conflicto todo lo que se pueda y resistir a las contraofensivas ucranianas con la esperanza de que el apoyo occidental a Kiev se debilite a lo largo del invierno.
