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Un guardia fronterizo patrulla a lo largo del muro fronterizo en la frontera entre Polonia y Bielorrusia

Un guardia fronterizo patrulla a lo largo del muro fronterizo en la frontera entre Polonia y BielorrusiaWojtek Radwanski / AFP

El escándalo de los visados abre una guerra entre Polonia y Alemania que amenaza el espacio Schengen

Berlín ha exigido explicaciones a Varsovia por una supuesta trama de expedición de visados bajo sobornos

La cuestión migratoria está tensionando las relaciones entre los países miembros de la Unión Europea. Alemania se encuentra en medio de varias disputas por la inmigración ilegal y la última ha causado una grave crisis con Polonia. Medios polacos sacaron a la luz, a finales de agosto, una supuesta trama por la que diferentes embajadas y consulados del país báltico en África y Asia habrían expedido visados bajo sobornos. A través de estos permisos, lo inmigrantes llegarían a Polonia y cruzarían la frontera hasta Alemania.

En el contexto actual de gran presión migratoria en el país germánico, el canciller Olaf Scholz ha elevado el tono contra Varsovia. «No quiero que en Polonia simplemente den paso (a los inmigrantes) y luego seamos nosotros los que tengamos que discutir sobre la política de asilo. Quien llega a Polonia tiene que ser registrado allí y se tiene que procesar allí su solicitud y no que encima vendan visados por dinero y agraven el problema», denunció el mandatario alemán.

Mientras que las autoridades polacas han intentado quitar hierro al asunto y han reconocido que han detectado «irregularidades en varios cientos de visados», los medios locales y la oposición elevan la cifra a más de 200.000. Poco después de estallar el ahora conocido como «escándalo de las visas», Varsovia cesó al viceministro de Exteriores polaco encargado de la sección de visados, Piotr Wawrzyk, que también está siendo investigado. En el transcurso de las pesquisas, otras siete personas han sido imputadas y otras tres han sido detenidas.

Las indagaciones han revelado que numerosas legaciones de Polonia en países como Nigeria, Kazajistán, Tayikistán o Egipto, entre otras, confiaron la adjudicación de visados a empresas externas, en coordinación con funcionarios de Exteriores polacos. Estos facilitadores habrían dado prioridad a la tramitación de las solicitudes a aquellos que pagasen un soborno y excluían del procedimiento de solicitud de visados a quienes no lo hicieran.

Alemania, ante estas informaciones, ha amenazado con implantar controles en la frontera germano-polaca y es que, según los datos publicados por la prensa polaca, 82.000 extranjeros que obtuvieron el año pasado un visado de trabajo por parte de las autoridades polacas nunca llegaron a trabajar en este país. Scholz se encuentra en una situación complicada, la inmigración se ha situado en el centro del debate político. El canciller ha endurecido su posición sobre la cuestión migratoria al verse sometido a una fuerte presión por la oposición y los länder, sobre todos los fronterizos como Brandemburgo y Sajonia.

Polonia, por su parte, acusa al país vecino de «intromisión» y han pedido a Berlín que «no se meta en los asuntos internos de Polonia». «No le corresponde al canciller Scholz volver a sermonear a Polonia. Aunque, desgraciadamente, Alemania ya no demuestra estilo desde hace mucho tiempo», reprendió el ministro polaco de Cultura, Piotr Glinski. El escándalo de las visas en el país báltico ha agitado el avispero, en un momento crucial con unas elecciones generales el próximo 15 de octubre, con la inmigración también como punta de lanza del partido gobernante Ley y Justicia (PiS), que se juega su continuidad con un tercer mandato.

La Unión Europea pide explicaciones

El escándalo ha llegado también hasta Bruselas, donde la Comisión Europea (CE) ha pedido explicaciones a Varsovia por esta presunta venta fraudulenta de visados para el espacio Schengen. La CE envió una carta al Gobierno polaco con una serie de preguntas. La contestación de Varsovia, sin embargo, resultó «insuficiente» para la institución comunitaria, que ahora amplía el plazo hasta el 3 de octubre para que Polonia «complete las preguntas».

«Hemos recibido una carta de las autoridades polacas y consideramos que la respuesta no responde suficientemente a todas las cuestiones planteadas» por la Comisión, explicó la portavoz comunitaria Anitta Hipper, durante una rueda de prensa. Las distintas discrepancias entre los Estados miembros de la UE ponen en peligro el espacio de libre circulación Schengen. Países como Alemania o Francia ya han amenazado con imponer controles fronterizos o no acoger a más inmigrantes, provenientes, por ejemplo, de Italia, país tensionado tras la última crisis migratoria en Lampedusa.

Así las cosas, el pacto migratorio se mantiene paralizado, países como Hungría o Polonia se niegan a aceptar las cuotas de inmigrantes y la inmigración es un tema cada vez más crucial para los Estados miembros, desbordados por la entrada de miles de irregulares. Las conversaciones en esta materia se mantienen paralizadas, mientras las tensiones entre los Estados miembros son cada vez más evidentes.

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