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Xi Jinping Asamblea Popular Nacional

El presidente chino Xi Jinping durante la Asamblea Popular NacionalAFP

China

Las desapariciones de empresarios ricos críticos con Xi Jinping sacuden China

La secuencia misteriosa de presuntos secuestros de Estado a altos ejecutivos y oligarcas chinos se mantiene hasta hoy. El mensaje parece claro, o estás con Xi al cien por cien o no estás

En Rusia las muertes que parecen un accidente ya son tradicionales, como también los envenenamientos de disidentes en el extranjero o los aparentes suicidios de críticos del régimen de Vladimir Putin. Todo es posible hoy en ese país en guerra con Ucrania y consigo mismo.

Pero lo que, de momento, no sucede en la potencia que desafía a Occidente es lo que está pasando en China, su mejor aliado: desapariciones sistemáticas de empresarios y personas influyentes.

El febrero el banquero e inversor de la industria tecnológica, Bao Fan, desapareció sin que se tuvieran noticias suyas o alguien de su entorno pudiera explicar su destino. Fundador del grupo China Renaissance, como recuerda la BBC, su empresa comunicó a los pocos días que estaba «cooperando en una investigación» del Gobierno.

China Renaissance es un emporio con clientes como Baidu, Tencent o Alibaba. El fundador de este gigante comercial, Jack Ma, había corrido con anterioridad la misma suerte que Bao Fan. El hombre que hizo de Ali Baba la mega empresa mundial de comercio en internet había donado cerca de 10.000 millones de dólares para la llamada estrategia estatal de «Prosperidad Común», un gesto que el Gobierno, o el Partido Comunista de China, que es lo mismo, supuestamente debía haber reconocido eternamente.

Pero las críticas de Ma a las reformas de las regulaciones financieras en China pesaron más que su generosidad. Está desaparecido desde hace dos años. Su delito, desconocido, ha debido recibirlo Xi Jinping como una auténtica ofensa. No está acusado de ningún delito pero es como si nunca hubiera existido.

Plan sistemático de desapariciones

Este caso no fue el primero ni será el último de un plan sistema de desapariciones forzadas en el gigante asiático que, como observa Miguel Otero Iglesias, en el Real Instituto Elcano, transita de un «capitalismo de Estado» a un «socialismo con mercado».

Sólo en 2015, recuerda la BBC, fue imposible localizar al menos a cinco ejecutivos. Entre ellos, a Guo Guangchang, presidente de la multinacional Fosun International y más conocido fuera de China por ser el propietario del Wolverhampton Wanderers, equipo británico que juega en la Premier League.

Guo desapareció en diciembre de ese año y como en los casos anteriores, la compañía anunció durante su ausencia que colaboraba con investigaciones oficiales. El caso de Xiao Jianhua, empresario chinocanadiense, es diferente. Fue víctima de un secuestro en un hotel de Hong Kong. Millonario entre los millonarios, el año pasado se hizo público que el régimen le acusaba de corrupción y estaba preso.

En 2020, Ren Zhiqiang, otro rico empresario del sector inmobiliario pagó caro su atrevimiento. Ren había calificado a Xi Jinping de «payaso» por su gestión con la pandemia. De la noche a la mañana no se supo más de él. Pero no pasó mucho tiempo para que ese mismo año reapareciera sentado en el banquillo en un juicio que duró un día. La sentencia estaba escrita: condenado a 18 años de cárcel por corrupción.

El comodín de la corrupción

Basta con rascar para que afloren nuevos nombres. Las explicaciones del régimen en el que parece pretender perpetuarse Xi Jinping, pasan del silencio a la defensa de su sistema judicial. El argumento recurrente es que los empresarios, casualmente críticos en algún momento con el Gobierno, eran corruptos.

La fórmula mixta de comunismo y capitalismo ha generado un colectivo de multimillonarios con un poder que les hizo creer que podían hacer sombra o discutir con Xi Jinping

En esta espiral de desapariciones el miedo se impone en la segunda economía del mundo. La fórmula mixta de comunismo y capitalismo ha generado un colectivo de multimillonarios con un poder que les hizo creer que podían hacer sombra o discutir con un régimen que Xi está dispuesto a defender con mano de hierro.

Con la ilusión de gozar de cierta libertad, los desaparecidos hablaron más de la cuenta y sellaron su destino. El mensaje está claro y es definitivo para el resto de estos oligarcas que han sabido prosperar: o estás con Xi al cien por cien o no estás.

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