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Partidarios de Bola Tinubu Nigeria

Partidarios de Bola Tinubu celebran su victoria electoral en NigeriaAFP

Nigeria elige a un musulmán como nuevo presidente entre acusaciones de fraude

El candidato gubernamental Bola Tinubu habría logrado el respaldo del voto joven, urbano y cristiano. La oposición pide repetir las elecciones

Bola Tinubu, exgobernador de Lagos, candidato del partido oficialista All Progressives Congress, musulmán, ideológicamente moderado y considerado como una figura de consenso, se convertirá, a sus 70 años, en el nuevo presidente de Nigeria, el país más poblado de África y su primer exportador de petróleo.

Tinubu sustituye a Muhammadu Buhari y se convertirá en el quinto presidente del país desde la caída de la dictadura militar en 1999.

Según el Comité Electoral, obtuvo cerca de 8,8 millones de votos, un 36,6 % de apoyo electoral.

Sus retos en el futuro inmediato serán muchos: desde la violencia sectaria y el terrorismo islámico que desangra el norte del país a manos de grupos yihadistas como Boko Haram y Estado Islámico, al derrumbe económico por una crisis arrastrada desde la pandemia de coronavirus.

Su labor de gobierno será todo un desafío en un país con más de 210 millones de habitantes. Sin embargo, el problema más inmediato que deberá gestionar es la falta de reconocimiento del resultado electoral.

El candidato del opositor Partido Democrático Popular, Atiku Abubakar, y el candidato laborista, Peter Obi, denunciaron manipulación del voto tras confirmarse problemas logísticos en varias mesas electorales que impidieron su correcto funcionamiento.

Denunciaron también la presencia de «matones» que impidieron que muchos votantes pudieran ejercer libremente sus derechos electorales.

Por todas esas irregularidades, reclamaron una repetición electoral. Repetición que el Comité Electoral ha rechazado y afirmó que la votación ha sido «libre, justa y creíble».

Por el momento, Tinubu ha evitado entrar en un enfrentamiento con los candidatos opositores por el reconocimiento de su victoria, y ha ofrecido la mano tendida para reducir las tensiones.

«Apelo a mis contrincantes electorales para que nos unamos. Esta es la única nación que tenemos. Es un país que debemos construirlo juntos», declaró en su discurso televisado tras anunciarse el resultado.

Lo cierto es que Tinubu logró movilizar el voto juvenil y urbano en un país donde la edad media de la población es de 18 años.

Logró también un especial respaldo en los estados del sur –los más poblados– y, en particular en los de mayoría cristiana.

Precisamente, el amplio respaldo obtenido en los territorios de mayoría cristiana ha levantado suspicacias sobre la limpieza del proceso.

Durante la campaña y precampaña, la comunidad cristiana se había mostrado muy crítica con el hecho de que Tinubu, musulmán del sur, eligiera como futuro vicepresidente a Kashim Shettima, exgobernador de Borno, y musulmán del norte.

Tras conocerse el veredicto electoral, los partidarios de Tinubu salieron a la calle en Lagos al grito de «Jagaban», jefe, como se le conoce desde que ejerció de gobernador del estado de la capital.

Los críticos al candidato presidencial le responsabilizan también de una mala gestión durante el tiempo en que fue gobernador de Lagos.

Le acusan de haber hundido la reputación de la ciudad y de haberla endeudado con faraónicos proyectos –como una autovía interna para buses rápidos o una línea de tranvía– que no fue capaz de concluir.

El departamento de Justicia de Estados Unidos advirtió que existían pruebas de la implicación de Tinubu en el negocio de la heroína desde 1988. Tinubu negó la acusación y ningún tribunal nigeriano ordenó abrir una investigación.

Él reconoció que tiene dinero, de hecho, está considerado el político más rico del país, pero siempre ha negado prácticas corruptas.

«Sí, tengo dinero. Me gusta. Pero se lo doy gratis a la gente. No es para comprar votos», afirmó en unas declaraciones recogidas por la BBC.

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