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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der LeyenDPA vía Europa Press

La Comisión Europea duplica sus gastos millonarios en marketing y relega la cuestión energética y migratoria

Su última campaña ha costado más de 18 millones de euros y se ha convertido en el símbolo de lo que muchos consideran una obsesión por la imagen

En el intrincado tablero de la política europea, cada movimiento presupuestario es un juego de equilibrios entre la austeridad y la inversión.

Por eso, la Comisión Europea se encuentra en el centro de la polémica: el aumento de su presupuesto de comunicaciones, en un momento en que los fondos comunitarios se ven estirados hasta sus límites, ha suscitado críticas desde los países.

La Comisión decidió elevar su presupuesto de comunicaciones a 60 millones de euros, duplicando la cifra previa. Y su última campaña, You Are EU, que ha costado más de 18 millones de euros, se ha convertido en el símbolo de lo que muchos críticos consideran una obsesión por la imagen.

Maroš Šefčovič, vicepresidente ejecutivo de la Comisión, se vio obligado a defender la campaña como un éxito que ha alcanzado al 73 % de los ciudadanos de la UE. Pero otros, como el eurodiputado Jean-Paul Garraud, calificaron la campaña de «totalmente incomprensible» y cuestionaron la justificación de su coste.

Sacar de donde no hay

Este gasto en comunicaciones contrasta con las actuales deliberaciones sobre el presupuesto comunitario. La Comisión ha propuesto un aumento de 100.000 millones de euros, con el objetivo de destinar una parte significativa a la asistencia para Ucrania y a cubrir necesidades propias de la UE, como los costos del préstamo conjunto para la pandemia.

Pero la propuesta dividió a los estados miembros, con algunos expresando su oposición, y otros, como el primer ministro belga Alexander De Croo, sugiriendo que la Comisión tendría que financiarse con los fondos no aprovechados de la propia UE, antes de solicitar más contribuciones.

La sensación es que Comisión está dando privilegios a la proyección de una imagen positiva de la UE a través de costosas campañas de comunicación, mientras que cuestiones más urgentes, como la crisis energética y migratoria, quedan relegadas a un segundo plano. La crítica se ha intensificado con voces dentro del Parlamento Europeo que cuestionan la necesidad de doblar el presupuesto de comunicaciones cuando hay áreas esenciales que aún requieren atención y fondos.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, defendió el aumento del presupuesto como un esfuerzo por «agrupar fondos» y apoyar a las instituciones democráticas de la UE en un momento de desinformación global. Sin embargo, esta defensa se enfrenta a la realidad de un presupuesto comunitario que se debate entre la necesidad de austeridad y la demanda de generosidad, entre la frugalidad y la opulencia en la comunicación institucional.

Mientras tanto, la ampliación del presupuesto pende de un hilo, con los estados miembros enfrentándose a un desacuerdo evidente.

Los más «frugales» se resisten a la propuesta de la Comisión, mientras que otros países, especialmente del sur de Europa, piden más recursos para aliviar problemas como los flujos migratorios. La oposición expresada por Hungría y Eslovaquia a proporcionar ayuda a Ucrania añade aún más tensión a las negociaciones, con líderes como el primer ministro húngaro Viktor Orbán y el eslovaco Robert Fico expresando sus reservas.

Bruselas sugiere que los 50.000 millones de euros restantes del aumento propuesto podrían utilizarse para cubrir las propias necesidades de la UE, incluyendo los intereses del préstamo conjunto para la pandemia. Sin embargo, la mayoría de los líderes de los estados miembros han declarado que no apoyarán la solicitud de la Comisión de fondos adicionales para cubrir sus costos de personal aumentados.