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Bachar Al Asad, presidente de SiriaEFE

Aires de cambio en Oriente Medio: Arabia Saudí restablece relaciones con Siria tras su acuerdo con Irán

Riad vuelve a desafiar a su gran aliado, Estados Unidos, y retoma lazos diplomáticos con Damasco después de once años

Primero fue Irán y ahora Siria, Arabia Saudí va haciendo las paces con los países vecinos. Un nuevo movimiento que provoca cambios determinantes en las alianzas de Oriente Medio. Riad admite así la victoria del presidente sirio, Bachar al Asad, en la guerra civil que asola a Siria.

Doce años después del inicio del conflicto sirio, muchos países árabes que dieron la espalda a Damasco, entre ellos Riad, han aceptado una realidad impuesta: Asad se queda e, incluso, ha salido reforzado. Arabia Saudí se ha rendido a las evidencias y ha accedido a retomar relaciones con Siria.

Los medios estatales saudíes han confirmado la información y han revelado que Riad y Damasco se encuentran en «conversaciones» para determinar la fecha de apertura de las delegaciones que, se especula, tendrá lugar después del Eid al-Fitr –festividad que marca el fin del Ramadán–.

Arabia Saudí, que apoyó a los rebeldes sirios para hacer caer a al Asad, cerró su embajada en Damasco y expulsó al embajador sirio en 2012. Once años después, las relaciones y alianzas en Oriente Medio están cambiando significativamente. Los países árabes que antes repudiaban al Asad, ahora le tienden la mano y le reciben con todos los honores.

La normalización de relaciones entre Riad –aliado de Estados Unidos– y Teherán sentó como un jarro de agua fría en Washington y más tras conocerse que se había producido gracias a la mediación de China. El acercamiento con Siria tampoco es una buena noticia para el país norteamericano, que ha mostrado su rechazo ante cualquier movimiento de los países regionales para normalizar los lazos con Asad.

Emiratos Árabes Unidos (EAU), otro socio estratégico de Washington en la región, ha liderado esta normalización, al recibir recientemente al presidente sirio en Abu Dabi. Arabia Saudí, sin embargo, ha actuado de manera algo más cautelosa. Pero este paso podría suponer la vuelta definitiva de Siria a la Liga Árabe, de donde fue expulsado en 2011, en respuesta a la brutal represión de las protestas por parte de Asad.

El restablecimiento de las relaciones entre Siria y Arabia Saudí demuestra el declive de la influencia estadounidense en la región. Mientras que Washington abogaba por la alianza con Israel, el reino del Golfo ha optado por aliarse con dos de los países más hostiles al Estado judío. Estados Unidos está pagando el precio de la desastrosa salida de sus tropas de Afganistán, que provocó la subida al poder de los talibanes.

Una decisión que para los países de la región se tradujo en debilidad. Para Washington, Oriente Medio ya no es una prioridad y los países de la región lo saben. Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, aliados de Washington, empiezan a desligarse de los mandatos y deseos norteamericanos, para tender la mano a nuevas potencias. Un vacío que China está sabiendo aprovechar.