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Kasim-Yomart Tokaev, presidente de Kazajistán

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Elecciones en Kazajistán

Las nuevas caras del poder del nuevo Kazajistán

Las elecciones están marcadas por una nueva ley electoral que abre al país a un proceso de democratización de las instituciones e inicia un nuevo capítulo protagonizado por sus ciudadanos

Un viaje a Kazajistán siempre se encuentra envuelto en el contexto del misterio del Asia central. En el avión de ida, me encuentro rodeado de peregrinos mexicanos que iban a recorrer la ruta de San Pablo y desde donde la Virgen ascendió a los cielos. También en un grupo de sordomudos que me enseñaron como se podía hablar con las manos. En Estambul, los peregrinos volvían del Hajj a La Meca, vestidos con sus impolutas ropas blancas.

Ya en Kazajistán, su capital Astaná va tomando forma, culminando gran parte de los proyectos urbanísticos. La tribu, como diría mi amigo fraternal, Juan Carlos Nieto, se va conformando, periodistas, profesores y … mejor no saber que, conformamos uno de los grupos internacionales de observadores.

La razón de la estancia son las elecciones generales de Kazajistán, adelantas por su presidente Kassym-Jomart Tokayev. Unas elecciones que se presentan marcadas por una nueva ley electoral, hijas de una reforma que abre definitivamente al país a un proceso que desemboca en una democratización de sus instituciones, que pone punto final al periodo presidencialista de su primer presidente, Nursultán Nazarbáyev, y se inicia un nuevo capítulo protagonizado por sus ciudadanos.

La participación electoral fue de más del 54 %, unos 6,3 millones de votantes, de los más de 12 millones de llamados a emitir su voto en las elecciones de Mazhilis y Maslikhat. La temperatura es «buena» me dicen los kazajos, la máxima -5 y la mínima -20, no es invierno con -40 grados. Kazajistán es un país cinco veces España, poblado por 19 millones de habitantes, que viven, como se decía en la vieja Castilla, tres meses de invierno y seis de infierno.

Resultados de las primarias

Los resultados del 20 de marzo, nos da la victoria al partido Amanat el 53,9 % de los votos; seguido por el Partido Democrático Patriótico Popular de Auyl con un 10,9 por ciento, fuerte en el campo; el Partido República, se situó en tercera posición con un 8,59 %, por unos candidatos conocidos, de los que en España denominaríamos como «tertulianos»; el histórico opositor liberal, Partido Democrático Aq Jol obtiene un 8,41 %; los nostálgicos del comunismo del Partido Popular de Kazajstán llegan al 6,8 % y el Partido Nacional Socialdemócrata supera la barrera de la representación al llegar al 5,2 %. Los verdes de Baytaq con su 2,3 %, no llegan al parlamento. Un 3,9 % tiene la opción de elegir una papeleta con la opción «en contra de todos», me pregunto qué sucedería en España con ella.

Los resultados respaldan la política de consolidación democrática llevada a cabo por el presidente Kassym-Jomart Tokayev. El ejecutivo representa a una nueva generación que no conoció el pasado soviético de la exrepública soviética y que pretende fortalecer su soberanía con unas relaciones amigables con sus poderosos vecinos y lejanos clientes.

Rusia, China, Turquía, Irán, Estados Unidos y la Unión Europea se mueven bajo el sol y actúan en la sombra, por intereses. Kazajistán dispone de petróleo, gas y minerales que representan toda la tabla periódica conocida. «La tribu» tenemos oportunidad de hablar personalmente con varios de los ministros.

Ministros: la población más formada

Alibek Kuantyrov, ministro de Economía, formado en la Universidad de Michigan, y que habla español. Sayasat Nurbek, responsable de Educación, egresado de la Sapienza de Italia; Adet Irgaliev, ministro de planificación estratégica y reformas, formado en Suecia y Gran Bretaña; Magzum Mirzagaliyev, diplomático e ingeniero, responsable del emporio KazMunayGas; Roma Vassylenko, vicepresidente del ministerio de Exteriores, con experiencia diplomática en los Estados Unidos y Gran Bretaña; y la benjamina del ejecutivo, Zulfiya Suleimenova, ministra de Ecología y Recursos naturales, formada en Japón.

Ninguno supera los cuarenta años, su elaborado inglés descubre rápidamente la formación extranjera de la mayoría de ellos. En el pasado, centenares de ellos fueron enviados con becas a formarse al extranjero, los más brillantes ocupan ahora las carteras ministeriales de un Kazajistán que les ha dado la oportunidad de combinar juventud y preparación profesional.

Las palabras de Alibek Kuantyrov, ministro de Economía, se ven respaldadas por tablas y gráficos que muestran el crecimiento y la importancia de la economía kazaja en la transformación de una sociedad kazaja, cuyo 40 % no conoció el comunismo por su edad. La economía consolida una sociedad de clase media, base de una democracia.

«La tribu» visita los diferentes colegios electorales, en la capital y en la región de Akmola. En Selingrad, población surgida en 1921, su mezquita y parroquia ortodoxa nos habla de una comunidad plural. Sus habitantes van a votar y los niños se acercan a darnos la mano. El que me saluda vuelve a sus amigos a decirles que ha saludado al español, mientras su amiga le responde que ella lo hizo con Silvia, la italiana.

Después de nuestro trabajo de observación, visitamos en la región de Akmola, el Museo del Gulag, el dolor se ve en las fotos de los famosos campos donde desaparecieron aquellos que se opusieron al totalitarismo comunista. La diversidad racial de Kazajistán proviene de los miles de descendientes de deportados aquellos campos de infierno.

En la entrada, diferentes placas recuerdan en sus idiomas la procedencia de las víctimas, incluso en alemán, húngaro y francés, pero no en español. Los centenares de españoles que acabaron en Karaganda, voluntarios anticomunistas de la «división azul» y cadetes pilotos republicanos que se negaron a perder su nacionalidad española por la soviética, forman parte del olvido de nuestro país.

Me despido de mis amigos centroasiáticos, respetan a la gente que cree, porque tienen palabra, la mano en el corazón, inclinación de cabeza y el «¡Adiós guerrero, que Dios te acompañe!».

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