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Partidarios del Movimiento Nacional por el Pueblo participan en una protesta antigubernamental frente al edificio de la Ópera Nacional en Chisinau, Moldavia

Partidarios del Movimiento Nacional por el Pueblo en Chisináu, MoldaviaEFE

362 días de guerra en Ucrania

Objetivo Moldavia: Rusia calienta las calles para forzar un gobierno leal a Putin

Miles de protestantes prorrusos salieron a las calles este domingo pidiendo la destitución de la presidenta moldava por la mala situación económica

El aumento de los precios de la energía y la escasez de productos de primera necesidad en Moldavia han creado el caldo de cultivo perfecto para los grupos prorrusos que abogan por la caída del Ejecutivo de Maia Sandu. Este domingo, miles de manifestantes tomaron las calles de Chisináu, la capital moldava, exigiendo la destitución de la actual presidenta.

Según apuntan algunos medios, la protesta fue organizada por el Movimiento por el Pueblo, un grupo con ideales a fines a Rusia y apoyado por el partido opositor Shor. Días previos a la concentración, Sandu aseguró que Moscú había organizado un complot para derrocar a su Gobierno. Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, compartió las mismas preocupaciones que la presidenta moldava.

En una reunión en Múnich este fin de semana, Blinken subrayó que desde Washington estaban inquietos ante «algunos de los comportamientos» que se habían registrado desde Rusia. Ucrania también lo tiene claro. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, corroboró que el Kremlin planeaba destituir a Sandu y asegurarse así la lealdad de Moldavia.

El Kremlin ha negado todas las acusaciones, al igual que hizo con Ucrania. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, María Zajárova, acusó a Chisináu de estar siguiendo los mismos pasos que Kiev y guiarse «por sus patrocinadores occidentales». Moldavia ya sufrió una ola de protestas el pasado otoño a raíz de la grave crisis energética, después de que Rusia redujera drásticamente el suministro de gas natural.

Nuevamente, la difícil situación financiera del país ha provocado que muchos moldavos salgan a las calles al grito de «¡Abajo Maia Sandu!». Los manifestantes denunciaban la ostentación de los líderes políticos, mostrando fotografías y carteles de sus lujosas casas, así como de los coches.

«Tienen millones. Nos estamos muriendo de hambre», gritaban. Desde que Rusia invadiera Ucrania, Moldavia sufre un contexto de tensión política continua. Las complejas relaciones que mantiene con Moscú pueden acabar por dinamitarse en cualquier momento.

La autoproclamada República de Transnistria se ha vuelto a convertir en un punto caliente a punto de explotar ante cualquier mínimo descuido. El recién nombrado primer ministro de Moldavia, Dorin Recean, afirmó que las tropas rusas «deben ser expulsadas» de la región separatista. Unas declaraciones que han provocado la respuesta del Kremlin y han instado a Chisináu a actuar «con cautela».

Aunque la propia presidenta moldava ha descartado que exista una «amenaza militar inminente» de Rusia contra su país, sí ha alertado sobre una guerra híbrida de Moscú a través de la desinformación y grupos prorrusos.

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