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Macron pretende mostrar una Francia fuerte con autonomía de WashingtonAFP

La atracción fatal de Emmanuel Macron hacia Xi Jinping

Tras la visita al presidente chino, a Macron se le contagió la lógica de Pekín, que considera a Europa un mero apéndice de Estados Unidos. Macron parece haber caído bajo la atracción fatal de Xi

No solo Pedro Sánchez se ha sentido muy honrado y orgulloso de ser recibido por el autócrata Xi Jinping, también Emmanuel Macron lo ha celebrado, pero el francés lo ha hecho a lo grande.

Tal vez porque el presidente francés fue agasajado extraordinariamente por Xi, recibió más honores, mantuvo una larga reunión a puerta cerrada y, seguramente, ha regresado a casa con mayores beneficios que una modesta exportación de almendras y caquis.

Tan grande era la alegría de Macron que, en el vuelo de regreso desde China, se le calentó la boca y lleno de euforia y gratitud, por la hospitalidad recibida, dijo en la entrevista cosas como estas: «Los europeos no deben de verse atrapados en crisis extranjeras, en un momento en que se aclara la propia posición estratégica».

«Lo peor sería pensar que los europeos debemos ser seguidores en este tema (Taiwán) y adaptarnos al ritmo estadounidense y a una sobrerreacción frente a China». «Europa amenaza entonces con ser un vasallo de Estados Unidos». Incluso, volvió a enfatizar la independencia de Francia: «Ser aliado no significa ser vasallo y Francia tiene derecho a pensar por sí misma».

De algún modo se le contagió la lógica de Pekín, que considera a Europa un mero apéndice de Estados Unidos. Macron parece haber caído bajo la atracción fatal de Xi.

Los dirigentes comunistas chinos arremeten contra la Unión Europea, porque China necesita esta parte del mundo libre para aumentar su avance económico. Y, por otro lado, porque Xi quiere abrir una brecha entre las naciones del mundo libre y dividirlas.

No es extraño suponer que esta declaración de Macron ha sido cuidadosamente meditada, y que la economía francesa será ampliamente recompensada por Pekín por estas palabras, dado que Macron fue con un séquito de unos 60 representantes de la industria gala. En contrapartida, la industria francesa recibirá muchos más encargos del gigante asiático.

En definitiva, el viaje de Macron a Pekín ha sido un fracaso total (más todavía el de Sánchez quien no ha sacado mucho rédito).

Mirando en retrospectiva, ya lo advirtió Washington cuando se anunciaron las sucesivas visitas a Xi de líderes europeos, y resulta que su escepticismo no era infundado.

Concretamente, los estadounidenses le recordaron a Macron que no había negociado con éxito ni con Teherán, ni con Moscú y que, por lo tanto, no había grandes esperanzas de que algo saliera bien en esta ocasión.

Sin embargo, a Xi, sí le han salido bien las cuentas, ha jugado bien, logrando que una frágil grieta empiece a resquebrajar la muy aparente unidad europea, porque las palabras de Macron han sembrado inquietud en Bruselas y en Berlín, pero sobre todo en Washington y, mucho más en Taiwán donde piensan que estas manifestaciones del líder francés ponen mucho más en riesgo un ataque contra su isla, en un momento donde China hace alarde de estar preparada para la invasión.

Palos en las ruedas

Tal vez a Putin también la haya salido bien esta jugada maestra de su socio y amigo Xi, pues llegan noticias de que París está ralentizando un importante suministro de municiones que la Unión Europea se comprometió a entregar a Ucrania. Según indica la Agencia de Prensa Polaca (APA) y otros medios del Este de Europa.

Un compromiso que asumió Bruselas, en marzo, para enviar a Kiev municiones de artillería por valor de 2.000 millones de dólares, a lo largo de 12 meses. Parece que el proceso va lento porque Francia es quien pone palos en las ruedas.

Es cierto que en el conjunto de la Unión Europea hay un importante déficit de munición en sus almacenes, por lo que la opción de Bruselas fue comprar municiones a terceros países, algo que no es apoyado por el Gobierno de Macron.

Se adoptó la solución de adquirir municiones en un tercer país y luego compensarlos de los arsenales de uno de los Estados miembros, transfiriendo otras armas a un tercer país, pero Francia se ha puesto de perfil y aunque las negociaciones continúan van despacito.

Ha surgido, además, otro desacuerdo entre la Unión Europea y Francia centrado en la otra mitad de los recursos del compromiso pactado, los cuales se destinarían para encargos conjuntos para la producción de proyectiles de la eurozona.

Parece que Francia, que es junto con Alemania y Polonia uno de los principales productores europeos de municiones, se niega a cumplir su parte del compromiso.

El borrador contenía una estipulación por la que la compensación de municiones debía realizarse sobre la base en una solicitud de Ucrania, sin más y, ahora, París quiere eliminar esa disposición sin explicar por qué y añadir la posibilidad de refinanciar las entregas de misiles.

Ahora el apoyo de Francia a Ucrania está en discusión sobre todo a partir de que Macron declarara que «Europa debe valorar si desea quedar atrapada en conflictos que no le competen». ¿Sólo se refería a Taiwán o también al conflicto de Ucrania? ¿Las palabras de Macron suponen un resquicio a la unidad de la Unión Europea de cara a Ucrania? En breve lo descubriremos.