Japón
El nuevo Japón olvida sus traumas del siglo XX y da el paso para ser una gran potencia militar
La capacidad de contraataque y la duplicación de su presupuesto de Defensa en Japón son avances notables, son cambios motivados por la protección, no por la ambición
Desde la Segunda Guerra Mundial la moderación militar ha supuesto la base de la política de seguridad nacional japonesa. Durante la Guerra Fría, los sucesivos gobiernos japoneses suprimieron la influencia del Ejército en la política y rehuyeron de una política militar.
Incluso Estados Unidos ha presionado a Tokio para hacer mayor gasto militar y algunos conservadores del Partido Liberal Democrático (PLD), dominante en el país, se mostraron partidarios de aumentar las capacidades de Defensa. Pero estos llamamientos chocaban con el concepto japonés de posguerra de «defensa defensiva», según el cual sus fuerzas armadas deben configurarse para la autodefensa y evitar las capacidades y misiones ofensivas.
Más información
La política de seguridad nipona era muy restrictiva, había creado tabúes y líneas rojas muy marcadas prohibiendo misiles de largo alcance, capacidades anfibias y portaaviones.
Pero se viven momentos de creciente amenaza. Ya Tokio había revisado ocasionalmente sus ideas sobre las funciones y capacidades defensivas frente a las ofensivas. Por ejemplo, después de que Corea del Norte probara un misil sobre Japón en 1998, Tokio decidió adquirir satélites militares, lo que antes consideraba una «militarización ilegal del espacio».
Japón cuenta ahora con pequeños portaaviones y un cuerpo de marines. Pero la política defensiva de la nación ha permanecido fija en líneas generales.
Japón ha dado el paso para convertirse en una potencia mundial en el terreno defensivo
Por eso, este 16 de diciembre ha sido una fecha histórica, porque Japón ha dado el paso para convertirse en una potencia mundial en el terreno defensivo, al aprobar cambios drásticos en su política de restricción militar de décadas de antigüedad.
Estas medidas suponen una profunda transformación. Durante años, los observadores de las relaciones internacionales han señalado que Japón tiene sin duda el potencial demográfico, económico y tecnológico para ser una gran potencia: desempeña un papel destacado en la gobernanza mundial, el desarrollo y muchos otros aspectos de la política internacional. Ahora también en seguridad y defensa.
Estrategia de seguridad nacional
En virtud de su nueva estrategia de seguridad nacional, Japón no sólo duplicará su gasto militar, añadiendo unos 315.000 millones de dólares a su presupuesto de Defensa en los próximos cinco años. También desarrollará una nueva capacidad de «contraataque» que le permitirá llevar a cabo ataques de represalia en territorio enemigo, un cambio notable respecto a su política anterior.
Los críticos de Pekín acusan a Japón de volver al militarismo de su oscuro pasado
En respuesta a este giró fundamental, los críticos de Pekín acusan a Japón de volver al militarismo de su oscuro pasado. Japón, sin embargo, ha mostrado gran responsabilidad: un líder mundial en gobernanza, desarrollo, tecnología, arte y cultura. Incluso con los cambios anunciados, su política de seguridad seguirá anclada en su alianza con Estados Unidos.
Lejos de embarcarse en el militarismo, Japón está reaccionando ante las crecientes amenazas regionales. Desde la perspectiva de Estados Unidos y sus socios, la nueva estrategia de seguridad nacional de Japón es un baluarte para los aliados occidentales en el extremo Oriente aumentando su contribución a la seguridad regional.
Los nuevos riesgos y los formidables desafíos en Asia son los responsables del cambio histórico de Japón.
El caso de China
China está llevando a cabo una importante acumulación de armas convencionales y nucleares. Aviones y buques militares chinos realizan frecuentes incursiones militares en aguas japonesas y alrededor de islas disputadas con Japón. Pekín amenaza cada vez más a Taiwán, cuya democracia celebra Japón y cuya autonomía considera crucial para su propia seguridad.
A medida que crecen las amenazas militares de China, su gobierno aviva el nacionalismo antijaponés, haciendo hincapié en las atrocidades cometidas por Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Corea del Norte también se ha vuelto más amenazadora. Ha aumentado el ritmo de las pruebas de misiles: ha realizado 86 pruebas este año, en comparación con los cursos anteriores. Los ciudadanos japoneses se están acostumbrando a escuchar sirenas chillonas y anuncios que les dicen que se refugien, mientras los misiles norcoreanos navegan por su espacio aéreo.
Desde 2006, Pyongyang ha realizado seis pruebas nucleares, y los expertos advierten de la posibilidad de una séptima. De un arsenal que solía contener sólo un puñado de pequeñas bombas de fisión, Corea del Norte está haciendo verdaderos progresos hacia el desarrollo de armas termonucleares mucho más potentes, y recientemente ha cambiado su doctrina nuclear para permitir ataques preventivos y el uso de armas nucleares tácticas en el campo de batalla.
Los dirigentes japoneses temen que las actuales defensas antimisiles de Japón no sean suficientes por lo que están recurriendo al concepto de contraataque
La creciente capacidad de misiles de China y Corea del Norte está llevando a Tokio a pasar de depender únicamente de la defensa antimisiles a adoptar también capacidades de «contraataque». En caso de guerra en Corea o Taiwán, el adversario probablemente apuntaría a bases japonesas para derribar aeródromos clave utilizados por las fuerzas estadounidenses.
Dado el aumento de las capacidades de misiles tanto en China como en Corea del Norte, los dirigentes japoneses temen que las actuales defensas antimisiles de Japón no sean suficientes por lo que están recurriendo al concepto de contraataque.
La capacidad de contraataque y la duplicación de su presupuesto de defensa en Japón son avances notables, son cambios motivados por la protección, no por la ambición. Al menos desde la perspectiva de Estados Unidos y sus socios, los movimientos defensivos de Japón son la mejor noticia para mantener la seguridad en Asia.