El Debate en Bruselas
Las razones detrás de la cancelación del viaje de Borrell a China
Pekín, sin más explicación, ha argumentado que las fechas previstas «ya no son posibles»
La Unión Europea está tratando de reconducir su relación con China. Un idilio complejo y que se ha vuelto a ver enturbiado tras la cancelación del viaje a Pekín del alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, previsto para la semana que viene. El Gobierno chino no ha aclarado el porqué de esta decisión y según ha informado la portavoz de Exteriores de la UE desde Pekín, simplemente han argumentado que las fechas agendadas «ya no eran posibles».
Los motivos, sin embargo, se pueden intuir. El Consejo Europeo hizo públicas sus conclusiones sobre la estrategia de la UE con respecto a China la semana pasada. En este informe los Veintisiete acordaron reducir la dependencia con Pekín y seguir debatiendo cómo alcanzar un equilibrio entre la «reducción de riesgos» y la intervención en ámbitos como el cambio climático.
«Tenemos que reducir los riesgos y eso significa ser capaces de dar un paso atrás hasta cierto punto, porque geopolíticamente la aparentemente creciente relación entre China y Rusia es un problema potencial para todos nosotros», declaró el primer ministro letón, Krisjanis Karins, a su llegada a la institución comunitaria.
La invasión rusa de Ucrania también ha propiciado el distanciamiento de la UE con el gigante asiático, que ve con recelo el apoyo de Pekín a Moscú. Desde China han intentado vender una imagen de árbitro y «neutralidad» en el conflicto que asola a Europa. De hecho, con motivo del primer aniversario de la guerra, Pekín presentó su más que ambiguo plan de paz de doce puntos. En esta hoja de ruta, China defiende la soberanía de todos los países, pero, sin embargo, no pide que Rusia retire a su Ejército de Ucrania.
Ante este complejo entramado de intereses, Bruselas ha catalogado al gigante asiático como «un socio, un competidor y un rival sistémico». Pekín no se ha tomado bien el último informe de la Comisión y el martes decidió cancelar la visita de Borrell, a escasos días de producirse. Además de anunciar que a partir del 1 de agosto exigirá una licencia para poder exportar desde China productos que contengan galio y germanio, dos minerales esenciales para la transición ecológica que quiere liderar la UE.
Europa y China se han declarado una guerra comercial, encubierta. Mientras que Países Bajos anunció el viernes nuevas restricciones a la exportación de microchips avanzados a Pekín, las autoridades chinas contraatacaron el lunes con un régimen de control de las exportaciones. Los minerales que podría sufrir estas restricciones −galio y germanio− son fundamentales para la fabricación de productos como semiconductores, estaciones base 5G y paneles solares, entre otros.
Ambos metales se consideran «críticos» y «estratégicos» según las propias normativas de la UE, lo que significa que dependen de una única fuente y son importantes para las industrias de Europa, así como para las necesidades de defensa europeas. En este contexto de creciente hostilidad, la visita de Borrell a Pekín para mantener un encuentro con el ministro de Exteriores chino, Quin Gang, podría haber ayudado a destensar el ambiente. Sin embargo, China ha decidido llevar su pulso con la Unión Europea hasta las últimas consecuencias.