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Manifestación ciudadana en Santiago ante el aumento de la criminalidad en ChilePablo Vera / AFP

Hispanoamérica

Chile, en manos de criminales

Para los chilenos, su seguridad personal, es por lejos la principal demanda ciudadana

Mientras el presidente de Argentina, Alberto Fernández, concluía su visita a Chile, reforzando conceptos de «amistad» bilateral, Chile vuelve a llorar el asesinato de un nuevo carabinero. Al realizar un control policial a un automóvil en el centro de Santiago, fue asesinado de dos balazos en la cabeza, el cabo Daniel Palma, con nueve años de servicio en Carabineros de Chile.

El funcionario policial estaba casado con una carabinera, hoy embarazada. Ya son tres los policías asesinados en los últimos días, lo que tiene a los chilenos enfurecidos por la incapacidad de las autoridades para controlar el orden público y desarticular bandas criminales de creciente presencia en Chile.

Para los chilenos, su seguridad personal, es por lejos la principal demanda ciudadana. El Gobierno de Boric, está tropezando con un problema de difícil solución, en lo policial y en lo político. En lo policial, pues se debe recordar una y otra vez, que bajo el Gobierno de Michelle Bachelet se abrieron las fronteras de Chile a cientos de miles de inmigrantes, que de manera ilegal y con la complicidad de las autoridades, ingresaron a Chile.

Entre ellos venían muchos escapando de Venezuela en busca de trabajo y bienestar. No obstante, también venían miles de delincuentes de alta peligrosidad, quienes hoy lideran bandas criminarles con una violencia extrema, nunca antes vista en Chile. Se debe agregar la compleja situación en la región de la Araucanía, en que el mismo día del asesinato del carabinero Palma, fue quemado un camión y herido un chofer a plena luz del día en la Ruta 5, principal carretera de Chile.

En lo político, Boric debe responder a la opinión pública, por su historial como dirigente estudiantil y como diputado, por haber sido crítico de la función policial de Carabineros de Chile, e incluso haber liderado marchas que terminaron con carabineros heridos. La descarada intervención de la ONU, en asuntos internos de Chile, ha generado políticas de Estado que han privilegiado los derechos de los criminales, respecto de las víctimas.

El estallido delictual de octubre de 2019 –mal llamado estallido social– generó, con la ingenuidad del entonces Gobierno de Sebastián Piñera, una situación interna gravísima. Por «salvar la democracia» se permitió un chantaje de ir adelante con una nueva Constitución, cuyo primer proyecto fue rechazado abrumadoramente y ahora se discute uno nuevo.

Los delincuentes, quienes quemaron iglesias y edificios públicos y atacaron a carabineros, han sido bajo el gobierno de Boric, premiados con indemnizaciones y también han sido indultados. El Gobierno actual está preocupado de reducir la jornada laboral para todos, salvo para los policías y los miembros de las fuerzas armadas.

Otras urgencias de la autoridad son la política exterior feminista, la negociación colectiva por rama de actividad, el aumento de impuestos para financiar un Estado cada vez más gigante y una modificación al sistema de pensiones que le restaría importancia al sector privado. Chile fue históricamente una nación pacífica y segura. Hoy, se suceden crímenes en todo el territorio y la compleja situación económica, no anticipa que las cosas puedan mejorar.

Los niveles de pobreza, originados también por la inmigración ilegal, aumentan en áreas críticas como vivienda, salud y educación. En medio de una semana convulsionada, Boric también se dio el tiempo para participar junto a otros convocados por el ya «delirante AMLO», en una videoconferencia cuyo objeto es atacar de manera conjunta el problema de la inflación en la región.

AMLO propone volver al trueque, e intentar contradecir los elementales principios de la teoría económica, que exigen austeridad, control y eficiencia del gasto fiscal y medidas pro crecimiento con libertad económica y protagonismo del sector privado. Los chilenos sufren, mientras la ONU y sus tentáculos pretenden que Chile sea parte de su discurso progresista apoyado por miles de funcionarios que nunca han producido algo.

El representante de derechos humanos de la ONU en Chile, interviene de manera inaceptable en proyectos de ley en discusión en el congreso chileno. Antes, lo han hecho representantes de ONU mujeres. Sus consejos e intromisiones han ayudado a llevar a Chile a niveles de mediocridad e inseguridad propios de los de países menos desarrollados de la región. Carabineros de Chile, institución noble y admirada en el continente, saldrá adelante una vez más con el apoyo del chileno común y quienes pidieron su refundación, tendrán que pedir perdón.