Fundado en 1910

La gente visita un pabellón en el puerto de Victoria en Hong KongAFP

Asia

La tensión entre China, Rusia y EE.UU. pone en jaque el estatus de Hong Kong

Hong Kong y China continental se convirtieron en los mayores exportadores de semiconductores a Moscú tras la invasión de Ucrania

Hong Kong, durante décadas puente comercial entre China y Occidente, se encuentra en una encrucijada que podría hacerle perder ese rol sobre un nuevo tablero geopolítico entre el gigante asiático, Rusia y Estados Unidos, y la creciente autoridad de Pekín sobre la excolonia.

En el siglo XIX, la palabra portuguesa «comprador» tenía un significado especial en Hong Kong: se refería a los astutos intermediarios locales que facilitaban el comercio entre chinos y occidentales y que se harían más tarde ricos e influyentes.

Durante las siguientes décadas, después de que esta élite desapareciera, el espíritu «comprador» sigue vivo en Hong Kong.

Gracias a su origen mixto y a su ventajosa ubicación, la ciudad prosperó como intermediaria, aprovechando su diferencia con la China continental y el apetito occidental por el mercado chino.

Sin embargo, últimamente han surgido dudas sobre el futuro de su tradicional rol, en un momento de cambiantes realidades geopolíticas en torno a China, EE.UU. y Rusia, y de un mayor control de Pekín sobre la ciudad.

Difícil relación con EE.UU.

Que Hong Kong siga actuando como intermediaria depende parcialmente de su percepción en el mundo, especialmente EE.UU.

En marzo, el Departamento de Estado de EE.UU. publicó su Informe sobre la Ley de Política de Hong Kong, que certifica anualmente si Washington trata a Hong Kong como una entidad económica separada de China continental, basándose en la autonomía que el país estadounidense percibe de la región semiautónoma china. Entre las ventajas de este trato, figura la ausencia o reducción de aranceles.

Por cuarto año consecutivo, el Departamento decidió que Hong Kong no merece ese trato, debido a que las autoridades locales y Pekín siguen «socavando» el Estado de Derecho y las libertades hongkonesas mediante la Ley de Seguridad Nacional, que Pekín promulgó en 2020 para penalizar actos como la secesión y la confabulación con el extranjero después de masivas manifestaciones antigubernamentales.

Además, la ley estadounidense Restrict Act, que pretende prohibir la aplicación china de vídeo TikTok, incluye a Hong Kong como parte de China al definir el término «adversario extranjero», categoría en la que están Rusia, Corea del Norte e Irán.

El cambio en la percepción que Washington tiene de Hong Kong preocupa al sector empresarial local. El magnate inmobiliario pro-Pekín Ronnie Chan trató recientemente los posibles efectos de una disociación EE.UU. y China: «Cuando la economía número uno quiere desligarse de la número dos, es inevitable una desglobalización. El papel de Hong Kong... tendrá que modificarse», señaló en una carta.

«Algunos viejos trucos de Hong Kong seguirán siendo útiles, pero las contrapartidas serán diferentes. Los empresarios tendrán que adaptarse y los vínculos comerciales cambiarán; las rutas aéreas serán diferentes y algunos hongkoneses incluso podrían tener que aprender nuevos idiomas», avisó.

El Gobierno local trata de adaptarse con lazos con otras regiones: el máximo dirigente, John Lee, sancionado por Estados Unidos por supuestamente socavar la autonomía hongkonesa, encabezó una delegación empresarial local hasta Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos para promocionar la ciudad y atraer inversiones.

Comercio con Rusia

Hong Kong y China continental se convirtieron en los mayores exportadores de semiconductores a Rusia tras la invasión de Ucrania, según el laboratorio de ideas estadounidense Silverado Policy Accelerator.

Los semiconductores sirven para fabricar desde teléfonos hasta sistemas de misiles y, tras el estallido de la guerra, Estados Unidos y sus aliados prohibieron su exportación a Rusia, que ajustó sus proveedores: los 12 meses previos a octubre de 2022, China continental fue el mayor exportador a Rusia y Hong Kong, el séptimo, según Silverado.

El riesgo de sanciones sobre Hong Kong acecha al empresariado local, según Bernard Chan, empresario y exconvocante del órgano asesor Consejo Ejecutivo de Hong Kong.

«El entorno político está influyendo directamente. Las sanciones directas son impensables y la desvinculación total, imposible, pero muchas empresas, sobre todo extranjeras, mitigan los riesgos diversificándose y descentralizándose, abasteciéndose de más proveedores y buscando nuevos mercados», explicó Chan a Efe.

Por su parte, el especialista en política china del Asia Society Policy Institute Neil Thomas, cree que Hong Kong se enfrenta a un mayor riesgo de sanciones por el deterioro de las relaciones sino-estadounidenses y por la participación hongkonesa en el comercio entre China y Rusia.

«Dado el papel de Hong Kong en el comercio y las finanzas internacionales, es más probable que la administración estadounidense imponga sanciones a objetivos políticos, como funcionarios individuales, que a objetivos económicos, como bancos y corporaciones», indicó Thomas.

Un profesional estadounidense del sector financiero hongkonés permanece optimista: «China quiere que Hong Kong sea su puerta de entrada tecnológica, lo que implica un papel global. El mundo se reequilibra y se ponen en marcha sistemas comerciales alternativos o alianzas. Una restricción estadounidense no sería el fin de los negocios que habría sido hace 10 o 15 años».