Fundado en 1910

Rishi Sunak, primer ministro de Reino UnidoDaniel Leal / AFP

Reino Unido

Sunak abre la caja de Pandora del laborismo: «El 100 % de las mujeres no tiene pene»

El primer ministro británico ha dejado clara su posición en el debate de género, que perjudica al Partido Laborista y profundiza sus divisiones

Rishi Sunak se posiciona en el debate trans: en declaraciones al medio digital Conservative Home, el primer ministro británico ha afirmado que el 100 % de las mujeres carece de genitales masculinos, en declaraciones que contradicen la opinión de sus rivales Laboristas.

Durante la entrevista con este medio afiliado al Partido Conservador, Sunak respondió con un claro «sí, por supuesto» a la pregunta: «¿Cree que el 100% de las mujeres no tienen pene?».

«Tenemos que tener compasión, tolerancia, y comprensión hacia aquellos que están pensando en cambiarse de género. Por supuesto que debemos. Pero en lo que respecta a la protección de los derechos de la mujer, y de los espacios destinados a mujeres, creo que la cuestión del sexo biológico es fundamental», agregó el líder británico, que ocupa el cargo desde el pasado octubre, y se enfrenta a elecciones generales en enero de 2025.

«El sexo biológico es vital, y crucialmente importante en estas cuestiones. Estos son mis principios, y no debemos olvidarlos», terminó Rishi Sunak.

Así dibuja Rishi Sunak la línea de división en la ideología de género británica. Hace unas semanas, periodistas de The Sunday Times preguntaron a Sir Keir Starmer, líder del Partido Laborista, si podían existir mujeres con genitales masculinos.

«El 99.9 de las mujeres lo son de forma biológica. Y por eso, evidentemente, no tienen pene», afirmó Starmer. A pesar de su posición cauta, la cifra del Laborista implicaría que una mujer de cada mil tiene en realidad genitales masculinos.

La ideología de género divide a la izquierda

El próximo mes de mayo tendrán lugar elecciones autonómicas en Reino Unido, y las encuestas favorecen al Partido Laborista: según las cifras de la agencia YouGov, la izquierda lograría una mayoría parlamentaria gracias al 46 % del voto, mientras que solo un magro 26 % de la población votaría al Partido Conservador. La misma agencia de encuestas reveló también que los Laboristas ganarían las elecciones generales si se celebraran de inmediato, con el 31 % del voto británico.

Sin embargo, la ideología de género podría ser el mayor obstáculo para esa victoria Laborista. Según advirtieron los estrategas del partido a su líder Keir Starmer, perderá las elecciones generales «desde el principio», a menos que altere su posición respecto a los derechos de las personas transexuales.

Rishi Sunak lo sabe, y lo quiere explotar; sus declaraciones frente a Conservative Home tienen por objetivo demostrar que los tories no se van a achantar en la batalla cultural. Para ello, el partido ha propuesto una reforma de la definición legal de «sexo». Actualmente, la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos está revisando la propuesta, que busca corregir la Ley de Igualdad de 2010 para referirse a «sexo biológico» en vez de solo «sexo».

«¿Que es una mujer?»

El gran problema de Starmer es su incertidumbre: sus diputados más críticos lo culpan de no haber aclarado su posición, y muchos temen que, llegadas las elecciones, su líder siga siendo incapaz de responder a la pregunta: «¿Que es una mujer?».

Según el periódico The Independent, fuentes próximas a la cúpula Laborista revelaron que Starmer teme perder el voto juvenil si se posiciona en contra de las medidas de auto percepción de género, y rechaza de esta forma una parte clave de la ideología LGBTQ+. «Los enfrentamientos no están en su naturaleza, pero tiene que decidirse. A día de hoy, hay mucha gente que aún no conoce nuestra posición», explicó esta fuente.

Starmer ya estuvo en la cuerda floja en marzo, cuando optó por rechazar una reforma de ley de autopercepción de género. Rebajó su apoyo a la causa LGBTQ+ al explicar que, en vista de lo sucedido en Escocia, no reformaría ley alguna sin el apoyo casi total del pueblo británico. Se refería por supuesto a la controvertida Ley de Reconocimiento de Género. Esa ley fue la gota que colmó el vaso de Nicola Sturgeon, antigua líder del parlamento escocés, y tumbó el primero de los dominós que llevaron a su dimisión repentina.