Obsesión con la imagen: la Comisión Europea asigna 60 millones a su equipo de comunicaciones
El aumento ha sido del doble del presupuesto inicial, que era de 30 millones de euros
La Comisión Europea ha decidido ampliar su presupuesto para comunicaciones a 60 millones de euros.
La decisión puede parecer, a primera vista, meramente administrativa. Pero ha generado un aluvión de reacciones y debates en el corazón de Europa, centradas en la aparente superficialidad del asunto y la falta de necesidad de doblar el presupuesto, que antes era de 30 millones.
Los miembros del Parlamento Europeo no han tardado en expresar su descontento. Desde las bancadas de la izquierda hasta las de la derecha, voces críticas se han alzado contra esta decisión, ya que, frente a un contexto en el que parece que la Comisión está recortando gastos en otras áreas esenciales, la comunicación emerge como una prioridad dudosa.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, salió al paso de las críticas defendiendo con firmeza su elección. Según ella, el aumento en el presupuesto no es un capricho, sino un intento de Bruselas de «agrupar fondos» de diferentes áreas y programas.
«Diversos programas de financiación de la UE contribuyen a la comunicación corporativa. Estos fondos provienen en parte de las líneas presupuestarias de comunicación de dichos programas y no afectan su implementación en el terreno», explicó. Con estas palabras, Von der Leyen intentó explicar que, aunque el presupuesto de comunicaciones aumenta, no se está robando recursos de otras áreas esenciales.
Propaganda de apoyo a la UE
Pero, ¿Cuál es el propósito detrás de este incremento? La presidenta de la Comisión subrayó la importancia de la propaganda en apoyo a las «instituciones democráticas» de la UE, especialmente en un momento en que los conflictos globales están en aumento y la desinformación se extiende como una plaga.
Von der Leyen también hizo hincapié en que el presupuesto actual para la Comisión Europea es relativamente pequeño, costando a cada ciudadano de la UE unos 7 céntimos al año.
«Gracias a sus campañas de comunicación corporativa con la marca de la Unión Europea, la Comisión puede llegar a sectores de la sociedad respecto a los temas que más les importan», afirmó, elogiando la eficacia de la máquina de relaciones públicas de Bruselas.
«Los fondos se utilizan para desarrollar campañas de comunicación europeas de alto nivel, que respaldan las prioridades políticas de la UE. El objetivo es informar a los ciudadanos de la UE sobre cómo cumple sus compromisos y trabaja para hacer de Europa un lugar mejor para vivir».
No todos comparten este entusiasmo. Jadwiga Wiśniewska, representante del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, expresó su preocupación de que el aumento en el gasto en comunicaciones pueda desviar recursos de áreas más necesitadas. Y Dimitrios Papadimoulis, un miembro del parlamento de La Izquierda, fue más allá: acusó a Von der Leyen de aumentar el presupuesto del departamento de comunicaciones mientras reduce el gasto de la UE en general.
El plan de Von der Leyen para 2024 es ambicioso, y consiste en duplicar el presupuesto anual de comunicaciones de la Comisión Europea de 30 millones de euros a 60 millones. Su justificación es clara: Europa no puede permitirse perder en la batalla para capturar la narrativa popular en tiempos de guerra, desinformación y creciente desilusión.