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África

Las claves para entender qué está pasando en Sudán

Las aspiraciones por el poder de los dos hombres fuertes del país africano han provocado el estallido de la violencia

sudán vuelve a experimentar una nueva etapa de inestabilidad y violencia. Las aspiraciones democráticas de los sudaneses desaparecen a medida que los dos hombres fuertes del país han iniciado una lucha por el control absoluto del país africano.

Durante la mañana del sábado, el Ejército sudanés, liderado por Abdefatá al Burhan, y la principal organización paramilitar del país, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), con Mohamed Hamdan Dagado al frente, protagonizaron varios enfrentamientos tanto en la capital, Jartum, como en los alrededores.

El general del Ejército de Sudán, Abdefatá al Burhan, y el comandante de las RSF, Mohamed Hamdan DagadoAFP

Un conflicto que estalló tras no llegar a un acuerdo sobre la composición del Ejército y la integración de las RSF a las fuerzas oficiales. La violencia se ha extendido a lo largo de todo el país durante el fin de semana y según datos del Comité Central de Médicos sudanés ya son, al menos, 95 los civiles muertos y 942 los heridos.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

En 2019, un movimiento popular a favor de la democracia, y apoyado por los militares, provocó el derrocamiento del entonces presidente Omar al-Bashir, un islamista que llevaba al frente del país casi 30 años.

La renuncia de Bashir facilitó que los militares se repartieran las cuotas de poder con grupos de políticos civiles y la promesa de elecciones. Pero las esperanzas de democratización de Sudán se evaporaron en 2021 con la ejecución del un golpe de Estado.

La asonada fue liderada por el jefe del Ejército Abdefatá al Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido. Desde el golpe, Sudán está liderado de facto por el Ejército, pero con una lucha interna entre dos generales. Burhan y el vicepresidente del país, Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido como Hemedti, que lidera las RSF.

Tras dos años de tensa calma, el conflicto ha estallado tras varias semanas de amenazas verbales. El pasado 14 de abril, terminó el plazo marcado para llegar a un acuerdo sobre la configuración del Ejército sudanés y la integración en el mismo de las Fuerzas de Apoyo Rápido.

La importancia de la sociedad civil

La presión social ha jugado un papel importante en el estallido del conflicto. La población civil lleva tiempo demandando la supervisión de las fuerzas armadas y de sus fuentes económicas. Una sociedad que se muere de hambre y sufre una acuciante crisis económica y ve, con resignación, como el Ejército se beneficia de los recursos del país a través de la industria o la agricultura.

Otro de los grandes asuntos pendientes es la rendición de cuentas por los crímenes de guerra cometidos por el Ejército, y las milicias regionales, en el conflicto de Darfur desde 2003. La Corte Penal Internacional ha establecido la necesidad de someter a juicio al expresidente de Sudán Bashir y a otros colaboradores sudaneses.

La sociedad también busca justicia por los asesinatos de manifestantes en junio de 2019, en los que están implicadas también las fuerzas militares. Un cóctel de injusticia, descontento social, crisis económica y pugna por el poder dentro del Ejército que ha acabado por estallar en un conflicto abierto.

Bombardeos y fuego de artillería marcaron el sábado el inicio del enfrentamiento entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido. Ambos bandos se acusan de haber iniciado los ataques. Una batalla que puede convertirse en una guerra regional, en un país con muchos intereses en juego.

Apoyos internacionales

Sudán se encuentra en una región muy inestable entre el mar Rojo, el Sahel y el Cuerno de África –afectado por el aumento del terrorismo yihadista–. Asimismo, los dos hombres fuertes de Sudán cuentan con apoyos dispares. Mientras que las fuerzas regulares están apoyadas por Egipto o Israel, los paramilitares cuentan con el respaldo de Rusia, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

En tres días la escalada de violencia ha sido exponencial y ambas partes ya han planteado la apertura de corredores humanitarios, para evacuar a miles de civiles que se han visto sorprendidos por el estallido del conflicto.