Fin de una era
Italia se despide de Silvio Berlusconi con un funeral de Estado con honores militares en su ciudad natal
El féretro con los restos de Berlusconi llegó a la fastuosa catedral de Milán entre los aplausos de sus seguidores allí congregados
La Plaza del Duomo de Milán ha congregado a centenares de seguidores del ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, así como a mandatarios de todo el globo. La ceremonia se ha retransmitido en directo a través de pantallas gigantes instaladas en la célebre plaza de la capital lombarda y a las puertas del templo para que puedan seguirla aquellos que no puedan entrar.
«Silvio Berlusconi fue el político más grande de la historia de Italia. Deja un inmenso vacío que será imposible de llenar. Giorgia Meloni es una gran primera ministra, pero nadie ocupará el lugar de Silvio», se lamenta a Afp Lucia Diele, vestida de riguroso negro.
Las exequias oficiales del gran magnate de los medios, fallecido el lunes a los 86 años debido a una leucemia, empezaron a las tres de la tarde en la catedral de Milán, lugar al que también asistieron numerosos mandatarios y figuras influyentes de todas partes del mundo. Entre los asistentes además de sus cinco hijos y su pareja Marta Fascina, no ha faltado la primera ministra italiana, Giorgia Meloni o el presidente de la República, Sergio Mattarella.
La Comisión Europea estuvo representada por su comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, que también fue jefe de gobierno de Italia. Además, también han asistido a ofrecer el último adiós al Il Caviliere, el primer ministro húngaro Viktor Orbán y el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani.
El féretro con los restos de Berlusconi llegó a la fastuosa catedral entre los aplausos de los seguidores allí congregados. El cortejo fúnebre del magnate partió en coche desde su mansión en Arcore, en la periferia milanesa, donde ha sido velado de forma estrictamente privada por su familia y sus socios y colaboradores más allegados.
El féretro, en madera y cubierto con flores blancas y rojas, cruzó toda la ciudad en coche y fue recibido a los pies del templo por sus cinco hijos, Marina, Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi, y por su pareja, que lloraba desconsolada.
Después procesionó hasta el interior de la catedral escoltado por seis carabineros vestidos de gala y recibiendo las honras de un piquete del Ejército de Tierra, la Marina y la Aeronáutica Militar.
El Gobierno de Italia, una coalición de la que forma parte el partido del tres veces primer ministro, ha declarado hoy el luto nacional. Una vez terminada la misa, presidida por el arzobispo Mario Delpini, el cuerpo de Berlusconi será cremado tras la liturgia y sus cenizas reposarán en la capilla de su mansión, poniendo fin a una era.