338 días de guerra en Ucrania
La «tortura» de los enfermos en Ucrania para mantener sus respiradores en funcionamiento
Valentin Mozgovi no puede respirar por sí mismo y, en plena guerra de Ucrania, mantener su respirador en marcha durante los apagones se ha convertido en una cuestión de vida o muerte.
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Los apagones recurrentes provocados por los ataques de misiles rusos aterrorizan a decenas de miles de ucranianos que dependen de la electricidad para mantener en funcionamiento sus equipos médicos.
«Como puede ver, está vivo. Eso significa que hemos superado el problema», afirmó a la Afp su esposa, Liudmila Mozgova, desde un apartamento de Kiev.
En octubre empezó la ola de ataques rusos contra las infraestructuras energéticas. Durante el primer gran apagón, Valentin tuvo que respirar por sí solo durante diez insoportables minutos. «La forma en que respiraba daba miedo. ¡No sabíamos qué hacer!», cuenta su mujer.
Cuando los apagones empezaron a estar a la orden del día, los Mozgovi se tuvieron que adaptarse. «Su cuerpo no se mueve, pero su mente es muy brillante, da muchos consejos. Es nuestro capitán», añade.
La mujer instaló un sistema de almacenamiento de energía y baterías adicionales para el respirador y para el colchón de su marido, pero por muy preparados que intenten estar, la situación es precaria.
«Ojalá hubiera un poco de estabilidad para saber cuándo habrá electricidad y tomar una decisión sobre cómo arreglárnosla», añadió la mujer.
Mozgova se ha dado cuenta de la suerte que tienen de poder permitirse el equipo necesario para mantener con vida a su marido. «Era muy caro, pero nuestros hijos nos ayudaron. Ni siquiera sé qué consejo dar a los que no tienen dinero», aseguró.
En Ucrania, decenas de miles de personas necesitan electricidad para seguir con vida, explica Irina Koshkina, directora ejecutiva de la ONG SVOYI, que atiende a pacientes en cuidados paliativos.
«Si de repente todas esas personas no pudieran utilizar sus respiradores y acudieran al hospital al mismo tiempo, nuestro sistema médico colapsaría», agregó.
Después de tres meses de apagones, Tetiana Venglinska no tuvo más remedio que hospitalizar a su madre de 75 años, que necesita estar conectada en todo momento a un dispositivo que le suministra oxígeno debido a su cáncer de pulmón.
Sentada en la esquina de la camilla de su madre en un hospital de Kiev, Tetiana explica que para garantizar el funcionamiento del dispositivo tuvieron que reducir la cantidad de oxígeno que suministra.
«Para mi madre fue una tortura», cuenta Venglinska, «imagínese reducir tres veces el aporte de oxígeno». «Mi marido tenía miedo de entrar en su habitación cada vez, no sabía si mi madre estaba viva o si se había asfixiado», admitió.
La noche del 17 de diciembre, el apagón duró más de 10 horas. Cuando se agotaron todas las fuentes de energía y quedaban 40 minutos de batería en el respirador, Venglinska llamó a una ambulancia privada para hospitalizar a su madre.
Esta decisión salvó la vida de su madre, puesto que la casa de Venglinska estuvo sin electricidad durante los siguientes cuatro días y «sin duda, habría muerto», añadió la hija.