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Europa Press

La Eurocámara se debate entre la cautela y la solidaridad respecto al pacto migratorio

El Parlamento debatió en Estrasburgo la necesidad de llegar rápido a un acuerdo sobre el polémico pacto

La presión temporal y las tensiones geopolíticas enmarcan la situación en la Eurocámara, que se encuentra en un encrucijada respecto al Pacto Europeo de Migración y Asilo.

El pacto tendría que haberse aprobado la semana pasada, pero las divisiones entre los países del bloque lo impidieron: mientras que miembros como Alemania impulsan que se apruebe ya el acuerdo, Italia, por ejemplo, se opone, y su ministro de Exteriores abandonó el Consejo antes de la votación el pasado jueves.

Frente a un clima de urgencia subrayado por situaciones críticas como la deLampedusa, donde miles de personas llegaron en un corto período de tiempo, la Eurocámara, con el reloj en contra, llevó a cabo un debate donde instó a la rápida adopción del pacto de asilo y migración.

Pascual Navarro, Secretario de Estado español de la Unión Europea, recalcó esta urgencia, declarando que «no hay tiempo que perder» frente al «caos» registrado y el incremento de las llegadas de migrantes a varios puntos marítimos estratégicos en Europa.

Sin embargo, la tarea no es sencilla. Las diferencias perceptibles entre el Consejo y el Parlamento Europeo, principalmente en lo que respecta a la gestión de crisis migratorias y la solidaridad entre los estados miembros,son obstáculos notables en la consecución de un acuerdo.

La esfera política europea no se pone de acuerdo en cuanto al enfoque y responsabilidades respecto a la política migratoria.

Por un lado, se destaca la alusión a la «hipocresía» en la política migratoria de la UE realizada por el líder del Grupo Popular Europeo, Manfred Weber, haciendo referencia específica a los gobiernos socialdemócratas europeos y a su falta de ayuda en situaciones como las «vallas fronterizas en Ceuta y Melilla» como ejemplo.

Por otro lado, se señala en la «falta de solidaridad» entre los estados miembros y la necesidad de evitar cargar responsabilidades a países terceros, según subrayó Gabriele Bischoff del grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas.

Profundas divisiones

Este amplio espectro de perspectivas también resalta visiones contrastantes respecto al pacto migratorio.

Mientras Sira Rego, eurodiputada de Izquierda Unida, lo definió como un «engendro hecho a la medida de la extrema derecha» y critica la tendencia de la UE a la militarización de fronteras, el eurodiputado de VOX, Jorge Buxade, argumentó que los inmigrantes irregulares no llegan a Europa con la intención de trabajar, sino de «vivir de los subsidios», acusando a las instituciones europeas de justificar el negocio de las mafias migratorias.

El tema se complica aún más con la injerencia de las negociaciones y compromisos entre Italia y Alemania, centrados en las ONGs y las operaciones de rescate de migrantes en el Mediterráneo.

Italia ha solicitado a Berlín que acoja a los migrantes rescatados por ONGs alemanas frente a sus costas, creando un dinámico intercambio y negociación entre ambas naciones, cuyo resultado podría influir notablemente en la aceptación o rechazo de los textos propuestos en el marco del pacto.

Pero hay especulación sobre un posible encuentro bilateral en Granada entre los líderes italianos y alemanes, Giorgia Meloni y Olaf Scholz, respectivamente, que sugiere un esfuerzo por rebajar las recientes tensiones.

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