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Josep Borrell durante una rueda de prensa en Bruselas

Josep Borrell durante una rueda de prensa en BruselasEFE

Hispanoamérica

La UE toma nota de la expansión de China y elabora una agenda renovada con Hispanoamérica

Europa quiere recuperar el terreno perdido en la región y desarrollar «una estrategia de asociación más próxima y modernizada entre las dos regiones»

Bruselas ha tomado conciencia de que su desidia o abandono de Hispanoamérica, la ha sabido aprovechar China. El gigante asiático se ha convertido en un socio comercial clave en la región y poco a poco, gana terreno en influencia e inversiones.

España tampoco parece que haya hecho la tarea como debería, pese a haber sido el principal inversor, por detrás de Estados Unidos, en los principales países de la región, pero esos tiempos son pasado y ahora toca hacer repaso y plantear una nueva estrategia.

En esa misión están en la Unión Europea. Pedro Sánchez quiere aprovechar la Presidencia de España para sacar partido de la cumbre con la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que se celebra el 17 y 18 de julio y acortar distancias con el presidente Emmanuel Macron, que ha acelerado el paso en la carrera por intentar colarse en ese espacio hispanoamericano para tener protagonismo y sacar provecho para Francia.

Sin prisa, pero sin pausa la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, define un sistema regular de cumbres con los países de la CELAC y diseña un mecanismo permanente de coordinación.

El equipo de Josep Borrell, ha elaborado esta Nueva Agenda que deberá pasar el filtro del Consejo Europeo (que representa a los gobiernos del bloque) y el Parlamento Europeo.

El texto, al que ha tenido acceso la agencia Afp, pide «una estrategia de asociación más próxima y modernizada entre las dos regiones». Con esa premisa insta al Consejo y al Parlamento su adopción, para que de esa forma se torne una guía de acción política formal del bloque.

Reuniones periódicas con los ministros

El documento propone además que los encuentros regulares de líderes se alternen con reuniones a nivel de ministros de Relaciones Exteriores, y pide relanzar las «cumbres bilaterales con socios estratégicos como Brasil y México».

De acuerdo con el texto la UE y los países reunidos en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) «son asociados naturales (...) unidos por lazos históricos y culturales únicos».

La idea es que los dos bloques puedan actuar juntos en temas como «los desafíos geoestratégicos (...), cambio climático y crisis ambientales, cambios tecnológicos y la creciente desigualdad», enumera el borrador a discusión con los comisarios europeos.

La propuesta destaca que las relaciones comerciales entre los países de los dos bloques está basada en una «red de acuerdos» bilaterales y regionales, pero defiende la conclusión de los entendimientos que aún estan pendientes.

El eterno desacuerdo UE Mercosur

Uno de ellos es el eterno desacuerdo con Mercosur. «Concluir el acuerdo entre la UE y el Mercosur [Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay] es una prioridad para la Unión Europea», apunta la estrategia de la Comisión, de acuerdo con el documento, al que tuvo acceso Afp .

Con el mismo espíritu, defiende que se avance en la ratificación de acuerdos con Chile, México, América Central, Colombia, Perú y Ecuador, si bien menciona que «se debe considerar el fortalecimiento de las previsiones de sostenibilidad».

Esta relación se ha dado por hecha o incluso se ha descuidadoJosep Borrell

El encuentro de la cumbre de Bruselas, del 17 y 18 de julio, se produce en un marco político diferente. Ambos bloques no se veían las caras desde 2015 y los rostros, no son los mismos.

Borrell, durante la presentación de la agenda, admitió: «A veces, esta relación se ha dado por hecha o incluso se ha descuidado».

Gobiernos nuevos, débiles y de salida

En Sudamérica Luiz Inacio Lula Da Silva ha vuelto a la Presidencia de Brasil y la misma noche de su victoria advirtió que miraría con lupa el acuerdo de Mercosur.

En Argentina, la segunda economía de la región, el presidente, Alberto Fernández, apura la recta final de un mandato que ha hundido aún más la maltrecha economía del país y ha obligada a la población a convivir con una inflación de tres dígitos.

El Chile de Gabriel Boric anda, políticamente, a los tumbos mientras la inestabilidad en Perú y Ecuador, con elecciones a la vista tras «la muerte cruzada» de Guillermo Lasso, abre la incógnita sobre su sucesor.

Paraguay estrena gobierno con el colorado Santiago Peña y en el cono sur es Uruguay, con Luis Alberto Lacalle Pou, el que mantiene la hoja de ruta clara y definida.

El caso de Nicolás Maduro en Venezuela es un capítulo aparte. La UE y España parecen haber olvidado el régimen que sufren los venezolanos, a los muertos de la dictadura, a las víctimas que la padecen y a los presos políticos. La convocatoria a una farsa electoral no anticipa un escenario muy diferente al actual.

Respecto a Colombia, Gustavo Petro, parece perdido en su propio laberinto de escándalos e ineficacia. Presunta financiación ilegal de su campaña, la mano del narcotráfico, amenazas de su ex embajador en Caracas de abrir el ventilador y escuchas ilegales, forman un cóctel molotov que estalla por secuencias en la Casa de Nariño.

La satisfacción de AMLO

México lo mira todo desde arriba y Andrés Manuel López Obrador es de los pocos que disfruta de los éxitos de su partido, aunque no podrá presentarse a la reelección el próximo año.

Morena ha logrado imponerse en las últimas elecciones locales en buena parte de los distritos y arrebatarle al PRI su bastión del Estado de México, el más poblado y donde el histórico movimiento gobernaba desde hace 93 años.

En Centroamérica y el Caribe, saca la cabeza Nayib Bukele con sus políticas poco ortodoxas, pero el innegable favor de la población. En el lado opuesto, otro sátrapa se mantiene en el poder: Daniel Ortega junto a su mujer Rosario Murillo, la pareja más sanguinaria de Hispanoamérica de este siglo y posiblemente de los anteriores.

En este escenario la Unión Europea tiene complicado crear un marco sólido, confiable y duradero de relaciones, pero no intentarlo supondría, definitivamente, despejar el camino a una potencia como China que, sin duda, tiene sus ojos, ambiciones e intereses clavados allí.

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