282 días de guerra en Ucrania
Sanna Marin muestra las vergüenzas de Europa en Defensa: «No somos lo bastante fuertes»
La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, se dejó de medias tintas y expuso abiertamente las carencias de la Unión Europea en materia de Defensa, carencias que han mostrado sus peores consecuencias con la guerra de Rusia en Ucrania.
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«No somos lo bastante fuertes. Si no fuera por Estados Unidos, nos encontraríamos en problemas», afirmó en un discurso pronunciado ante el Lowy Institute de Sydney. «Deberíamos preocuparnos por ser más fuertes», añadió.
«Tenemos que asegurarnos de construir las capacidades necesarias para garantizar la Defensa europea, la industria de Defensa europea, asegurarnos de que podemos hacer frente a cualquier tipo de situación», aseguró.
Como respuesta a una pregunta respecto a si China debería presionar a Rusia para que ponga fin a su política expansionista, Marin contestó que Europa no debería poner su confianza en regímenes autoritarios, un error que los países europeos cometieron con la seguridad energética.
«Durante mucho tiempo, Europa construyó una estrategia de acercamiento a Rusia, de comprar energía a Rusia. Pensábamos que esto evitaría una guerra», señaló. Sin embargo, esa estrategia se mostró como «completamente equivocada».
La primera ministra de Finlandia abogó por seguir respaldando a Ucrania con armamento y apoyo financiero durante el tiempo que sea necesario, y resaltó que Estados Unidos ha sido, en ese sentido, el gran apoyo del pueblo ucraniano.
Aún hoy está muy presente el recuerdo de la invasión soviética de Finlandia en 1939-1940 en una guerra muy similar al actual conflicto ucraniano que tuvo como resultado la pérdida de importantes territorios finlandeses, que aún hoy son territorios rusos.
Sin embargo, Marin reconoció que, hasta que Rusia invadió Ucrania, la opinión pública finlandesa era partidaria de forma mayoritaria de mantener relaciones cordiales y de cooperación con Rusia, además de mantener su neutralidad.
Fue a raíz de la brutal invasión y de los crímenes de guerra rusos cuando los finlandeses se mostraron de forma mayoritaria a favor de abandonar su neutralidad e incorporarse a la OTAN como medida disuasoria frente a la tentación rusa de acabar lo que no pudieron resolver en 1940.