El «sincericidio» de López Obrador: «La corrupción es una fuente de financiación para el bienestar del pueblo»

Es lo que se dice, un auténtico «sincericidio». El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene una capacidad infinita para sorprender a mexicanos y extranjeros. Desde sus plúmbeas intervenciones mañaneras donde demuestra no acusar cansancio a sus peroratas, hasta sus caminatas donde, casualmente, se cruza con la madre del Chapo Guzmán y la saluda afectuosamente.

Todo en AMLO, siglas por las que se conoce al mejor amigo mexicano del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, es extraordinario y no precisamente en el sentido positivo. La última confesión de parte del hombre que un día arremete contra la prensa, otro dispara contra las multinacionales y al siguiente habla del descubrimiento de América como una conquista sanguinaria, pero se cuida mucho de condenar la invasión de Rusia a Ucrania, resulta propia de un sujeto que siente un profundo desprecio por la ley.

La corrupción, la peste que ha hundido a buena parte del continente americano y que en España en los últimos tiempos ha mostrado su rostro más perverso, no parece ser un problema para el presidente del México. Por el contrario, después de escuchar sus palabras, más parecería que encuentra en ella una enorme oportunidad.

Destapada la verdadera importancia que tiene para él la corrupción, a AMLO sólo le ha faltado añadir que es un recurso que tiene siempre a mano para lograr sus objetivos.