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El presidente ruso, Vladimir PutinEFE

400 días de guerra en Ucrania

Cómo funciona el esquema de «importaciones paralelas» que usa Putin para evadir la sanciones de la UE

Un flujo constante de productos occidentales, desde chips de computadora hasta teléfonos inteligentes, ha seguido llegando a Rusia a pesar de las sanciones

En Ozon.ru, el principal sitio web de compras en línea de Rusia, los últimos modelos de iPhone están disponibles con un tiempo de entrega de dos horas, lo que convierte en un chiste la decisión de Apple de retirarse del país.

Asimismo, Rusia ha podido adquirir la tecnología para continuar sus ataques contra Ucrania mediante la importación de semiconductores avanzados, que se utilizan en los sistemas de navegación de sus misiles de crucero.

Rusia ha intentado sin éxito desde la era soviética producir sus propios semiconductores de alta calidad y su programa de producción de misiles depende en gran medida de la tecnología occidental. Siendo estos así, ¿cómo logra evadir las sanciones de Occidente?

El presidente Putin aprobó un esquema conocido como importaciones paralelas en junio pasado como un mecanismo que permite a las empresas rusas importar productos occidentales de terceros países sin el permiso del propietario de la marca.

Importaciones por la puerta trasera

Las importaciones de puerta trasera a través de China y Turquía, así como de antiguos estados soviéticos como Armenia, Bielorrusia y Kazajistán, han minimizado el golpe de las sanciones occidentales impuestas a Rusia después de lanzar una invasión contra Ucrania.

De acuerdo con The Times, Kazajistán, un ex estado soviético que tiene estrechos vínculos con Moscú, exportó semiconductores por valor de 3.7 millones de dólares el año pasado a Rusia, un aumento de 300 veces desde antes de la guerra.

China también ha proporcionado a Rusia microchips y otra tecnología avanzada. Sin embargo, hasta el 40 % de los semiconductores importados de China son fallidos, informó Kommersant, un medio ruso especializado en los negocios. Este medio recordó que esta tasa antes de la guerra era del 2 %.

Docenas de compañías occidentales dejaron de hacer negocios en Rusia después de la invasión, pero su partida ha tenido poco efecto en el consumidor final. Alentadas por el Kremlin, las empresas rusas han seguido importando muebles de Ikea, juguetes para niños que se produjeron en los Estados Unidos y artículos de lujo de marcas como Giorgio Armani e Yves Saint Laurent.

Pochta Global, una compañía con sede en Hong Kong que tiene vínculos con el servicio postal nacional de Rusia, permite a los rusos pedir artículos de empresas occidentales como Nike, Zara y H&M.

Los productos se entregan a almacenes en Hong Kong antes de ser enviados a clientes rusos. El Kremlin también ha instado a los rusos a descargar versiones pirateadas de películas occidentales para «llevar a la bancarrota» a Netflix y otras compañías de transmisión occidentales.

«Casi todo es accesible y todavía lo será en el futuro», dijo a Reuters Ram Ben Tzion, jefe de Publican, una compañía que monitorea el fraude de envíos. Esta situación fue reconocida por Yevgeny Popov, diputado del partido gobernante de Putin, se jactó de que «las importaciones paralelas están funcionando súper activamente».