El anuncio sobre padres divorciados (y un melocotón) que ha reabierto la polémica sobre la familia en Italia
Un spot de una cadena de supermercados italiano ha conseguido dividir a la sociedad y a los políticos
En Italia, al igual que en España, todo es motivo de polémica y escrutinio hasta el más mínimo detalle. Debe ser porque españoles e italianos nos parecemos, o eso dicen. La última disputa, que ha salpicado también al panorama político, viene dada por un melocotón. Sí, un anuncio sobre esta fruta ha abierto el melón –que no melocotón– sobre los nuevos modelos de familia. «Oficialista», «conmovedor», «crítico», «consolador», «retrógrado», «apaciguador», han sido algunos de los calificativos que ha acumulado el spot de Esselunga –una cadena de supermercados italiana–.
Los publicistas han conseguido su objetivo, ser virales en Italia. Si había algún italiano que no conociera esta cadena de tiendas, ya no se da el caso. Esselunga se ha popularizado en cuestión de horas gracias a un vídeo de dos minutos. El anuncio empieza con una madre y su hija haciendo la compra de la semana. La niña se pierde, mientras la madre, nerviosa, pregunta por ella. Finalmente, encuentra a su hija pesando un melocotón, que acaban comprando.
En la siguiente escena, la niña, Emma, observa con nostalgia desde el coche a una familia tradicional –padre, madre y niño– jugando con un monopatín, mientras hace oídos sordos a su madre que le habla. Una vez en casa, suena el timbre. Aparece el padre, que espera a su hija en el coche. Emma recoge sus cosas y baja para encontrarse con él, a quien le da el famoso melocotón: «Mamá te ha mandado esto», finge. A lo que el padre responde: «En ese caso, llamaré a mamá para darle las gracias», mirando hacia la ventana donde está su ex pareja.
Estas imágenes, aparentemente tiernas e inocentes, han abierto la caja de pandora sobre los tipos de familia y la percepción del divorcio a través de la mirada de los niños. La polémica comenzó el lunes, sobre todo en redes sociales. Los comentarios se dividían entre aquellos que aplaudían el anuncio porque presenta «el divorcio desde el punto de vista de los niños pequeños», y los que, en cambio, lo acusaban de «instrumentalizar» las emociones de una niña y de celebrar la «familia tradicional», utilizando estereotipos que hace tiempo que han quedado «desfasados».
Ante esta división de la sociedad italiana, los políticos no han dudado en verbalizar sus opiniones. La primera ministra Giorgia Meloni acudía a X –antes Twitter– para comentar su sorpresa por la polémica generada por el anuncio. «A mí me parece muy bonito y conmovedor», aseguraba Meloni, que adjuntaba una foto de la niña junto al melocotón.
Para Matteo Salvini, vicepresidente y líder de la Liga, el spot sirve para «dar voz a los muchos padres separados, a esas madres y padres casi nunca mencionados y a menudo demasiado olvidados, al vínculo indisoluble con sus hijos. Convertir un anuncio en un maravilloso mensaje de amor y familia sólo merece sonrisas. ¿Cómo pueden ciertas personas insultarle y burlarse de él sólo porque no cuenta el 'modelo' que les gustaría?».
Sin embargo, Pier Luigi Bersani, ex ministro del Partido Democrático (PD) –izquierdas– ha marcado la línea más crítica. «Me parece muy mal, en este y otros casos, poner el sufrimiento de los niños en medio de temas delicados con fines comerciales», ha denunciado. Angelo Bonelli, coportavoz de Europa Verde, ha aprovechado la oportunidad para atacar a Meloni. «Nunca se había visto que un primer ministro interviniera en un anuncio publicitario de una empresa privada. Pero lo de Meloni es la medida del fracaso de su acción de gobierno que no sólo no ataja, sino que está agravando los problemas del país. Una vez que Meloni deje de ocuparse de los anuncios, ¿podrá ocuparse del alto coste de la vida que está llevando a tantas familias, incluidos los niños, a la pobreza social?».
La guinda del pastel la ha acabo por poner la secretaria del PD, Elly Schlein, que no ha querido pronunciarse y ha salido del paso afirmando que no había visto el anuncio. La cadena de tiendas Esselunga buscaba reunir a una familia en torno al carrito y en cambio ha dividido a millones, entre emocionados, críticos e indiferentes y, por supuesto, no podía faltar el componente político.