La nueva estrategia de guerra de Putin que justifica los cambios en Defensa de Ucrania

Finalmente, la tensión en el ministerio de Defensa ucraniano ha sido excesiva y la cuerda se ha roto. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, decidió relevar a su ministro de Defensa, y amigo, Oleksii Reznikov.

A pesar de la trama de corrupción relacionada con el sobrecoste de los suministros al Ejército ucraniano –que se ha llevado por delante a varios altos cargos del ministerio–, la salida de Reznikov se ha justificado desde un punto de vista militar.

El portavoz parlamentario de Siervo del Pueblo, partido del presidente Zelenslki, David Arakhamia, aseguró que la crisis de gobierno se debe a una necesidad de «fortalecer y reagrupar» a las fuerzas ucranianas ante la nueva etapa del conflicto que se inicia.

Ucrania atraviesa una complicada situación con el sitio de la ciudad de Bakhmut, en Donetsk, y se prepara para frenar una inminente y masiva ofensiva rusa en toda la línea del Donbás.

Su sucesor, de hecho, será un peso pesado del alto mando ucraniano: el jefe del GUR (servicios de inteligencia militar de Ucrania), general Kyrylo Budanov.

El general Budanov, de 37 años, ha tenido un perfil relativamente bajo durante este primer año de guerra. Sin embargo, él ha sido el artífice de la estrategia de resistencia frente a la invasión rusa.

Entonces casi nadie le creyó, pero desde aquel momento se ha convertido en la mano derecha del presidente Zelenski.

A él se le atribuyen logros tan importantes como el hundimiento del crucero ruso portamisiles, y buque insignia de la Flota del Mar Negro, Moksva, o el ataque contra el puente de Crimea, además de un sinfín de acciones en la retaguardia rusa con un sello inconfundible de los servicios del GUR.

En una reciente entrevista a The Washingotn Post Budanov hizo más declaraciones sorprendentes: en contra de lo indicado por el Pentágono, que señaló que la conquista de Crimea por parte de Ucrania es prácticamente imposible, insistió en que la recuperación de Crimea sigue siendo el objetivo esencial.

Incluso se atrevió a fijar una fecha: Antes del verano. «Recuperaremos Crimea. Todo comenzó en Crimea en 2014 y todo terminará allí».

Con toda esta información, no es descabellado que el caso de corrupción en el ministerio de Defensa sea la excusa para situar al frente a un perfil más adecuado en un nuevo momento de la guerra.

Tanto el gobierno ucraniano –a partir de informes del GUR– como sus aliados occidentales, dan por seguro el lanzamiento de una gran ofensiva rusa en el este de Ucrania que podría comenzar en las próximas semanas.

La urgencia para enviar tanques modernos occidentales y otros sistemas tanto ofensivos como defensivos al Ejército ucraniano, se justificaría por la información creíble de que Rusia ha concentrado cientos de miles de nuevos soldados y se dispone a lanzarlos sobre Ucrania.

Tras la retirada de Jersón, puso al «general Armagedón», Sergei Surovikin, al frente de sus tropas en Ucrania e inició una sistemática campaña de bombardeos contra las ciudades ucranianas para destruir su infraestructura eléctrica y minar la voluntad de los civiles ucranianos.

Al mismo tiempo, estableció una pausa en sus agotadas tropas, que adoptaron un perfil bajo, y dio el protagonismo a los mercenarios del Grupo Wagner, que llevaron la voz cantante en el frente de Bakhmut-Soledar.

Conquistada la plaza de Soledar, Putin apartó al incómodo Grupo Wagner, nombró a su jefe de Estado Mayor, general Valery Gerasimov, nuevo comandante del Grupo Conjunto de Tropas en Ucrania y se preparó para el golpe final.

Según el GUR, todo está preparado: Rusia está lista para la nueva acometida, y el Kremlin espera que sea la definitiva.

Para Kiev, el general Budanov es el hombre adecuado para frenar a Putin y echar por tierra sus planes ultimados al detalle durante meses.

Reznikov, a Industria

Con todo, Reznikov no saldrá del gobierno, y su nombre suena con fuerza para ocupar el ministerio de Industria, un puesto que, según declaró en la televisión ucraniana ICTV, tiene intención de rechazar.

La salida de Reznikov del ministerio de Defensa se produce después de una cascada de dimisiones y destituciones en el ministerio y en el Ejército ucraniano tras el escándalo de corrupción en relación con los sobrecostes en los suministros a los soldados ucranianos.

El escándalo no implicaría directamente a Resnikov, pero su credibilidad quedó seriamente comprometida después de que varios de sus más estrechos colaboradores hayan sido imputados.

Él ha rechazado su implicación en ningún caso de corrupción: «El estrés que he soportado este año es difícil de medir con precisión. No me avergüenzo de nada», afirmó el pasado domingo en una conversación con periodistas.

Su carisma, su capacidad de empatía, y su firmeza al defender la soberanía ucraniana, hizo de Oleksii Reznikov uno de los rostros más populares y conocidos del gobierno ucraniano.

Él fue el que encabezó a comienzos de la guerra la mesa de negociación con Rusia con mediación turca que trató de buscar un alto el fuego, y su trabajo diplomático fue clave para lograr el envío internacional de armas al Ejército ucraniano.