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El presidente francés Emmanuel Macron

El presidente francés Emmanuel MacronOrestis Panagiotou / EFE

Francia

Macron se dispone a hacer del aborto un «derecho» constitucional en Francia

El mandatario francés presenta un proyecto que será adoptado con mayoría abrumadora

«El proyecto de ley constitucional se enviará al Consejo de Estado esta semana y se presentará al Consejo de ministros a finales de año», según ha anunciado el presidente de la República francesa en la red social X (anteriormente Twitter).

El proyecto consiste en convertir el aborto en un «derecho» constitucional, es decir, en hacerlo irreversible a menos que se produzca un cambio de régimen. Concretamente, el texto añadirá al artículo 34 de la Constitución que «la ley determinará las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada de la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo».

La iniciativa no es novedosa: el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el presidente francés se comprometió a «modificar nuestra Constitución para consagrar en ella la libertad de las mujeres a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, para garantizar solemnemente que nada pueda obstaculizar o deshacer lo que de este modo será irreversible».

Tampoco sorprende que el inquilino del Elíseo impulse un órdago de nítido contenido ideológico para contentar a ala izquierda de su exigua mayoría parlamentaria en un contexto que le obliga a endurecer su política migratoria a través de otro proyecto de ley que se empezará a debatir en el Senado en los próximos días; o días después de una gira por Oriente Próximo, con la que el mandatario pretendía relanzar la fenecida influencia gala en la región, que ha acabado sin ningún tipo de resultado significativo. Ni siquiera la operación de comunicación pergeñada con esmero por los asesores del presidente.

Nada mejor, pues, que una iniciativa ideológica para volver a posicionarse. Macron se aprovecha, con habilidad, de la creciente preocupación surgida en ámbitos progresistas franceses tras la anulación hace año y medio de la sentencia que garantizaba el «derecho» al aborto en todo Estados Unidos. También, en un momento en que el «derecho» en cuestión al aborto también está siendo limitado en algunos países europeos, como Rumanía y Eslovaquia. Por no hablar de los buenos resultados generados por la política natalista impulsada por Hungría, que anima a las mujeres a no abortar.

Macron también pretende un objetivo táctico: neutralizar a la coalición de izquierda radical Nupe, cuya rama principal, La Francia Insumisa, presentó en noviembre de 2022 un proyecto de ley en la Asamblea Nacional para consagrar el derecho al aborto en la Constitución, que fue aprobado por los diputados y luego por el Senado el pasado febrero.

Sin embargo, se introdujo un matiz en aquel texto: se trataba de garantizar la «libertad» de abortar, en lugar del «derecho».

Ese texto aún no se ha aprobado definitivamente: de ahí el deseo de Macron de frenarles, sabedor de que no podrán oponerse a su proyecto. Con su anunciada maniobra, el presidente evita, asimismo, la celebración de un referéndum que podría ponerle en dificultades; no tanto en relación con el resultado final como con las previsibles grietas en la sociedad francesa. Políticamente, no tiene nada que temer: su partido, Renacimiento, la Nupes y el grueso del centro derecha votaran a favor.

La Agrupación Nacional de Marine Le Pen no lo hará, si bien hace tiempo que dejó de considerar la defensa de los valores como una prioridad política. Sociológicamente, el movimiento conservador francés ha ido perdiendo fuelle desde que perdió, hace ya 10 años, la batalla del matrimonio homosexual, pese a la excepcional movilización social que alcanzó. Como ha señalado en la emisora Europe 1 el jefe de Opinión de Le Figaro, Vincent Trémolet de Villers, «Macron se dispone a ganar sin combatir».

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