Fundado en 1910

Efectivos de protección civil evacuan a un herido en el pueblo de Moulay Brahim, MarruecosAFP

Terremoto en Marruecos  La ausencia de Mohamed VI y la politización de la ayuda humanitaria marcan la respuesta de Rabat al terremoto

El Gobierno marroquí rechazó la ayuda de Francia y aplaudió la de España basándose en una «cuidadosa evaluación de las necesidades sobre el terreno»

El reloj juega en contra de los servicios de emergencia y rescate marroquíes. Las 48 horas posteriores a un terremoto son claves para encontrar supervivientes y a Marruecos se le acaba el tiempo. Las imágenes que llegan desde el país vecino son desgarradoras, pueblos enteros sepultados bajo los escombros, carreteras destruidas, mientras los heridos y los muertos se cuentan por miles.

El seísmo que sacudió a Marruecos el pasado viernes, y que alcanzó una magnitud de 7, ha afectado hasta seis provincias, la mayoría de ellas rurales, ya de por sí con escasos recursos. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevan hasta 300.000 los afectados por el seísmo. Sin embargo, la ayuda internacional, tan ofrecida, llega a cuentagotas.

A primera hora del sábado, se sucedían sin descanso los mensajes de apoyo de líderes mundiales. Una cadena de reacciones que contrastaba con el silencio del propio Gobierno marroquí y, sobre todo, la ausencia del monarca alauí, Mohamed VI. Entre los países que se ofrecieron a enviar apoyo al país magrebí se encuentra Francia.

Rabat y París mantienen una crisis diplomática desde 2021, a raíz del escándalo por el espionaje de móviles con el software israelí Pegasus y que afectó de lleno al Ejecutivo francés, incluido al propio presidente Emmanuel Macron. Al igual que en España, donde Marruecos habría infectado los dispositivos tanto de Pedro Sánchez, como de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya.

Al contrario que el Ejecutivo de Sánchez, que dejo correr el asunto y ha seguido mostrando una muy buena sintonía con el régimen alauí –las vacaciones del presidente español en Marrakech este verano son un claro ejemplo de ello–, el Elíseo sí dejo claro su enfado por el espionaje. Macron exigió una explicación y una disculpa, dos peticiones que nunca se cumplieron.

Desde ese momento, las relaciones entre ambos países se encuentran en la cuerda floja. Tanto que el Rey Mohamed VI se ha resguardado en París durante largas temporadas y en estos dos últimos años nunca ha sido recibido por Macron. El terremoto, sin embargo, ha cambiado la perspectiva de los hechos. El presidente galo salió raudo a asegurar que «Francia está dispuesta a ayudar en los primeros auxilios».

La respuesta de Marruecos ha sido el silencio. El Elíseo, sin embargo, ha insistido en varias ocasiones. Un caso similar es el de Argelia que, a pesar de las diferencias históricas, y de no mantener relaciones con el país vecino se ha mostrado dispuesto a ayudar en las labores de rescate. Una vez más, Rabat ha contestado con el silencio. Mientras que sí ha aceptado la ayuda de España, a quien ha alabado por su solidaridad.

Mientras que las cifras de muertos no dejan de aumentar y las necesidades de los afectados son cada vez más acuciantes, Marruecos no pierde la oportunidad de demostrar, incluso, a través de la 'diplomacia humanitaria' los afectos y desafectos hacia otros países. Rabat explica que decide basándose en una «cuidadosa evaluación de las necesidades sobre el terreno», y prefiere los servicios de España, Reino Unido, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, entre otros.