Entrevista al director del Mathias Corvinus Collegium de Hungría
Zoltán Szalai: «Si perdemos nuestras tradiciones, perdemos nuestra nación»
El centro Mathias Corvinus Collegium es una institución educativa húngara que forma algunas de las mejores mentes destinadas a gobernar el país y otras empresas de ámbito nacional e internacional
A nadie le pasa desapercibido lo que un pequeño país como Hungría, situado entre Europa y Asia, ha conseguido en los últimos años. Los éxitos no son solo desde un punto de vista económico al recuperarse y asentar los pilares para el bienestar de su población, sino también en cuanto a influencia internacional se refiere.
Su diplomacia está resultando todo un éxito, a pesar de los ataques que recibe a diestro y siniestro por no doblegarse al rodillo ideológico imperante en Occidente. Uno de los aspectos que más destaca es su «poder suave», es decir, su influencia y atractivo cultural e intelectual.
Varias instituciones públicas y privadas han convertido al país en una «tierra prometida» para intelectuales conservadores, pero también liberales y de izquierdas hastiados del asfixiante ambiente que se vive en determinadas universidades de nuestro entorno.
Miles de jóvenes húngaros se están formando para ser la élite dirigente del país en los próximos años, tanto en el sector público como privado. Si se tiene en cuenta que Hungría tiene una población de entorno a los 10 millones de habitantes, las cifras son muy positivas.
De este sano ambiente intelectual –que influye incluso entre la élite estadounidense– tiene parte de culpa el Mathias Corvinus Collegium. ¿Por qué? De eso hemos querido hablar con su director Zoltán Szalai.
- El centro Mathias Corvinus Collegium se consolida año tras año no sólo en Hungría, sino también en el extranjero. ¿Cuál es la fórmula mágica? Muchos se han propuesto lo mismo, pero han fracasado.
- No creo que sea magia. Creo que son nuestros excelentes profesionales y su dedicación a nuestros estudiantes y su forma de pensar fundamentada en valores lo que hace que la institución tenga éxito. También es importante tener el valor de fijarse objetivos ambiciosos. Por ejemplo, crear redes internacionales con universidades; invertir tanto en el mercado del libro como en el futuro del libro; o fijarse el listón de tener más de 10.000 estudiantes en 35 lugares diferentes en los próximos años.
Es importante tener el valor de fijarse objetivos ambiciosos
Los resultados ya son excelentes: en la actualidad, MCC cuenta con unos 7.000 alumnos en 29 sedes. Además, según encuestas oficiales a nivel nacional aquí, en Hungría, alrededor del 70 % de los húngaros simpatizan con nuestras actividades. De hecho, en algunas ciudades como Debrecen -la segunda ciudad más grande del país-, esta cifra alcanza el 86 %, rompiendo incluso barreras ideológicas de los partidos. Sin embargo, no debemos dejar que estos logros nos distraigan, debemos seguir avanzando.
- La institución se enfrenta a críticas por el apoyo gubernamental. ¿Existe un conflicto de intereses? El impulso público es necesario cuando al principio está todo por hacer.
- Hay muchos modelos diferentes de apoyo al talento en el mundo: Alemania cuenta con fundaciones, Reino Unido con el sistema universitario británico y Estados Unidos con grandes universidades privadas. Hungría ha optado por financiar programas de gestión del talento a través de patronatos.
Contrariamente a lo que se cree, el Parlamento húngaro no dio dinero al MCC, ni financia el trabajo de la institución con cargo al presupuesto estatal. En su lugar, asignó acciones de MOL y Richter (empresas de petróleo y medicamentos), garantizando así que nuestros programas de gestión del talento sean independientes de la actual situación financiera del Estado.
Los fondos de MCC proceden de los dividendos de estas acciones, lo que garantiza una base financiera estable para la institución. A través de estos activos, el Estado ha invertido en su propio futuro, y nosotros gestionamos estos activos de forma responsable.
- Balázs Orbán (jefe de gabinete de presidencia) pone el ejemplo de la Universidad de Harvard para explicar qué es lo que está haciendo el gobierno húngaro. Esta forma de crear sociedad civil es criticada tanto por liberales como por izquierdistas. La hipocresía es evidente en estos últimos. En España, por ejemplo, llevan casi 40 años actuando de la misma manera.
- Estoy de acuerdo con nuestro presidente del patronato, Balázs Orbán. Es imposible imaginar el desarrollo social y económico sin una clase intelectual fuerte y profesionales competitivos en la esfera internacional. La prevalencia de tales competencias tiene efectos directos en la sociedad y en el sector civil.
Hungría se encuentra en una situación de gran desventaja con respecto a Occidente
Hungría se encuentra en una situación de gran desventaja con respecto a Occidente, ya que tras la Segunda Guerra Mundial, bajo el régimen comunista, solo una reducida élite del partido fue la beneficiaria de un sistema que pretendía eliminar a la burguesía. Tras el cambio de régimen, Hungría -con razón en aquella situación- se propuso ampliar al máximo la educación y la enseñanza universitaria. Al mismo tiempo, sin embargo, es necesaria una gestión del talento basada en valores que proporcione un conocimiento de la esfera internacional.
- Siguiendo esa lógica, ¿cuáles son los precedentes que inspiran al MCC, si es que los hay?
- El primer ejemplo de institución húngara dedicada al desarrollo de talentos fue el Eötvös Collegium, fundado en 1895. Pertenecer a él era una gran oportunidad para sus estudiantes, ya que, a diferencia de la educación universitaria «normal», la formación adicional se impartía en grupos reducidos.
El destino de esta institución es un trágico ejemplo de cómo el comunismo deterioró esa gestión del talento en Hungría. En 1950 se cerró e, incluso después del cambio de régimen, la antigua institución de importancia estratégica nacional solo revivió en parte como una de las escuelas superiores.
Además, hay otras dos importantes escuelas de este tipo en el país. La Escuela Superior de Estudios Avanzados Rajk fue fundada en 1970 por estudiantes de la Universidad Corvinus de Budapest -es la institución de este tipo más antigua de Hungría- y la Escuela de Estudios Avanzados Bibó István, fundada en 1983.
El MCC se basa en el modelo universitario de Europa Occidental, lo que significa que, en lugar de una educación masiva, nuestros alumnos estudian en grupos reducidos, lo que garantiza que los métodos y el plan de estudios se ajusten a las necesidades individuales. Los estudiantes reciben clases de expertos de reconocido prestigio, profesores invitados y conferenciantes de Hungría y del extranjero.
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Solo en 2022, más de 300 profesores e investigadores extranjeros visitaron el MCC, y alrededor de 40 de ellos participaron en la formación de los estudiantes. Los programas de desarrollo del talento del MCC abarcan una amplia gama de disciplinas, proporcionando conocimientos teóricos y prácticos para apoyar las trayectorias profesionales de los estudiantes.
- Si miramos a otros países, parece bastante difícil ser conservador y resultar atractivo para los jóvenes. Conociendo algunas de sus actividades, como MCC Feszt, parece que en Hungría -como decimos en España- «ser conservador es el nuevo punk».
- Hablo con los estudiantes muy a menudo porque son muy estimulantes y resulta emocionante observar lo que piensan sobre el mundo. Nuestros estudiantes también adquieren mucha experiencia internacional. Veo que esta presión liberal de izquierdas que está impregnando nuestras sociedades les ha hecho darse cuenta de que necesitan anclajes culturales, valores reales y estabilidad en sus vidas.
Ahora es bastante revolucionario comprometerse y apoyar los verdaderos valores y tradiciones
Comprenden que muchas de las ideologías que impregnan Occidente están fuera de contacto con la vida real. Obviamente, en la población estudiantil y juvenil siempre hay cierta disposición a la protesta. Eso es evidente. En este caso, sin embargo, protestan contra la abrumadora presión ideológica de Occidente, que limita el pensamiento crítico y el debate. Así que, en un sentido irónico, sí, ahora es bastante revolucionario comprometerse y apoyar los verdaderos valores y tradiciones.
- En el movimiento conservador, algunas personas se sienten incómodas cuando se habla de «guerra cultural». ¿Está de acuerdo con esta expresión?
- A menudo, cuando la gente piensa en «guerras culturales», piensa en discusiones en Internet sobre cosas como la reciente polémica por el anuncio de Bud Light. Para nosotros, los húngaros, las «guerras culturales» tienen que ver con preservar nuestras tradiciones nacionales y culturales únicas. Durante la mayor parte de la historia de Hungría hemos librado una «guerra cultural», ya fuera contra los mongoles, los turcos o los Habsburgo, que querían eliminar o destruir al pueblo húngaro.
Hoy nos enfrentamos a la misma amenaza, aunque sin guerra real. Muchas de las ideologías que emanan de Occidente abogan por el rechazo de la tradición, la redefinición de la biología y la destrucción de la religión. Para un pueblo que se ha enfrentado a su buena dosis de problemas históricos, ideologías como estas amenazan la cohesión y la supervivencia del pueblo húngaro.
Aquí estamos, 70 años después, mientras que el comunismo soviético ha pasado al basurero de la historia
Si perdemos nuestras tradiciones, perdemos nuestra nación, así que en el MCC animamos a nuestros estudiantes a que combatan la «guerra cultural», no a través de las redes sociales, sino respetando y manteniendo sus tradiciones culturales y nacionales y rechazando las influencias que pretenden destruir nuestra identidad colectiva.
- De un tiempo a esta parte, algunos debates que no estaban en la esfera pública ahora son habituales, sobre todo en Europa Occidental, donde el declive de Occidente es más evidente. ¿Es posible recuperar el territorio perdido en el ámbito de la educación y las ideas?
- Nunca debemos dejar que una situación desastrosa nos desmotive para luchar por recuperar nuestras tradiciones educativas y filosóficas. Si miráramos a Hungría en 1956, justo después de que la Revolución húngara fuera aplastada, sería fácil decir que Hungría estaba perdida para siempre, condenada a ser esclavizada por el comunismo. Sin embargo, aquí estamos, 70 años después, mientras que el comunismo soviético ha pasado al basurero de la historia.
También es importante centrarse en recuperar la educación, razón por la cual el MCC desempeña un papel tan importante en Hungría y, cada vez más, en el mundo. Si quieres cambiar el mundo, debes educar a la gente sobre cómo hacerlo. Una vez que das a la gente las herramientas educativas para mejorar en sus respectivos campos, puedes crear un efecto mariposa que puede cambiar sustancialmente la sociedad para mejor.