Francia
Florence Bergeaud-Blackler, la científica acosada entre el fuego de sus colegas y los islamistas
Han sido necesarias varias semanas para que el CNRS, acrónimo de Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, equivalente galo del CSIC español, condene con firmeza las amenazas de muerte que padece una de sus investigadoras, Florence Bergeaud-Blackler, desde que en enero publicase Le Frérisme et ses réseaux, una obra fruto de varios años de trabajo, en la que desmenuza la tupida red intelectual y humana desplegada desde hace años por los Hermanos Musulmanes con el objetivo de penetrar su ideología islamista radical en capas enteras de la sociedades de Europa Occidental.
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En un primer momento, en enero, con motivo de la salida a la venta del ensayo, no ocurrió nada destacable, a excepción de los típicos debates en el seno de la comunidad académica. Sin embargo, con el paso de las semanas, la presión que se ejercía sobre Bergeaud-Blackler se iba haciendo cada vez más agobiante: a mediados de marzo, la investigadora interpuso una querella por amenazas de muerte.
El caso ya era público. Mas el CNRS no reaccionaba, ni de forma oficial, ni tampoco oficiosa. A finales de ese mes, y a instancias del semanario Le Point, la institución afirmó, a través de un escueto tuit, que su empleada se «beneficiaba de la protección funcional» vinculada a su cargo. Nada de solidaridad activa o de apoyo académico.
Amenazas y preocupación
Fue entonces, cuando la situación de Bergeaud-Blackler empezó a preocupar en ciertos ambientes intelectuales franceses. Por fin, el 12 de abril el CNRS acudió nítidamente a su rescate: «El CNRS siempre ha defendido la libertad de investigación. Condena firmemente las amenazas contra Florence Bergeaud-Blackler. La apoya plenamente en sus investigaciones y le garantiza la protección funcional que ha solicitado».
Reacción tardía porque la universitaria había sido objeto, en los días anteriores, de una violenta campaña de desprestigio, ataques personales incluidos, también en Twitter, liderada por su antiguo superior, el islamólogo François Burgat, hoy jubilado y desde hace tiempo defensor intelectual de las posturas de los Hermanos Musulmanes: más de ochenta tuits le dedicó a Bergeaud-Blackler.
Los ataques
«Brutal deriva identitaria», «texto alucinante», «estafa intelectual», «antiislamismo obsesivo», «criminalización sectaria de las llamadas corrientes» de los Hermanos. Estas fueron algunas de las lindezas que se pudieron leer. La guinda se produjo cuando acusó a Bergeaud-Blackler de faltar a la honestidad intelectual.
Acusación gruesa porque el libro no tiene nada de un panfleto. De hecho, toda la trayectoria de la antropóloga, comenzada hace más de tres décadas, se ciñe a las reglas estrictas de la investigación académica. Por ejemplo, su celebrado trabajo sobre la comida hallal, en el que defiende que se trata más de una estrategia de marketing que de un precepto religioso. De momento, sigue bajo protección policial.