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Von der Leyen y Xi Jinping, en una reunión en abrilAFP

La Unión Europea anuncia una cumbre con China para intentar remendar su relación

La reunión tendrá lugar en diciembre y se espera que acudan Ursula Von der Leyen, Charles Michel y Xi Jinping

La Unión Europea ha anunciado que sus dos líderes se desplazarán a China el próximo mes para celebrar la primera cumbre presencial en cuatro años.

La decisión llega en un contexto marcado por las preocupaciones comerciales y de seguridad, derivadas de las ambiciones geopolíticas de Pekín.

La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reveló la agenda durante una conferencia de embajadores de la UE el lunes, instando a adoptar un enfoque «con los ojos abiertos» ante la postura global cada vez más firme de Beijing.

«Hemos invertido en un diálogo intensivo con Beijing —desde cuatro Diálogos de Alto Nivel hasta la próxima Cumbre en diciembre», anunció Von der Leyen.

Su homólogo en el Consejo Europeo, Charles Michel, también asistirá a la cumbre, que se espera sea copresidida por el presidente Xi Jinping o el primer ministro Li Qiang. Beijing aún no ha anunciado una fecha ni un lugar para las conversaciones.

Von der Leyen elogió a la UE por implementar medidas de defensa comercial, incluida la investigación de la Comisión sobre las subvenciones estatales detrás de los vehículos eléctricos fabricados en China. Además, reiteró la necesidad de reducir la dependencia de China, un concepto que ella propuso antes de que fuera adoptado más ampliamente por el club G7.

«China es nuestro socio comercial más importante en términos de bienes. Pero al mismo tiempo, las preocupaciones sobre prácticas injustas y a veces predatorias que distorsionan nuestro mercado están aumentando», afirmó, citando «la coerción comercial, los boicots a los bienes europeos y los controles de exportación de materias primas críticas».

Añadió: «Esto demuestra que, aunque no queremos desacoplarnos de China, sí necesitamos desvincular partes de nuestra relación».

Von der Leyen subrayó que las visiones de Beijing sobre la seguridad global «no están por defecto alineadas con las nuestras».

«Debemos entender a China correctamente. Debemos reconocer que hay un elemento explícito de rivalidad en nuestra relación», explicó. «El claro objetivo del Partido Comunista Chino es un cambio sistémico del orden internacional, con China en su centro».

La inversión europea en China

Frente a este contexto, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, afirmó este lunes que a China debería preocuparle el hecho de que desciendan las inversiones europeas, debido a las dificultades que encuentran las empresas de la UE en el país asiático.

«Creo que las autoridades chinas deberían estar mucho más preocupadas por el hecho de que la inversión extranjera de la UE en China esté disminuyendo», indicó Borrell ante los embajadores de la UE en su reunión anual.

El jefe de la diplomacia comunitaria destacó que los inversores que ya están en China se mantienen, pero que «no las hay nuevas», ya que «las nuevas tienen nuevas oportunidades en las vibrantes economías del sudeste asiático, así que China debería estar mucho más preocupada por eso», comentó.

Borrell señaló que China y la UE son «rivales» en el sentido de que tienen «sistemas sociopolíticos diferentes» pero no por ello son «enemigos», y recalcó que China «tiene un papel que desempeñar en el mundo» y que «necesitamos a China».

El político español explicó que, en su visita a China el mes pasado, abordó estas cuestiones con las autoridades del país.

Expresó que es necesario que Pekín comprenda que «será difícil para China mantener su acceso al mercado europeo en un momento en que las empresas de la UE tienen cada vez más dificultades para trabajar en China».

«Tenemos un gigantesco déficit comercial de 400.000 millones de euros al año y que crece muy deprisa, un 60% en los dos últimos años», comentó, algo que recalcó que «no se debe a una simple diferencia de competitividad».

«El déficit bilateral se debe en gran parte a las elevadísimas subvenciones públicas concedidas a las empresas chinas, así como a los obstáculos cada vez mayores para la entrada en el mercado chino», apuntó.

En su opinión, «si China sigue negando la realidad y las consecuencias de este desequilibrio, corre el riesgo de que en Europa aumente la demanda de más protección».

«No somos proteccionistas, pero quizá tengamos que protegernos. Si China no se abre, quizá tengamos que cerrar», concluyó.