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Imagen aérea de la fuga en el Nord StreamAFP

589 días de guerra en Ucrania

Un año sin noticias: ¿Quién, cómo y por qué hizo saltar por los aires el Nord Stream?

Volar un tramo el Nord Stream 1 y dejar inutilizado el Nord Stream 2 que no ha llegado a estrenarse, abrió la caja de los truenos y las especulaciones

Hoy hace un año el mundo conocía la existencia del mayor gasoducto de Europa: el Nord Stream. Habían transcurrido siete meses desde la invasión de Rusia a Ucrania. Occidente no dudaba en imponer sanciones a Vladimir Putin para demostrarle que Zelenski no estaba sólo. Ese mismo día, el 26 de septiembre de 2022, el mundo también conocía que el Nord Stream 1 y 2 había sido objetivo de un atentado y sus autores no estaban identificados. Hoy, el misterio sigue sin desvelarse.

Hacer saltar por los aires el Nord Stream 1 y dejar inutilizado el Nord Stream 2, que no ha llegado a estrenarse, abrió la caja de los truenos y las especulaciones. ¿Quién ha sido? ¿por qué? ¿Ha quién beneficia? Algunas respuestas las ofrecía el almirante Juan Garat (R) unos meses después.

«Si el gasoducto hubiera sido destruido por los EE.UU –o por Ucrania– para privar a Rusia de infraestructura útil la operación habría sido un éxito: el Nord Stream ha dejado de ser una opción», pero «si fuera Rusia la autora del sabotaje para intentar dividir a Europa, habría fracaso: Europa sigue unida».

En cualquier caso, observaba Garat, «Putin pierde. Una pequeña derrota más que añadir a las muchas que acumula desde que tomó la decisión, equivocada y criminal, de invadir Ucrania».

El dedo acusador en busca de la autoría giraba –y gira– como una ruleta rusa en busca de un autor

El dedo acusador en busca de la autoría giraba –y gira– como una ruleta rusa en busca de un autor. El Kremlin propuso abrir una investigación en Naciones Unidas, pero fracasó en su intento. La Federación Rusa se ha convertido en la oveja negra de un rebaño internacional donde, aunque parezca increíble, conserva su puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y su voto es su veto.

¿Quién ha sido? Es la pregunta que seguía y sigue sin respuesta. Los servicios de Inteligencia comenzaron a buscar indicios y pruebas que les permitiera llegar a un veredicto sólido y sin fisuras. No ha sido posible, pero las informaciones filtradas a los medios de comunicación anglosajones apuntaban a Ucrania.

Escombros en el Báltico

A finales del pasado mes de diciembre The Washington Post publicaba una información donde rompía una lanza a favor del Kremlin y le despojaba de responsabilidad al afirmar que no existían «pruebas concluyentes» en su contra. «Los investigadores han buscado entre los escombros» sumergidos en las profundidades del mar Báltico y «analizados los restos explosivos».

La explosión que dinamitó las costuras de los gigantescos tubos del Nord Stream 1 y 2 no fue única. Dos enormes quedaron registradas. A las 02:03 horas del 26 de septiembre los sismógrafos registraron una onda expansiva a cientos de kilómetros del epicentro del bombazo. La primera explosión se localizó en el Nord Stream 2 y 17 horas más tarde, se produjo otra sacudida a unos 75 kilómetros al norte. La detonación fue mucho más intensa y vino acompañado de un secuencia de explosiones. Resultado: las dos tuberías del Nord Stream 1 y 2 quedaron hechas trizas.

Dinamarca

Horas más tarde, un caza F-16 de Dinamarca sobrevolaba la zona donde seguía en ebullición, como si fuera un volcán marino, círculos de burbujas a borbotones de gas que se escapaba por los enormes boquetes abiertos. No existía un precedente de un sabotaje de semejante alcance desde la Segunda Guerra Mundial.

El Nord Stream 1 tiene su nacimiento en la ciudad rusa de Vyborg y su recta final llega hasta la ciudad alemana de Lubmin, a más 1.200 kilómetros de distancia. Su capacidad de transporte es de 60.000 millones de metros cúbicos de gas al año equivalente al 16 % de las importaciones de la Unión Europea. En paralelo a esta infraestructura habían finalizado las del Nord Stream 2 con capacidad a su vez para 55.000 millones de metros cúbicos. Alemania y de rebote Europa se habían echado en los brazos energéticos de Rusia.

La información del Washington Post vino seguida de otra del New York Times con fuentes de la CIA y como sus colegas, apostaba por la autoría de Ucrania. En el mismo sentido se expresaba buena parte de la prensa alemana con Dier Spiegel a la cabeza, pero nadie podía demostrar nada. Lo que sí pudo fue reconstruir el atentado que supuestamente habrían llevado un comando bajo sospecha de estar formados por ucranianos.

El comando que puso las bombas

El yate Andrómeda sería la posible embarcación en la se habían traslado los efectivos. En su interior se descubrieron restos de explosivos. La ruta seguida habría tenido escalas en puertos de Alemania, Polonia y Dinamarca. La tripulación estaría compuesta por cinco hombres y una mujer.

El alquiler del velero se produjo el 6 de septiembre de 2022 en Rostock y lo habría abonado una agencia polaca: Feeria Lwowa. Lo más llamativo es que está agencia carece de teléfono, dirección pagina web, ni tiene plantilla. La titular de esa empresa es una mujer polaca cuya profesión es la docencia y al tratar de entrevistarla los periodistas alemanes recibieron el silencio por respuesta.

Este escenario abrió la puerta a una posible connivencia entre ucranianos y polacos, pero la Fiscalía de Danzing lo rechaza: «No hay absolutamente ninguna prueba de la implicación de algún ciudadano polaco en la explosión», aseguró, como recoge el medio naiz.eus.

Estados Unidos

¿Y Estados Unidos? La guerra le queda lejos en la distancia, pero cerca en sus interés geoestratégicos. Hasta el momento, no hay una investigación o trabajo fiable que permita sostener que aquella operación contó con la complicidad o el respaldo de Washington. Dicho esto, Alexander Novak, viceprimer ministro ruso se apresuró a acusar a Washington: «EE. UU. Ucrania y Polonia, dijeron que esa infraestructura no iba a funcionar y que harían todo lo posible para ello. Por eso, esto hay que analizarlo con seriedad».

Las acusaciones cruzadas entre el Kremlin y Kiev se mantienen hasta hoy. Mijailo Podoliak, asesor de Zelenski insistió una y otra vez que se trató de «un ataque terrorista planeado por Rusia»

¿Ataque de falsa bandera?

Joe Biden, tan solo dos semanas antes de que se produjera la invasión rusa de Ucrania, sirvió en bandeja que las miradas tras el atentado fueran en su búsqueda. «Si Rusia invade, eso significa que tanques o tropas cruzan la frontera de Ucrania nuevamente, ya no habrá un Nord Stream 2», apuntó el presidente de EE. UU.

Han transcurrido un año y todavía, en realidad, nadie tiene las respuestas certeras a ¿quién, cómo y por qué se reventó el Nord Stream 1 y 2? Pero las teorías y especulaciones continúan y la idea de que fuera un sabotaje de Rusia, que después desvió el grifo del gas a borbotones hacía China, no suena disparatado. La opción de una intervención «de falsa bandera» también se agita y el viento sopla a su favor.