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Yevgeniy Prigozhin Grupo Wagner

El oligarca y fundador del Grupo Wagner, Yevgeniy PrigozhinAFP

361 días de guerra en Ucrania

El misterio del fundador del Grupo Wagner: ¿es Prigozhin un aliado o una amenaza para Putin?

Yevgeny Prigozhin ha cruzado varias líneas rojas en su lucha por ganar posiciones de poder en el Kremlin y se ha ganado muchos y poderosos enemigos en el régimen de Putin

El líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, es uno de los personajes más intrigantes de la esfera de influencia del Kremlin que ha dado a luz la actual guerra en Ucrania.

Prácticamente un desconocido a nivel internacional antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022, Prigozhin –que era conocido sólo por ser el «chef de Putin», por su negocio de catering que suministraba al Kremlin– negó hasta hace poco tiempo ser el fundador y máximo líder del grupo de mercenarios responsable de un sinfín de crímenes de guerra en varios países del mundo.

Prigozhin comenzó a adquirir notoriedad con la intervención rusa en la guerra de Siria, la anexión de Crimea en 2014 y la guerra del Donbás en 2015.

Los conflictos en los que se vio involucrada de forma directa o indirecta la Federación Rusa abrieron una ventana de oportunidad para su idea de negocio de seguridad privada.

El Grupo Wagner pronto se convirtió en la punta de flecha del Kremlin para intervenir en conflictos extranjeros según sus intereses sin tener que involucrar al Ejército ruso.

Por medio de los mercenarios Wagner, Rusia extiende su influencia por África y Oriente Medio. Los wagnerianos están presentes en Siria, en Libia, en Mali, en Burkina Faso, en República Centroafricana, entre otros países.

La justificación oficial es que están al servicio de los gobiernos nacionales para luchar contra el terrorismo y ayudar a afianzar la seguridad del los Estados en contextos de gran inestabilidad.

La realidad es que, mediante el Grupo Wagner, Putin se asegura de controlar los conflictos regionales a su voluntad y afianzarse el control de los recursos naturales de los países.

En la República Democrática del Congo, por ejemplo, o en la República Centroafricana, Wagner controla la explotación de minas de diamante, oro o tierras raras, cuyos beneficios engrosan exclusivamente los bolsillos del Grupo Wagner y del Kremlin.

En ese contexto, Prigozhin ha construido un imperio de seguridad. Sus servicios y el de Wagner se han convertido en estratégicos para los intereses de Rusia.

Prigozhin también reconoció hace unos días que es él el que está detrás de los ejércitos de bots y trolls que manipularon la opinión pública por medio de campañas de intoxicación masiva en redes sociales y medios de comunicación para influir en el proceso electoral que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, o en el referéndum del Brexit a favor de la ruptura de la Unión Europea.

Pero la guerra de Ucrania actual ha sido el trampolín definitivo de Prigozhin. En medio de los errores cometidos por el Ejército ruso y su debacle en los repliegues de Kiev, Jarkov y Jersón, Prigozhin presume de que sus Wagner son los únicos que consiguen victorias para Rusia en Ucrania.

Sus ataques al alto mando ruso y a políticos del Kremlin son constantes. Su enfrentamiento con los generales rusos es abierto y notorio.

Se le ha acusado de tratar de crear estructuras paralelas al Estado ruso y un ejército propio independiente del Kremlin.

Ha tenido enfrentamientos con el gobernador de San Petersburgo, Alexander Beglov, y con diputados de la Duma, que lo acusan de tratar de avanzar posiciones para una futura sucesión de Putin en el Kremlin.

Sin embargo, en un análisis de The Moscow Times, firmado por la analista de R.Politik Tatiana Stanovaya, se señala que la influencia de Prigozhin es nula en el Kremlin.

Según el diario independiente moscovita, el líder de Wagner no tiene acceso directo a Putin y si el presidente le ha dado espacio es porque, ante el derrumbamiento del Ejército ruso, necesitaba una fuerza de choque con experiencia en combate que permitiera ganar tiempo para reconstruir las fuerzas rusas en Ucrania.

Últimamente, sin embargo, Prigozhin habría cruzado varias líneas rojas, apunta Stanovaya en The Moscow Times. Ha tratado de crear una red diplomática propia al margen del Ministerio de Exteriores en aquellos países donde actúan sus mercenarios.

También ha prometido, sin tener facultades para ello, indultos a criminales convictos en cárceles rusas si aceptaban combatir en Ucrania en las filas rusas, una medida que al gobierno ruso no le ha quedado más remedio que aceptar.

Finalmente, el hartazgo en el Kremlin con Prigozhin y Wagner ha llegado a su tope. El jefe del Estado Mayor ruso, general Valery Gerasimov, y el ministro de Defensa, Sergei Shoigu –blancos predilectos de los ataques verbales de Prigozhin– lograron convencer al presidente ruso para que le corte las alas.

Según The Moscow Times, el Kremlin está, en cierto modo, atado de pies y manos mientras sigua dependiendo del Grupo Wagner para evitar que se desmoronen las líneas rusas.

Precisamente, señala The Moscow Times, el FSB ha puesto a Prigozhin y al Grupo Wagner lleno de delincuentes convictos en su punto de mira.

El líder de Wagner se ha ganado muchos y poderosos enemigos dentro del régimen de Putin en su estrategia por resquebrajar el poder de Shoigu y Gerasimov y lograr su objetivo de hacerse con el control de la seguridad del Estado como paso previo para suceder a Putin en el Kremlin.

Hasta hace poco visto como el principal aliado del líder ruso en la guerra de Ucrania, Prigozhin es visto ahora como un peligro, lo cual explicaría la obsesión del Grupo Wagner en ser ellos los primeros en plantar la bandera rusa en el centro de Bajmut. Solo una gran victoria del Grupo Wagner en Ucrania puede librar a Prigozhin de las consecuencias de desafiar a la maquinaria de poder del Kremlin.

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