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Olaf Scholz y Mateusz Morawiecki, en un encuentro bilateral en Varsovia en 2021AFP

¿Ampliación o conspiración? Varsovia y Berlín, enfrentados por el ingreso de nuevos miembros en la UE

Mientras que Polonia acusa a Berlín de urdir un complot junto a Kiev, Alemania exige explicaciones sobre las supuestas emisiones de visados polacos dudosos

Europa se encuentra de nuevo con polémicas que obstaculizan sus avances. Como siempre, las decisiones de Francia y Alemania hacen eco en el continente, y esta vez todo gira en torno a la posible ampliación de la Unión Europea de cara al 2030.

Sin embargo, mientras Berlín visualiza un futuro con nuevas incorporaciones, Polonia se muestra reacia a que se abran las puertas del bloque.

La coalición alemana, compuesta por el SPD socialdemócrata, el liberal FDP y los Verdes, ha dado un paso al frente, respaldando un informe que propone la admisión de nuevos miembros en el futuro cercano. Su propuesta de ampliación se basa en establecer niveles dentro de la UE, para que algunos países puedan ser «asociados» sin formar parte del bloque.

Según esta parte del bloque, la UE podría quedar rezagada ante potencias emergentes como China y la ya reconocida amenaza de Rusia si no se amplía. De hecho, Christian Petry, diputado y portavoz del SPD para asuntos europeos, afirmó a Euractiv: «2030 podría ser el año de la ampliación si todas las partes llevan a cabo las reformas necesarias».

Las alarmas están encendidas. Chantal Kopf, portavoz de los Verdes para asuntos europeos, señaló que «la adhesión de nuevos miembros es de gran interés para la UE y la hará más fuerte, estable y segura», enfatizando que «las instituciones europeas y democráticas están bajo una presión enorme».

De forma paralela, Eleonora Poli, investigadora del Centre for European Politics (CEP) en Roma, advirtió sobre la necesidad urgente de admitir a los Estados de los Balcanes Occidentales, quienes llevan una década esperando. Poli argumenta que la UE podría parecer débil si retrasa más la integración.

La resistencia polaca

Pero no todo es tan sencillo. Las reformas propuestas por Francia y Alemania, consideradas esenciales, se topan con la resistencia polaca.

Polonia ha sido un firme defensor de la incorporación de Ucrania a la UE, pero se opone a medidas como la reducción del requisito de unanimidad en decisiones, sugerencia incluida en el marco de la propuesta francoalemana.

Michael Link, portavoz del FDP para asuntos europeos, expresó sus reservas: tachó de «camino equivocado» el control de políticas fiscales propuesto por los expertos francoalemanes.

El complot con Ucrania

Añadiendo más incertidumbre, la política interna alemana podría experimentar un giro tras las elecciones de 2025, dado que las encuestas sugieren un posible giro del gobierno hacia la derecha. Frente a este panorama, Gunther Krichbaum, diputado de la CDU, advirtió: «Las negociaciones de adhesión podrían durar muchos años, si no décadas, y los retrocesos no son infrecuentes».

Y aquí es donde entra la segunda dimensión del problema: las sospechas y la política. La prensa polaca ha insinuado que Ucrania podría estar intentando acelerar su ingreso en la UE en complicidad con París y Berlín. Este rumor ha tensado aún más las relaciones, especialmente después de que el presidente ucraniano, Zelenski, mostrara preferencias hacia Alemania como aliado dentro del bloque.

De hecho, Varsovia sugiere que el plan de París y Berlín no es más que una estratagema para reforzar el poder de Bruselas y, en particular, de Francia y Alemania. Oleg Nikolenko, portavoz del Ministerio de Exteriores de Ucrania, ha intentado sofocar tales rumores, declarando que Ucrania no ha tenido intención de interferir en los asuntos polacos y que no ha recibido propuestas de ingreso acelerado por parte de París o Berlín.

Varsovia contra Berlín

Para echar más leña al fuego, Alemania y Polonia se encuentran en plena disputa diplomática a raíz de acusaciones sobre la expedición acelerada de visas migratorias polacas. Las tensiones empeoran frente al contexto de elecciones en Polonia.

Scholz pidió a Varsovia explicaciones sobre la supuesta concesión de visas migratorias polacas en circunstancias dudosas. Según las denuncias, estos visados habrían sido entregados de manera acelerada a cambio de pagos a intermediarios, eludiendo los protocolos y controles habituales.

Reflejando la gravedad de la situación, Scholz declaró en un mitin de su Partido Socialdemócrata: «No quiero que simplemente dejemos pasar a gente desde Polonia, y luego tengamos que dialogar sobre nuestra política de asilo».

Zbigniew Rau, el Ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, no tardó en responder. Defendiendo la soberanía de su nación y rechazando lo que consideró un intento de intromisión en sus asuntos internos, Rau criticó a través de X: «Los procedimientos en curso en Polonia claramente no conciernen al canciller alemán. Sus declaraciones al respecto indican un intento de interferir en los asuntos internos del estado polaco».

El problema ha llegado a Bruselas. La Comisaria de Asuntos de Interior de la UE, Ylva Johansson, pidió claridad sobre el asunto y exigió a Polonia responder a las acusaciones. Estas sugieren que hasta 350,000 migrantes pudieron haber adquirido visas Schengen de la UE en consulados polacos.

El gobierno polaco asegura que el escándalo es un «hecho mediático» exagerado, diseñado para desacreditarlo en vísperas de las elecciones. Además, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha criticado al líder de la oposición, Donald Tusk, por exagerar las cifras, asegurando que solo han identificado «irregularidades con varios cientos de visas».