Fundado en 1910

El líder checheno, Ramzán Kadyrov, durante la ceremonia de anexión de los territorios ucranianosAFP

554 días de guerra en Ucrania

El líder checheno Kadyrov quiere ocupar el espacio vacío dejado por el wagner Prigozhin

Las milicias chechenas aspiran a ser la nueva fuerza de choque rusa en Ucrania, pero el alto mando desconfía absolutamente de los combatientes de Ramzan Kadyrov

Las temibles milicias del líder checheno Ramzan Kadyrov quieren ser el nuevo Grupo Wagner, o al menos ocupar su lugar como fuerzas de choque en la guerra de Ucrania tras la muerte de Yevgeny Prigozhin y la defenestración de su empresa de mercenarios.

Prigozhin murió el pasado 23 de agosto en un extraño accidente aéreo cuando viajaba de Moscú a San Petersburgo. En el aparato siniestrado viajaba también la cúpula del grupo, incluido su número 2, Dmitry Utkin.

Con Wagner descabezado, las milicias de Kadyrov, el Grupo Akhmat, conocidos como «kadyrovitas», implicados en crímenes de guerra tanto en Ucrania como en Chechenia, aspiran a ocupar el vacío dejado por el dueto Prigozhin-Utkin.

A priori, la opción podría funcionar. Los kadyrovitas son una fuerza de élite, con una gran motivación y que se ha ganado la simpatía de gran parte de la población rusa por su lealtad al Kremlin y a Vladimir Putin.

Sus miembros, sin embargo, se han visto implicados en varios oscuros incidentes de motivación étnico-religiosa.

La mayor parte de los soldados rusos –nacionalistas, eslavos y ortodoxos– desconfían de los chechenos: musulmanes, caucásicos y con la sospecha de un velado independentismo que espera su oportunidad para resurgir.

Pese a las aspiraciones de los kadyrovitas, como señala un informe difundido por The Moscow Times, su capacidad para tomar el relevo de Prigozhin es prácticamente nula.

¿Por qué? En primer lugar, porque, precisamente para evitar actitudes díscolas, los kadyrovitas están integrados en al Guardia Nacional rusa, por lo que carecen de autonomía, algo con lo que sí contaban los mercenarios Wagner.

Más factores: los kadyrovitas, que se presentaron como una fuerza invencible al principio de la guerra, recibieron varias misiones ambiciosas en los inicios de la invasión rusa. En todas fracasaron.

Los milicianos chechenos se esforzaron en difundir vídeos de Tik Tok donde aparecían disparando sus fusiles entre ciudades en ruinas, izando banderas en edificios públicos de localidades conquistadas, y alardeando de invencibilidad.

Los vídeos, sin embargo, estaban evidentemente teatralizados, muchos de ellos se grabaron en la retaguardia, lejos de los combates reales.

Dos fueron los principales fracasos de los hombres de Kadyrov que lastraron las opciones rusas de una guerra rápida y que favoreció su defenestración: en primer lugar, la misión de asesinar al presidente ucraniano Volodimir Zelenski durante los primeros días de la guerra en Kiev.

En segundo lugar, la misión de asaltar la planta siderúrgica de Azovstal, donde se habían asediado los últimos defensores de la ciudad de Mariúpol.

Kadyrov, notablemente nervioso, con una sonrisa forzada y voz débil, trataba de explicar los progresos de sus fuerzas en Ucrania sin dejar de repetir cada dos palabras, como un tic, la expresión chechena «don-don», empleada por personas de educación deficiente y muy poco adecuada para una reunión con Putin.

Como resultado, los kadyrovitas han sido relegados a misiones menores o, directamente, a la retaguardia de los territorios ocupados, donde han sido denunciados por provocar peleas con los soldados rusos y por brutalidad contra la población civil.

Según The Moscow Times, la intención real de Kadyrov en Ucrania no es la expansión imperialista de Rusia, un objetivo ante el que siente completa indiferencia.

Kadyrov ha visto una oportunidad de medrar a la sombra de Putin, de hacer negocios sobre las ruinas de las ciudades ucranianas y afianzar el poder de su familia en Chechenia y en Moscú.

Mientras las bombas estallaban en Azovstal, Kadyrov cerraba importantes operaciones para participar en la reconstrucción de Mariupol y otras ciudades de la región de Donetsk.

Además, logró aumentar su influencia en Rusia alzándose como un señor de la guerra y un líder territorial de la Rusia federal.

También consiguió asegurar la posición de sus hijos y sobrinos en diferentes puestos de poder político y económico.

Para Kadyrov, la guerra en Ucrania ha sido muy rentable. The Moscow Times apunta a que sus ingresos se triplicaron durante el año 2022. Lo de menos es que sus milicias hagan un lamentable papel en la guerra. Él ya ha obtenido lo que quería, aunque su Grupo Akhmat nunca será el Grupo Wagner.