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Josep Borrel, alto representante de la Unión Europa para Asuntos Exteriores

Josep Borrel, alto representante de la Unión Europa para Asuntos ExterioresFrederic Sierakowski

Consejo de Asuntos Exteriores

La UE impone más sanciones y acuerdos estratégicos para frenar a adversarios

Urgencia ante la destrucción de toneladas de grano en el puerto de Odesa por Rusia y las consecuencias en la cadena de suministro mundial

Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, ha presidido hoy la última reunión del Consejo de Asuntos Exteriores antes de las vacaciones de verano y la guerra de Ucrania ha vuelto a ocupar un lugar destacado, además de tratar de nuevo situación de Turquía, tema pendiente que se había incluido en el intercambio diplomático con Erdogan para que este levantara el veto al ingreso de Suecia en la OTAN en la última reunión del organismo de defensa en Vilna, Lituania.

Poco antes de empezar la reunión, en declaraciones a periodistas, ha expresado su deseo de «fortalecer la capacidad de producción armamentística de la Unión para conseguir llegar a la cifra de un millón de piezas de artillería a Ucrania para marzo de 2024». A esto se le suma la prórroga de las sanciones a Rusia hasta el 31 de enero del año que viene. De ambas declaraciones se extrae que consideran que la guerra no tiene visos de terminar en un corto plazo.

El total de paquetes de sanciones ascienden a 11 desde el 24 de febrero de 2022. La Unión Europea seguirá, de esta manera, prestando un fuerte apoyo financiero, económico, humanitario, militar y diplomático a Ucrania. Ursula Von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, expresó su voluntad de que así fuera en Vilna y así está siendo.

Según ha declarado Borrel, «24.000 soldaos ucranianos ya han sido formados y el objetivo de 30.000 será alcanzado mucho antes de final de año». El plan a medio-largo plazo es potenciar la industria de defensa ucraniana transfiriendo tecnología para que «Ucrania pueda defenderse de cualquier conflicto futuro».

Sobre la fórmula de paz presentada por Zelensky, el alto representante la ha valorado de manera positiva porque «tiene carácter universal y se basa en los principios de Naciones Unidas», pero ha reconocido que es imperativo «entrar en detalles operativos». La última cumbre UE-CELAC ha servido de ejemplo para demostrar que las posturas sobre la invasión de Ucrania en la esfera internacional distan mucho de estar alineadas. «Se tiene que ver cómo avanzar en la búsqueda de la paz con los países que no han condenado la invasión de Ucrania», ha detallado.

Dentro de este bloque de medidas de defensa y seguridad, la UE también ha renovado la lista de terroristas durante seis meses. Los fondos y demás activos financieros en la UE de las 13 personas y los 21 grupos y entidades que conforman la lista quedan inmovilizados. Además, se prohíbe a los operadores de la UE facilitarles fondos y recursos económicos. Por otro lado, amplían las restricciones a más ciudadanos y empresas iraníes por la venta de drones al Kremlin.

Recursos estratégicos

El Consejo ha dado el visto bueno a iniciar conversaciones con Estados Unidos de cara a cerrar acuerdos sobre minerales fundamentales. El objetivo es el mismo que persigue la UE con el, por ahora fallido, acuerdo de libre comercio con Australia: asegurar cadenas internacionales de suministro que les permitan sortear a los principales adversarios y minimizar las posibles consecuencias de una escalada en la guerra económica con China en los próximos años.

Esta medida económica va asociada a un trabajo en el ámbito político-cultural. La UE quiere «educar» a la vez que comerciar. Para ello, desea «promover niveles elevados de protección medioambiental y la protección de los trabajadores del sector de los minerales fundamentales y fomentar la responsabilidad social de las empresas en todas las cadenas de suministro de minerales fundamentales».

Por «responsabilidad social» se entiende todo el paquete de medidas ideológicas de las que hace gala la Unión Europea, no todas vistas con buenos ojos en el resto del mundo y consideradas como una intromisión en la soberanía nacional de terceros.

La incómoda Turquía

Turquía obtuvo la condición de país candidato a la adhesión a la UE en diciembre de 1999. Las negociaciones de adhesión empezaron en octubre de 2005. No obstante, la UE argumenta que «debido al continuo retroceso de Turquía en materia de democracia, Estado de Derecho y derechos fundamentales» dichas negociaciones se encontraban en un punto muerto desde junio de 2018. La voluntad de ampliar la OTAN ha influido en la política regional europea hasta el punto de que, con tal de que Erdogan levantara el veto a Suecia, se puso sobre la mesa reiniciar de nuevo las conversaciones para continuar negociando la adhesión al bloque comunitario. Eso sí, por ahora no tiene visos de que la posición cambie.

No fueron pocos los representantes a los que les molestó este acuerdo por la situación actual de la UE, debilitada económica, política y socialmente. 85 millones de turcos sin necesidad de visado para viajar por la UE supondrían más problemas para la élite burocrática europea. Este pacto se cerró justo cuando el Eurobarómetro certificaba que la inmigración escalaba a la segunda posición como preocupación para los europeos.

Presencia de Antony Blinken

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea han mantenido una charla informal con el secretario de Estado de EE.UU. Antony Blinken, el cargo de mayor relevancia en la administración estadounidense después del presidente.

Se ha hablado de estrechar lazos de «cooperación y coordinación en política exterior entre la UE y los EE.UU.» para hacer frente a los desafíos globales, encontrar un enfoque común respecto a China y el compromiso con nuevos socios en un mundo cambiante. Esta es la cuarta vez que el secretario Blinken participa en una reunión del Consejo de Asuntos Exteriores desde su confirmación en el puesto el 26 de enero de 2021.

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