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El presidente ruso, Vladímir PutinAFP

326 días de guerra en Ucrania

Estos serán los objetivos de Putin para la próxima ofensiva rusa en primavera

La duda está en si las fuerzas rusas contarán con la capacidad para afrontar nuevas ofensivas a gran escala, con unas tropas diezmadas y unos reclutas sin apenas formación

Con la conquista de Soledar por parte de las tropas rusas, confirmada por el Kremlin el viernes, las operaciones ofensivas podrían detenerse en Ucrania, o bajar de intensidad de forma notable, hasta el final del invierno.

Será con la primavera cuando ambos bandos encuentren ventanas de oportunidad para realizar nuevos progresos.

Por parte de Ucrania, las opciones son varias: desde un intento de avanzar por Zaporiyia hacia Melitopol, un cruce del río Dniéper hacia el sur de Jersón, o una ofensiva por el norte de Lugansk.

Rusia, impulsada por la conquista de Soledar, tratará sin duda de embarcarse en una nueva gran ofensiva.

Según el alto mando ucraniano, las fuerzas rusas seguirán avanzando por Donetsk con el objetivo de conquistar las áreas de la región que no controlan. Lo mismo en Zaporoyia, donde Rusia podría trata de ocupar los límites fronterizos de la región.

Según el subjefe del estado mayor ucraniano, Oleksii Hromov, estos dos ejes son donde más probablemente se produzcan nuevas ofensivas rusas en un futuro inmediato, señaló el Kyiv Independent.

Frente a las tesis que hablan de una nueva intentona de conquistar Kiev desde Bielorrusia, Hromov cree que la atención habría que ponerla en Donetsk y Zaporiyia.

No obstante, insistió en que «el principal objetivo del enemigo sigue siendo la toma de todo el territorio de nuestro país y la destrucción del Estado de Ucrania».

La duda está en si las fuerzas rusas contarán con la capacidad para afrontar nuevas ofensivas a gran escala, con unas tropas diezmadas y unos reclutas sin apenas formación.

Rusia, no obstante, cuenta con dos ventajas de las que carece Ucrania y que podrían marcar la diferencia en el resultado de esta guerra de desgaste en la que se ha convertido la guerra de Ucrania: recursos humanos casi ilimitados e inagotables reservas de municiones.

Aunque mal entrenados, desmotivados y mal dirigidos, Rusia tiene una población lo suficientemente grande como para mandar oleadas de soldados sin fin a la muerte en las trincheras sin importar las escandalosas cifras de bajas.

Por muchos soldados que mueran, el Kremlin puede seguir ordeñando las empobrecidas regiones del extremo oriente ruso y de las estepas de Asia central para lograr nuevos combatientes que morirán prácticamente sin pegar un tiro, pero que seguirán agotando poco a poco las capacidades del Ejército ucraniano.

Por el contrario, las cifras de muertes igualmente grandes en el Ejército ucraniano llegarán a poner en un aprieto a las fuerzas ucranianas ante la incapacidad de lograr relevos.

Además, Ucrania dependen totalmente de las armas que le envían sus aliados occidentales para poder mantener la resistencia.

Si la guerra dura demasiado, ese apoyo se podría acabar y el Ejército ucraniano no tardará en quedarse sin armamento.