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08 de julio de 2024

Lucy Letby asesina

La enfermera Lucy Letby condenada por asesinar a varios recién nacidosAFP

Historia de un crimen

Así fue el caso de Lucy Letby, la enfermera «malévola» que asesinó a siete bebés recién nacidos

Letby, de 33 años, ha sido condenada a cadena perpetua por matar a bebés inyectándoles aire, forzándoles a beber leche, y envenenándolos con insulina

La enfermera Lucy Letby, de 33 años, trabajaba en el departamento neonatal del hospital Countess of Chester, en la región británica de Chester.

Su infancia, en Hereford, fue normal: soñaba desde pequeña con ocuparse de recién nacidos y trabajar en el sector. Cumplió su sueño en 2012, cuando el hospital la contrató, llegando a considerarla una enfermera «comprometida con el apoyo a las familias» y con «el desarrollo de los bebés», según su antiguo perfil en la página web.

Hoy, Letby pasará a la historia como «la asesina de bebés más prolífica de Reino Unido», y el resto de su vida en la cárcel.

Se enfrenta a una sentencia de cadena perpetua por asesinar a siete recién nacidos e intentar matar a otros seis, entre 2015 y 2016.

Sus métodos eran crueles y variados: a algunos les inyectó aire, a otros les alimentó forzadamente con demasiada leche, y a dos los envenenó con insulina.

Sospechas en vano

La maraña de mentiras de Letby se empezó a desenredar en junio de 2015, cuando un empleado del Countess of Chester notó cuatro colapsos en la unidad prenatal, siempre durante el turno de Letby.

Pero, aunque tres de los bebés terminaron falleciendo, el hospital se negó a investigar las muertes, alegando «errores de medicación».

Para octubre de 2015, el jefe de planta había atado cabos: Letby era el factor común. Pero el hospital volvió a descartar las coincidencias.

Aunque los informes de MBRRACE-UK revelaron una tasa de mortalidad neonatal un 10 % más alta de lo esperado entre junio de 2015 y junio de 2016, una visita de la Comisión de Calidad del Cuidado en febrero de 2016 elogió la «cultura positiva» del hospital, pasando por alto completamente las señales de alarma.

Y en junio de aquel mismo año, Kareen Rees, directora operativa del hospital, insistió en que Letby era de fiar. Añadió incluso que ella misma «se responsabilizaría» si sucedían más tragedias.

Antes de que finalizara junio, se habían registrado siete muertes de bebés.

El personal del hospital sospechaba de Lucy Letby, pero la administración no quiso involucrar a la policía, temiendo una «caza de brujas» que pudiese perjudicar la reputación del Countess of Chester.

Por ello, y a pesar de que una asesina operaba sin problemas en la planta neonatal, no se dio inicio a la investigación policial hasta mayo de 2017.

Tirando del hilo

El cerco empezó a estrecharse alrededor de Lucy Letby en julio de 2018, cuando fue detenida y acusada de ocho cargos de asesinato y seis de intento de asesinato. La policía invadió su casa de Chester, y registró hasta el último rincón.

Letby fue inicialmente puesta en libertad bajo fianza el 6 de julio de 2018, pero la pesadilla no había hecho más que empezar: fue detenida de nuevo el 10 de junio de 2019, y una segunda vez el 10 de noviembre de 2020.

Al día siguiente, se le imputaron ocho cargos de asesinato y diez cargos de intento de asesinato. Fianza denegada: Letby quedó en custodia policial, mientras su carrera como enfermera pendía de un hilo.

Aunque, en un intento desesperado por salir ilesa, Letby negó los 22 cargos (culpó a la mala higiene y al bajo nivel del personal de la muerte de los bebés), el Consejo de Enfermería y Partería le impuso una suspensión provisional en 2022.

Y en agosto de 2023, Andrea Sutcliffe, Directora Ejecutiva y Registradora del Consejo, anunció que Letby «sigue suspendida de nuestro registro, y ahora procederemos con nuestra acción regulatoria, buscando expulsarla del registro».

«Soy malvada»

El juicio a Lucy Letby tuvo lugar el 10 de octubre de 2022. Letby se declaró «no culpable» de siete cargos de asesinato y 15 cargos de intento de asesinato enfrentándose no solo a la ley, sino también a las lágrimas de las familias de sus víctimas.

En una decisión «raramente vista fuera de procedimientos que involucran asuntos de seguridad nacional», las identidades de las 17 víctimas bebés, referidas como Niño A a Niño Q, se mantuvieron en secreto.

Los testigos se mantuvieron anónimos e incluían a un médico con el que Letby estaba supuestamente obsesionada.

La fiscalía describió a Letby como una «constante presencia malévola», revelando que había llegado incluso a acosar por Facebook a los padres de sus víctimas.

Una madre testificó que había sorprendido a Letby en el acto, a lo que ella respondió, de forma escalofriante: «Confía en mí, soy enfermera».

Los propios mensajes de texto de Letby describían las muertes como «tristes y crueles», pero afirmó que lo más difícil que tuvo que hacer fue llevar al «Niño A a la morgue».

La fiscalía mostró también una nota escrita a mano de Letby que decía: «Soy malvada, lo hice», y que «los mató a propósito». Pero la defensa lo descartó como un «ataque angustiado» durante un procedimiento de queja hacia el NHS Trust.

En mayo de 2023, Letby subió al estrado y rompió a llorar. Afirmó que las acusaciones habían destrozado su salud mental, declarando: «Me sentí aislada de mis amigos en la unidad. Desde el punto de vista de la autoconfianza, me hizo cuestionar todo sobre mí misma».

Cadena perpetua

El juicio duró nueve meses, y el jurado rompió su silencio el 18 de agosto de 2023.

Lucy Letby fue declarada culpable de siete cargos de asesinato, convirtiéndola así en la asesina en serie de niños más prolífica de la historia moderna británica.

También fue condenada por siete cargos de intento de asesinato, que involucraban a seis bebés.

El 21 de agosto de 2023, el juez Goss dictó una sentencia de cadena perpetua, la sentencia más severa que permite la ley inglesa, y Letby es solo la cuarta mujer en toda la historia legal del Reino Unido que la recibe.

Goss no se anduvo con rodeos, describiendo las acciones de Letby como «una campaña de asesinato infantil cruel, calculada y cínica, que involucra a los niños más pequeños y vulnerables».

Concluyó que sus crímenes mostraban «una profunda malicia, rayando en el sadismo» y que ella no sufría «ningún remordimiento».

¿Por qué lo hizo?

Con Lucy Letby entre rejas, queda una pregunta inquietante: ¿Por qué lo hizo?

La fiscalía ofreció una escalofriante variedad de posibilidades: aburrimiento, la emoción perversa del caos que rodeaba las muertes, e incluso el poder «jugar a ser Dios».

Explicaron al jurado: «[Lucy] controlaba todo. Disfrutaba de lo que estaba sucediendo. Predecía cosas que sabía que iban a ocurrir».

A la explicación se suma otra posible dimensión: Letby podría haber estado compitiendo por la atención de un médico casado con el que, supuestamente, mantenía una relación secreta, algo que la enfermera negó vehemente, igual que el resto de motivos sugeridos.

Según informó The Guardian, lo más parecido a una confesión fue una serie de notas Post-it encontradas en el bolso de Letby. Una de las cuales decía: «Los maté a propósito porque no soy lo suficientemente buena para cuidar de ellos».

Pero Letby descartó esto. No era, según ella, una confesión, sino un reflejo de su agitación mental durante la investigación.

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