El Debate en Irán
De la cárcel a la redacción, una historia del periodismo independiente en Irán
El Debate visita la redacción del diario reformista iraní Ham Mihan, un día después de que una de sus periodistas haya sido puesta en libertad
El diario reformista iraní Ham Mihan se transforma repentinamente en una fiesta. Gritos, silbidos y aplausos retumban por la pequeña redacción del periódico, algunos de los periodistas ahí presentes no son capaces de contener las lágrimas. La emoción y la alegría inundan el ambiente. El motivo, una de sus redactoras, Elnaz Mohammadi, pisa por primera vez la pequeña redacción del diario, tras haber estado dos semanas en prisión.
El confeti vuela, mientras que los compañeros de Elnaz se abalanzan hacia ella y todos se funden en un intenso abrazo. Una escena que, desgraciadamente, en el Irán de los ayatolás se repite bastante a menudo en los medios de comunicación, sobre todo, en aquellos que tienen un perfil más reformista y crítico con el régimen.
Elnaz llega al periódico algo descolocada, y es que hacía apenas un día que había salido de prisión. Su aspecto denota agotamiento, pero la alegría es tal, que no puede dejar de dar las gracias a sus compañeros, que le obsequian con un ramo de flores de todos los colores. Elnaz, vestida en tonos grisáceos y sin el hiyab, prefirió, por miedo a las represalias, no dar declaraciones a este periódico.
El diario Ham Mihan anunció la liberación de la jefa de redacción de Sociedad con su foto en primera plana. Pero, aunque Elnaz disfrute de la libertad, su hermana Elaheh, redactora del mismo diario, continúa en prisión desde el pasado mes de septiembre. Elaheh fue una de las primeras periodistas que cubrió el caso de Mahsa Amini, cuya muerte, tras ser detenida por la Policía de la Moral por llevar mal puesto el velo, desató las protestas de los últimos meses.
El mero hecho de contar la historia de Amini, le sirvió a Elaheh para ser acusada por la justicia iraní de «propaganda contra el sistema» y «conspiración contra la seguridad nacional». Desde finales de septiembre se encuentra en la cárcel de Evin, en Teherán. Su hermana sigue luchando por su liberación, pero, entre los amnistiados por el Gobierno con motivo del 44º aniversario de la República Islámica, no figuraba Elaheh.
«El periodismo independiente en Irán no es un trabajo ordinario o normal, ni en términos emocionales ni psicológicos ni financieros», aclara Mehdi Afrazmanesh, redactor jefe de Ham Mihan, a El Debate. Pero defiende, entre taza de té y taza de té, que en la República Islámica los periodistas que intentan esquivar la censura del régimen «acaban encontrando la manera».
Mientras que aún se escucha alguna carcajada al otro lado de la redacción, donde Elnaz y sus compañeros siguen compartiendo historias, Ahmad Zaidabadi, actual asesor del diario Ham Mihan, cuenta a este periódico, entre risas, que él ha pasado tantas veces por la cárcel, que no lleva ni la cuenta. «En la actualidad, se nos permite criticar al Gobierno por algunas de sus políticas y prácticas», pero, matiza: «Hay líneas rojas que no se pueden traspasar como, por ejemplo, temas de corrupción, violación de los derechos humanos o asuntos relacionadas con la seguridad nacional».
Los periodistas que se atreven a traspasar esas líneas rojas son acusados, generalmente, de tener relación con gobiernos extranjeros hostiles o de ser espías. Zaidabadi admite que los últimos meses «han sido difíciles», a causa de las protestas, pero que, por otra parte, ha servido para que salgan a la luz temas tabús para el régimen de los ayatolás, como los derechos de las mujeres.
A medida que el té se va quedando frío, la conversación llega a su fin. Zaidabadi ojea en su portátil la página web de The Jerusalem Post –un medio israelí–, Afrazmanesh teclea de vez en cuando en su antiguo ordenador. Ambos se miran y a modo de conclusión coinciden en definir la situación de su profesión en la República Islámica con una frase: «El periodismo en Irán es como caminar sobre un campo de minas».