Entrevista a Carolina Ribera, hija de la expresidente boliviana presa Jeanine Añez
«Mi madre lleva 640 días presa de la manera más injusta, ilegal e inhumana de la historia de Bolivia»
Carolina Ribera, hija de Jeanine Áñez, presidenta constitucional de Bolivia entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020, desarrolla un intenso activismo para obtener la liberación de su madre, presa desde marzo de 2021, y condenada en junio pasado a 10 años de cárcel.
«Mi madre», observa en la redacción de El Debate, «ha pasado por una etapa de salud muy complicada. Las acusaciones que se inventaron, las injusticias, sentirse en total indefensión y vulnerabilidad han perjudicado mucho su condición».
De paso por Madrid, Ribera celebra: «Gracias a Dios, ahora se ha levantado, se mantiene firme para seguir luchando por su libertad y por la democracia de todo mi país». Su legado, insiste Ribera, «no lo deja sólo a sus hijos, es también para toda Bolivia, porque ella sigue en el lugar que está: luchando por la democracia, por el Estado de Derecho, para que vengan mejores días a Bolivia y luego, al fin, podamos vivir en paz y tranquilidad».
–¿Cuando la vio por última vez?
–Hace mes y medio.
–¿No puede verla con más frecuencia?
–La veo una vez cada dos o tres meses. Mi madre es un trofeo para ellos. Lo hacen para dar un mensaje de miedo a toda la oposición, a todos lo que pensemos diferente. Yo soy la voz de mi madre afuera. Ella no tiene derecho a recibir libremente visitas, no tiene derecho a la salud, no le han permitido ir a un hospital ni cuando ha estado muy delicada y en riesgo su vida. La veo muy poco.
–En el reciente fallo del Tribunal Constitucional, que le deniega el amparo, se lee: «No existen elementos probatorios que acrediten que asumió [su madre]la Presidencia del Estado».
–Dicen que no fue presidenta. Y dicen también que no fue una presidenta constitucional, pero el actual presidente (Luis Arce) desempeña su cargo a raíz de la convocatoria a elecciones que mi madre realizó como presidenta de Bolivia. Es una incoherencia total.
–En todo caso es una broma pesada.
–Es un abuso, una arbitrariedad. No respetan la Constitución, no respetan las leyes, no respetan las normas, abusan de los derechos de los bolivianos. Lo que están haciendo con mi madre es un mensaje para decir «quien se anime a hacer algo en contra de nosotros va a sufrir estas consecuencias».
–¿Qué es lo que no le perdonan a su madre?
–No le perdonan a mi madre que asumiera la Presidencia de Bolivia cuando Evo Morales hizo fraude, renunció, abandonó el cargo y huyó del país. También renunciaron los que la precedían en la línea sucesoria. Hasta que llegó a mi madre como segunda vicepresidente del Senado. No le perdonan que ella haya tenido esa valentía.
–¿Cuáles eran los objetivos de Evo Morales?
–Quería convulsionar el país, generar una desesperación. Quería volver. Y sus planes fueron truncados porque mi madre asumió la Presidencia, pacificó el país y convocó elecciones.
–La oposición le reprochó a su madre que, en rigor, se autoproclamara.
–Hubo mesas de negociación en la que estaban líderes políticos y no estaba mi madre allí. Quiero aclarar que mi madre no estuvo en esas mesas: estaban líderes políticos, estaban líderes de la oposición, personas del Movimiento al Socialismo (MAS) representando a Evo Morales, estaba la Iglesia Católica, estaba un representante de la Unión Europea en Bolivia como canalizador. En esa reunión llamaron a mi madre y le dijeron que tenía que asumir la Presidencia porque, respetando la Constitución, le correspondía.
–¿El MAS se opuso entonces?
–No se presentaron a la Asamblea Legislativa. No quisieron presentarse, no cumplieron con lo que ellos habían acordado y había tanta convulsión que estábamos al borde de una guerra civil. Posteriormente, el Congreso avaló su Presidencia con más de dos tercios de los asambleístas. Entre ellos, varios que pertenecían al Mas. Y así hubo un Gobierno de 11 meses de mi madre. El Constitucional y el Órgano Judicial también avalaron su gestión.
–Se la vio junto a esos representantes en ceremonias oficiales.
-Mi madre inauguró el año judicial con todas las cabezas de los órganos constitucionales, incluidos los cuerpos legislativos y el Ejecutivo.
–Los abogados de su madre han decidido que el siguiente paso será una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). ¿Confía en esa instancia?
–Bueno, como boliviana, realmente es muy triste decir que en mi país no existe la justicia, no existe el Estado de derecho, no se respetan las leyes. Hemos agotado todas las instancias y toda la vía posible y lo único que nos queda es hacer una denuncia internacional. Espero y tengo la esperanza de que actúen de manera imparcial y como corresponde.
–¿Por qué razones, principalmente?
–Aquí no estamos hablando de un tema político: estamos hablando de un tema de humanidad, de una injusticia que vive una mujer que lo único que hizo en su momento fue cumplir con su deber y en el momento en que más lo necesitaba su país. Y ella lo hizo con mucha responsabilidad, mucha valentía y ahora está presa. Por eso es una injusticia, una ilegalidad. Mi madre lleva 640 días presa de la manera más injusta, ilegal e inhumana de la historia de Bolivia.
–Procesalmente tampoco se cumplió...
–Todos estos procesos contra mi madre, todos, son nulos. Ni siquiera debieron existir. Ella es expresidenta y como tal, no puede ser juzgada por tribunales ordinarios, tiene que ser enjuiciada por la Corte Suprema y defenderse en libertad.
Nunca hemos pedido impunidad, ni privilegio. Lo que pedimos es un juicio justo, que se respete el debido proceso, que se haga una investigación imparcial
–Hay sectores que les acusan de buscar impunidad.
–Nunca hemos pedido impunidad, ni privilegio. Lo que pedimos es un juicio justo, que se respete el debido proceso, que se haga una investigación imparcial y que mi madre si tiene que hacerlo, asuma aquella responsabilidad que le corresponda.
–¿Quién manda en Bolivia? ¿Evo Morales o Luis Arce?
–Ahorita hay una guerra campal entre ellos. Yo no sabría decirle si realmente están peleados, o si es un show, pero Evo Morales es el que la tiene presa a mi madre porque quiera lavarse la cara ante el fraude electoral que, ojo, fue descubierto y denunciado por la Organización de Estados Americanos.
–¿Y Arce?
–Arce está haciendo todas estas ilegalidades para lavarle la cara a Morales.
No solamente mi madre está presa, hay más de 146 presos políticos en Bolivia
–O sea que puede haber rivalidad entre Morales y Arce, pero se apoyan en momentos decisivos.
–Es lo que todos estos regímenes hacen. Ellos pueden estar peleados, pero en un momento se unen para ir en contra de la oposición y es lo que están haciendo ahora. Tampoco olvidemos que no solamente mi madre está presa, hay más de 146 presos políticos en Bolivia.
Ni en tiempos de Morales hubo tantos. Hay exfuncionarios del Gobierno de mi madre, policías, militares y jóvenes que lo único que hicieron fue salir a la calle a defenderse, a defender su voto.
Fue un cubano quien arrestó a mi madre, me amenazo e intentó amedrentarme
–¿Cuál es la dimensión de la presencia de venezolanos y cubanos en Bolivia?
–Forman toda una línea transversal. En Bolivia estamos perdiendo cualidades democráticas, se sigue la ruta de socialismo del siglo XXI. Yo soy testigo de que fue un cubano quien arrestó a mi madre, me amenazo e intentó amedrentarme.
–¿Un oficial de Inteligencia?
–Un oficial de inteligencia. Y cuando yo le decía que dónde estaba la orden de aprehensión, no contestaba nada. Le preguntaba por qué actuaba de manera tan ilegal o que me mostrase algo que lo identificara, alguna placa. No me decía nada.
–¿Se siente usted apoyada por España ?
–Me siento muy apoyada por España. En España siento una hermandad. Vox se ha pronunciado y ha llevado a esta causa como si fuera suya. Hermann Tertsch nominó a mi madre para el Premio Sájarov el año pasado y salió finalista.
–¿Y desde el Gobierno de España?.
–Desde el Gobierno de España todavía no he tenido ni un pronunciamiento, ni siquiera un acercamiento. Le pido, porque es obligación y deber de todo Gobierno democrático, que ayude a que se respete la democracia en todos los países de nuestras regiones.