Fundado en 1910
Aquilino Cayuela

¿Qué está ocurriendo en el gobierno de China?

Xi Jinping quiere subrayar su creencia de que la cohesión ideológica, y no el desempeño económico o la percepción de destreza militar, es la piedra angular de la fortaleza

El presidente de China, Xi JinpingEFE

El ministro de Defensa chino, Li Shangfu, ha desparecido. Tenía que viajar a Vietnam y se habló de motivos de salud para justificar la cancelación de este viaje hace unas semanas. Financial Times informaba que una fuente de inteligencia norteamericana filtraba que está siendo investigado, incluso retenido en su domicilio.

De otra parte, el Gobierno de Pekín guarda silencio. Recordemos que, poco tiempo atrás, el ministro de Exteriores chino, Qin Gang, desapareció de la vista de todos durante un mes tras lo cual, en el mes de julio, fue destituido de forma drástica.

Ambos Li y Qin se encontraban en el círculo más cercano a Xi Jinping. Formaban parte de los cinco consejeros de Estado de China, un puesto de muy alto nivel en el gobierno, por encima del rango a un ministro normal. Sus carteras evidentemente, Defensa y Exteriores, son de primer orden y altamente sensibles. Li y Qin también han formado parte de la Comisión Militar Central, un poderoso organismo encabezado por el mismo Xi para comandar las fuerzas armadas.

Pero estos acontecimientos vienen acompañados por la, también, misteriosa desaparición de dos generales, algo que ha permitido a Xi sustituir a la cúpula nuclear en una reorganización militar sorpresa. Curiosamente ha sido reestructurado el mando de la Fuerza de Misiles que supervisa el poderoso arsenal de misiles nucleares y balísticos de la nación.

Los medios chinos estatales no han dado ninguna información sobre el paradero del anterior jefe, Li Yuchao, ni del anterior comisario, Xu Zhongbo.

Todo esto se produce en un momento importante, en pleno desarrollo de los programas de misiles de China, tanto de las armas con cabeza nuclear hasta los misiles de corto alcance con los que la República Popular hostiga a la isla de Taiwán.

Unas desapariciones y cambios bastante significativos para los analistas de Washington porque afectan a la cúpula militar.

Hemos de tener en cuenta que China está aumentando, en estos momentos, su arsenal nuclear para disuadir una posible intervención de EE.UU. si se produjese un incidente con Taiwán, por eso la reorganización del personal en su más alto nivel y las causas subyacentes que pueda a ver debajo son de importancia para la inteligencia occidental.

Desde que Xi revalidó su tercer mandato, en el otoño pasado, ha concentrado su poder y la toma de decisiones en sus manos otorgándole un absolutismo nunca visto antes en la historia de China. Ni siquiera con Mao.

Xi, se asemeja a Stalin en aquella foto con Antípov, Kírov, Shvernik y Komarov, un retrato del que, con el paso del tiempo, irán desapareciendo uno a uno (del retrato y de este mundo) hasta que Stalin se queda solo en una estancia vacía. O aquella otra fotografía en la que Lenin arenga a las masas desde una tarima y abajo le secundan, en primera línea, Trostky y Kamenev. Diez años más tarde se trucó la foto ampliando la tarima y borrando a los dos líderes bolcheviques. Lenin está finalmente solo.

Tampoco el presidente Mao Zedong, padre fundador de la China comunista y el gran líder (a quien Xi está sobre pujando en cuanto a poder) se quedó corto purgando y haciendo desaparecer a muchos de sus hombres de confianza durante la Revolución Cultural.

La incertidumbre en el círculo gobernante de Xi corre el riesgo de alimentar una crisis de confianza

China ya acumula problemas, luchando contra una situación económica compleja, un alto desempleo juvenil y una creciente deuda de los gobiernos locales agravado todo por una una creciente crisis inmobiliaria. La incertidumbre en el círculo gobernante de Xi corre el riesgo de alimentar una crisis de confianza en la segunda economía más grande del mundo.

No sabemos el «por qué» de esta purgas, solo que las purgas agrandan el poder de quien las ejecuta, y pensamos que en esta última purga, de tan alto nivel, Xi quiere subrayar su creencia de que la cohesión ideológica, y no el desempeño económico o la percepción de destreza militar, es la piedra angular de la fortaleza. Xi tomó esta lección del colapso de la Unión Soviética.

La destitución de Li (de quien comenzábamos hablando) puede sino afectar seriamente las relaciones estatales de China, pero casi con certeza reforzará las crecientes preocupaciones de la comunidad empresarial internacional respecto de la extralimitación del partido y la disminución de la transparencia en China.

Si miramos diez años atrás, Xi Jinping está luchando todavía contra la corrupción. Está luchando todavía contra la deslealtad. Expresa su preocupación por la lealtad del Ejército hacia el partido. Estos argumentos son con los que Xi ha justificado sus medidas. Pero todos sabemos que estas purgas seguirán ocurriendo, aunque Xi ya haya acumulado más poder que ningún otro líder chino en la historia. Su campaña para consolidar su autoridad en el partido y en el Ejército no va a tener límites.