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Manifestantes se reúnen para protestar contra el proyecto de ley de reforma judicial del gobierno israelí, en Tel AvivAFP

Oriente Medio

Israel vuelve a vivir una multitudinaria protesta contra la reforma judicial de Netanyahu

Los israelíes vuelven a tomar las calles, por decimoctava semana consecutiva, para presionar al Ejecutivo israelí y mostrar su oposición con la legislación

Israel celebró, el pasado 25 de abril, el 75º aniversario de su declaración de independencia. Una fecha de crucial importancia y que logró, por unos días, unir a la sociedad israelí en torno a los festejos y la felicidad de la creación de un Estado para y por los judíos del mundo.

La relativa calma política que se vivió la última semana de abril ha llegado a su fin. La polémica reforma judicial defendida por el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha vuelto a revolver las calles del país hebreo.

Durante la noche del sábado, decenas de miles de israelíes han protagonizado una nueva manifestación masiva para mostrar su rotunda oposición contra la legislación del Ejecutivo, que pretende acabar con la división de poderes.

Los israelíes tomaron las calles, por decimoctava semana consecutiva, con la intención de mantener la presión sobre el Ejecutivo de Netanyahu. Precisamente, gracias a la fuerte presión social, el Ejecutivo israelí accedió a «congelar» la aprobación de la reforma judicial y se comprometió a establecer un diálogo con la oposición.

Aun así, los manifestantes exigen ir un paso más allá y poner punto y final a las conversaciones. Gran parte de los que se oponen a la nueva legislación defienden que las conversaciones son «un complot de Netanyahu para perder el tiempo con el fin de aprobar un presupuesto», según recoge el medio The Times of Israel.

Los organizadores de las protestas que tuvieron lugar, de nuevo, ayer por las calles de Tel Aviv, afirman que las declaraciones del Gobierno israelí «no dejan lugar a dudas». «Cualquier persona con sentido común entiende que Netanyahu no quiere y no puede llegar a un acuerdo sobre un comité independiente para seleccionar a los jueces», denuncian.

Entre los principales líderes de las protestas se encuentra la ex ministra de Asuntos Exteriores israelí, Tzipi Livn, que durante la marcha de ayer quiso subrayar que «Israel es el Estado de todo el pueblo judío, no es un Estado religioso. Y en el Estado del pueblo judío, las decisiones no las toma el rabinato, sino el Tribunal Superior de Justicia».

Tras una breve pausa, las manifestaciones han vuelto a las calles del país hebreo, motivadas por la reanudación de las sesiones parlamentarias en la Knéset (Parlamento israelí). Ya el jueves las protestas antigobierno llegaron hasta la casa del presidente del Estado judío, Isaac Herzog, que hace las veces de mediador entre oposición y el Ejecutivo para llegar a un acuerdo sobre la reforma judicial.

«Revolveremos cada piedra para encontrar la posibilidad de llegar a un acuerdo histórico (...) pero el Gobierno debe comprender que no habrá situación en la que la coalición elija a los jueces por sí misma. No va a suceder», declaró el principal líder de la oposición en Twitter Yair Lapid.

La reforma judicial, que entre otras cosas pretende otorgar al Ejecutivo el poder casi total sobre el comité que nombra a los jueces, ha dividido y polarizado a la sociedad israelí como nunca antes. El Gobierno de Netanyahu está sufriendo una profunda crisis y ha perdido gran parte de su respaldo social.

Israel vive sus horas más bajas. La violencia entre la población árabe y las fuerzas israelíes va en aumento. Nuevamente se han producido un intercambio de cohetes con la Franja de Gaza. Pero lo que más preocupa a Netanyahu es la creciente desafección y división entre los israelíes. Como ya declaró un influyente autor israelí, Yehonatan Geffen: «Israel ha envejecido muy rápido».