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Los motivos que han llevado al líder del grupo Wagner a rebelarse contra Putin

Prigozhin lleva tiempo enfrentado al ministro de Defensa por el control de los paramilitares

En apenas 24 horas, el líder del grupo Wagner ha provocado el mayor conflicto interno en Rusia desde el fallido golpe de Estado del 91. Como un señor de la guerra medieval, Yevgueni Prigozhin, hasta ahora íntimo del presidente ruso, marcha hacia Moscú al frente de su ejército privado para pedir la cabeza del ministro de Defensa.

La rebelión comenzó este viernes, cuando cientos de soldados del grupo Wagner cruzaban la frontera rusa para tomar la ciudad de Rostov del Don, desde donde opera el Estado Mayor al sur del país. Unas horas antes, Prigozhin había acusado al ejercito regular del Kremlin de bombardear sus campamentos en la retaguardia, provocando decenas de bajas. Según el líder de Wagner, detrás de este ataque se encuentra el ministro de Defensa, Sergei Shoigu,

Moscú no tardó en negar la denuncia, que calificó de «provocación informativa», y abrió un expediente penal contra Prigozhin por «llamamiento a la rebelión», un delito que conlleva penas de hasta 20 años de prisión. Ante esta disyuntiva, el antiguo vendedor de perritos calientes ha puesto en marcha su ejército privado para tomar Moscú.

En un mensaje de audio señaló al entorno del presidente como responsables de engañar a la población y enviar a los soldados a la muerte. Horas después, en un vídeo publicado en el canal de Telegram del grupo, Prigozhin le pide al viceministro de Defensa, Yunus-bek Yevkurov, y al vicejefe del Estado Mayor, el general Vladimir Alekseev, que entreguen a Shoigu.

Las diferencias entre Prigozhin y Shoigu vienen de lejos. En un contexto tan sensible como es el entorno de Vladimir Putin, las muestras de autoridad suelen provocar fricciones entre los miembros de su gabinete. Desde hace tiempo, un sector del Kremlin –con Shoigu a la cabeza–desconfía del poder acumulado por el líder de Wagner y llevan semanas intentando meterle en vereda.

Héroe de Bajmut

Tras la toma de Bajmut, donde el grupo paramilitar tuvo una actuación clave, Prigozhin se convirtió en uno de los favoritos del presidente a pesar de esa imagen de señor de la guerra moderno contrario al establishment político y la burocracia que, como lleva tiempo denunciado, está llevando al ejército ruso al colapso por la falta de previsión y estrategia.

Shoigu ideó un plan a través del cual todos los miembros de Wagner debían firmar contratos con el Ministerio de Defensa para garantizarles protección social y ayudas estatales. En la práctica, el grupo quedaría bajo la tutela del Kremlin, una propuesta que contó con el visto bueno de Putin.

«No puedo dejar de compartir las opiniones de los comandantes respecto a la decisión de Shoigu sobre la transferencia de la independencia del grupo Wagner al Ministerio de Defensa. Dicho esto, solo puedo señalar que, si el ministro fuera un hombre honesto, todos estarían muy felices de hacerlo. Sin embargo, como puede ver, es imposible en la situación actual», respondió Prigozhin.

El líder de Wagner ya ha cruzado el Rubicón mientras Moscú se prepara para un asedio con cientos de soldados apostados en las calles dentro del régimen de operación contraterrorista movilizado por los gobernantes de la ciudad. Alea iacta est.