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317 días de guerra en Ucrania

Un nuevo error de Putin: el alto el fuego de Navidad

No va a ayudar a Putin a mejorar la situación de sus tropas sobre el terreno, ni a lavar su imagen de cara al público occidental, ni a cohesionar a la opinión pública de su país. ¿Por qué lo ordena entonces?

Aparentemente a petición del belicoso Patriarca de Moscú —en una iniciativa que pocos dudarán que ha sido teatralizada por ambos socios— el presidente ruso ha ordenado a sus fuerzas un alto el fuego unilateral de 36 horas para conmemorar la Navidad en las fechas en que se celebra en el calendario ortodoxo.

No es la primera vez que Putin habla de alto el fuego en Ucrania. A finales de marzo del año pasado, cuando fracasó el asalto a Kiev, el presidente ruso «ofreció» un alto el fuego a cambio de que Ucrania cumpliera los objetivos de la «operación militar especial» y, en particular, cediera a Rusia la península de Crimea, el Donbás y los territorios recién conquistados.

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En esta ocasión, el presidente ya no se dirige directamente a su enemigo, sino que «ordena» a sus fuerzas el mencionado alto el fuego unilateral.

Ahora Putin sabe que Ucrania no le tiene miedo

Las formas, desde luego han cambiado y hay dos buenas razones para ello. La primera es que ahora Putin sabe que Ucrania no le tiene miedo. No caben, pues, ofrecimientos o exigencias. Ya no hay nada que pueda imponer a Zelenski, ni acordar con él más allá de la retirada del ejército ruso a sus propias fronteras.

Por eso y para evitarse la humillación de tratar con un líder a quien desprecia y al que no puede derrotar, cada vez se siente menos inclinado a tratar de nada con su enemigo. Sin duda, le parece más digno simular que su lucha es contra los EE.UU., aunque no haya nada en el derecho internacional humanitario que equipare el suministro de armas a la beligerancia.

¿Por qué se produce este tercer intento de alto el fuego?

Con independencia de las nuevas formas, ¿por qué se produce este tercer intento de alto el fuego? Cabría aventurar la posibilidad de que haya sido el espíritu de la Navidad, muy vivo en el corazón del bondadoso líder ruso, quien haya inspirado un intenso deseo de paz en el alma generosa de un cristiano ejemplar como él. Pero, sinceramente, a mí me daría vergüenza analizar esta hipótesis. Dejaré la tarea para los admiradores de Putin que, además de parecer inasequibles al desaliento, están ya acostumbrados a lidiar toros de esta ganadería.

Si busca ventajas, no las va a conseguir, porque las noticias que llegan del frente, de uno y otro lado, sugieren que el alto el fuego no vale más que un papel mojado

Si no es la fe, será el cálculo de coste-beneficio lo que mueve a Putin. ¿Busca el líder ruso ventajas tácticas con el breve alto el fuego? No puedo contestar a esta pregunta sin especular. Nadie sabe bien como razona un tirano como él, que no está obligado a dar explicaciones a nadie y, a menudo, parece aislado de las complejidades del mundo real. Lo que sí podemos asegurar es que, si busca ventajas, no las va a conseguir, porque las noticias que llegan del frente, de uno y otro lado, sugieren que el alto el fuego no vale más que un papel mojado.

El terreno de la información

Descartado el campo de batalla, donde el nivel de actividad es similar al de cualquier otro día, es probable que sea en el terreno de la información donde Putin busca obtener algún beneficio. Pero tampoco la va a conseguir. Todas las iniciativas del Kremlin para mejorar su imagen tropiezan con la misma piedra.

Putin quiere aparecer como razonable ante occidente e implacable ante los halcones que le rodean

Por desgracia para él, en el ámbito de la propaganda hay dos esferas diferentes, la exterior y la doméstica. El mensaje que necesita transmitir a uno y otro público es, muchas veces, diametralmente opuesto. Putin quiere aparecer como razonable ante occidente e implacable ante los halcones que le rodean, y en un mundo dominado por la internet, ni siquiera la férrea censura rusa es capaz de ocultar las contradicciones.

Símbolo de debilidad

¿Cómo ve el mundo occidental el alto el fuego de Navidad? Si juzgamos por las declaraciones de sus líderes, la iniciativa rusa se interpreta como un símbolo de debilidad. Es un intento de «ganar tiempo para reagrupar sus tropas y tratar de restaurar su reputación internacional, gravemente dañada.» dice Borrell.

Se trata de una «tapadera para detener, al menos brevemente, el avance de nuestros hombres en el Donbás y acercar equipos, municiones y hombres movilizados a nuestras posiciones.» asegura Zelenski. Para Biden, Putin está «intentando encontrar algo de oxígeno.»

Todos los demás líderes occidentales se expresan de forma parecida. Los conspiranoicos encontrarán la coincidencia sospechosa y pensarán que se trata de una respuesta orquestada. Para los demás, la verdad, habría sido difícil esperar otra cosa. Sobre todo porque lo que dicen es bastante obvio. Tiene, por ello, más interés analizar lo que ocurre en Rusia.

En la prensa doméstica el alto el fuego apenas se comenta

Tratándose de una medida cosmética de cara al exterior, en la prensa doméstica el alto el fuego apenas se comenta. La primera noticia de Izvestia hoy es el pronóstico esperanzador de que el ejército ucraniano recibirá la orden de retirarse de Soledar —una pequeña ciudad del frente, próxima a Bajmut— en un «futuro próximo». Si acaso, puede apreciarse un curioso matiz en el titular diario de daños causados al enemigo: «En la república de Donetsk, Ucrania perdió más de 20 soldados por el fuego de respuesta en un día.»

Mucho más interesante es el análisis de la opinión del influyente círculo de blogueros militares rusos. Los más cercanos al poder, se muestran escépticos. Poco antes de la entrada en vigor del alto el fuego publicaba uno de ellos: «Recibimos informes de que hemos roto la defensa ucraniana cerca de Soledar. Me pregunto si las tropas rusas obedecerán la orden de parar a 1200 para dar a los ucranianos tiempo para rezar.» Por lo que sabemos, parece ser que no lo hicieron.

La posición de los bloqgueros

Otros blogueros, más críticos con la conducción de la guerra —algo que se esfuerzan por separar de la crítica personal a Putin, que les llevaría a la cárcel o al exilio— aseguran que los soldados rusos están contra la tregua. Ellos lo que quieren es, en palabras de uno de los más aguerridos, «matar a toda persona vestida con el uniforme del enemigo, sin importar el género o las circunstancias que hayan forzado a esos subhumanos (sic) a llevarlo.»

Quien parece haber sido en su día un buen espía soviético le viene grande el traje de estadista y se pierde completamente en el de líder de un país en guerra

Parece, en definitiva, que el alto el fuego de Navidad no va a ayudar a Putin a mejorar la situación de sus tropas sobre el terreno, ni a lavar su imagen de cara al público occidental, ni a cohesionar a la opinión pública de su país. ¿Por qué lo ordena entonces?

A falta de explicaciones del propio líder ruso, cada uno puede tener su propia opinión. Lo que a mí me sugiere la larga cadena de errores tácticos y estratégicos cometidos por Putin en la Guerra de Ucrania, de la que este alto el fuego es un eslabón más, es que a quien parece haber sido en su día un buen espía soviético le viene grande el traje de estadista y se pierde completamente en el de líder de un país en guerra.