La política se ha dejado de lado en esta ocasión
Exiliados de Cuba y Venezuela critican el «blanqueamiento» de dictaduras en la cumbre UE-CELAC de Bruselas
La capital belga ha congregado a diversas personalidades de la disidencia cubana y venezolana para que sus voces sean escuchadas
El encuentro bilateral entre los socios europeos y los gobiernos de Hispanoamérica y Caribe es uno de los más importantes de la presidencia rotatoria de España de la Unión Europea. Después de ocho años sin verse las caras, la sensación en Bruselas es de urgencia ante la rápida reconfiguración del orden mundial tras la crisis sanitaria producida por el COVID-19 y la invasión de Ucrania.
Desde la última ocasión mucho ha cambiado en el panorama político americano. Gobiernos de centroderecha han dado paso a ejecutivos populistas de izquierda y de extrema izquierda con un claro espíritu antihispano, tal y como quedó patente durante la reciente visita del colombiano Gustavo Petro a España.
Brasil, Chile, Colombia, México, Argentina… son sólo algunos de los territorios que han caído en manos de dirigentes pertenecientes al Grupo de Puebla, una organización que se considera el Foro de Sao Paulo 2.0 ya que reúne algunas de las caras que promovieron el primer tratado de las izquierdas iberoamericanas (incluyendo a terroristas) en los años 90. Entre ellos, Lula Da Silva, un mito viviente para algunos.
El evento ocurre justo al inicio de la presidencia rotatoria española, cuyo representante, Pedro Sánchez, es presidente en España gracias al apoyo de, entre otros, Podemos, algunos de los cuales son miembros del Grupo de Puebla como Irene Montero. Una ministra de Igualdad que ha viajado en numerosas ocasiones a Argentina para estrechar lazos con el kirchnerismo de la expresidente Cristina Fernández. Todo queda atado y bien atado.
Es por esto, y por la inexistente voluntad europea de tratar temas ariscos o susceptibles de crear problemas diplomáticos en un momento de necesidad económica estratégica, por lo que activistas y disidentes se muestran preocupados por el futuro de la región. Carolina Barrero, artista y activista exiliada cubana, ve el enfoque económico y de inversión en la región como una «vía usada por Josep Borrell para blanquear o edulcorar dictaduras como la cubana, venezolana o nicaragüense».
El relato de las víctimas
Los eventos organizados en paralelo a los encuentros bilaterales oficiales incluyen desde ruedas de prensa hasta una muestra de realidad virtual de lo que sería, según vivencias de las víctimas, el maltrato sufrido en el conocido como el Helicoide, uno de los centros de detención más temidos por la población venezolana radicado en Caracas.
Venezuela es, precisamente, uno de los países estrella por la ausencia de Nicolás Maduro y la presencia de Delcy Rodríguez, persona non grata en el espacio Schengen y aun así presente en la cumbre. Otro de los perfiles más buscados también es Miguel Díaz-Canel, el actual máximo representante del régimen cubano.
Génesis Dávila, portavoz de Defiende Venezuela, se muestra muy dura con este blanqueamiento del régimen chavista. «Cuando se habla de presos políticos, estamos hablando de personas torturadas. Esto se conecta con Delcy Rodríguez, recibida con alfombra besos y sonrisas. ¿Esto no es acaso, ya no lavar, sino besar públicamente al régimen?», se pregunta. El eurodiputado Leopoldo López Gil se sitúa en la misma línea: «es indignante que en Europa se reciba a ciertas personas y se les bese; es el beso de Judas, solo que los vendidos somos nosotros, los ciudadanos».
Elena Larrinaga, presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, cree que se comete un error al «igualar a todos los países, a los que cumplen lo que pactan y a los que no». La actual situación es «un galimatías» que se entiende únicamente por «la búsqueda del éxito inmediato». Y en el cortoplacismo tienen las de ganar las dictaduras. Yaxys Cires, director de estrategia del Observatorio Cubano de DD.HH., lo explica así: «cuando alguien tiene una deuda, el que más problemas tiene es el acreedor, no el deudor». Cuba es maestra al juego del gato y el ratón.
El futuro de regímenes no democráticos
Una de las cuestiones que siempre está en boca de todos ante eventos de este calado es el tiempo que le queda a gobiernos como el castrista o el chavista. Países inmersos en dictaduras desde hace décadas que parecen no tener fin y que se reinventan una y otra vez. Cires es positivo y ve luz al final del túnel: «Raúl Castro y Ramiro Valdés quizás sean las dos únicas personas que quedan de tiempos pasados, en este momento hay muchas divisiones internas que hacen al régimen insostenible». Y esto lo ven como una oportunidad: «el apoyo al régimen no supera el 30%», añade Larrinaga. «Muchas personas deseamos una transición como la española, de la ley a la ley».
Cuba y Venezuela se llevan mucha de la atención de esta cumbre, pero otros países como Nicaragua no pasan desapercibidos. La lucha contra la libertad religiosa ha llamado la atención más allá de sus fronteras. El obispo Monseñor Álvarez en un preso político por luchar también en contra de la represión de la población.
No existe una unión total entre los disidentes y activistas en favor de los Derechos Humanos. La vía para la apertura política difiere en función de a quién se le pregunte. Lo que sí tienen claro es que se ha escenificado una sumisión que no esperaban, en especial las víctimas. Víctor Navarro es una de ellas, torturado durante cinco meses en el Helicoide de Venezuela en 2018: «ver a Pedro Sánchez, presidente de España, fundirse en abrazos con Delcy o Díaz-Canal a uno le hace preguntarse qué está pasando». Barrero es tajante respecto al intento de algunos gobiernos por mitigar las críticas ya que se está «hablando de la misma cosa pero parece que todavía son condescendientes, especialmente con el mito de la revolución».
Sobre la posibilidad de una transición, Leopoldo López sabe que no hay fórmulas mágicas. «No creo que el péndulo esté girando de un lado a otro, las metas se logran siempre que haya sacrificios necesarios». Su manual es sencillo: educación y trabajo.
Pero, quizás, la que resume de manera más poética el encuentro bilateral de alto nivel desde el punto de vista de los disidentes y víctimas de la represión es Larrinaga: «esta reunión es el abrazo del oso a Latinoamérica».