República Islámica
Los iraníes intentan quemar al Gobierno con protestas y gritos de «muerte al dictador» en la fiesta del fuego
La celebración del año nuevo persa se ha convertido en un nuevo símbolo de desobediencia civil
El año nuevo persa está a la vuelta de la esquina. Irán se prepara para celebrar una de sus festividades más importantes el próximo 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera. Pero, ante la trascendencia de esta fecha, los iraníes no han dudado en reivindicar su oposición al régimen de los ayatolás.
El último miércoles antes del Nouruz – año nuevo– se celebran el Charshanbe Suri, y durante esa noche es tradición saltar sobre el fuego o ir de puerta en puerta golpeando con cucharas para ahuyentar la mala suerte. Este año, los iraníes han usado este elemento para quemar retratos del líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Alí Jamenei.
Gritos de «muerte al dictador» o «muerte a Jamenei» se han escuchado en la capital del país, Teherán, además de en otras ciudades como Kamyaran, Rasht, Karaj, Saqez o Gorgan durante la noche de ayer. Las hogueras sirvieron para quemar los velos islámicos –obligatorios para todas las mujeres a partir de los nueve años–, un nuevo gesto de hastío y rebeldía por parte de las jóvenes que vociferaban alto y claro, una vez más «mujer, vida, libertad».
De hecho, tras la Revolución Islámica de Irán, en 1979, el nuevo Gobierno intentó suprimir la fiesta por temor a que pudiera perjudicar a la religión del Estado, pero fracasó. Este año y como consecuencia de meses de protestas contra el régimen y su brutalidad, la fiesta ha tomado otro cáliz y se ha convertido en una excusa para salir a las calles y retomar las muestras del descontento social.
Asimismo, vídeos de mujeres bailando con la melena al viento, entre aplausos, han plagado las redes sociales estos últimos días. Un gesto también prohibido por el Gobierno de Irán, pero que ante la represión se ha convertido en un símbolo de rebeldía, sobre todo, tras la detención de cinco jóvenes por bailar en la calle con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Las muestras de desobediencia civil son cada vez más habituales en Irán, a pesar de que las protestas multitudinarias han desparecido. La muerte de casi 500 personas durante las manifestaciones y la fuerte represión han quedado grabadas en el imaginario de una población que ni perdona ni olvida, por mucho que el régimen ofrezca gestos conciliadores como la amnistía a algunos manifestantes.