Asia
El mar de China Meridional, el polvorín asiático
Es conocida la sombra creciente del conflicto potencial entre Pekín y Washington y que uno de sus puntos de fricción se encuentra en el mar del sur de China, donde los chinos reclaman una línea en forma de U que delimita las reivindicaciones de Pekín en ese mar y que incluyen las islas Paracelso en disputa entre Vietnam, China y Taiwán, y las Spratly, reclamadas por los países citados a los que se suman Malasia, Filipinas y Brunéi.
China no reconoció en su momento el arbitraje del Tribunal de La Haya, cosa que ya había advertido previamente. Las reivindicaciones y disputas que enfrentan a Pekín con sus vecinos marítimos han llamado también la atención de Estados Unidos que busca detener la carrera de China hacia la cumbre del poder mundial anunciada por Xi Jinping en el XX Congreso del Partido Comunista de China. En el mar de China Meridional se encuentran las dos cadenas de islotes rodeados de cayos, atolones y bancos de arena deshabitados que, sin embargo, tienen un alto valor geoestratégico y económico. Porque se supone que es una zona con abundantes recursos naturales como gas y petróleo.
Además, por allí transita un tercio del tráfico marítimo mundial y contiene reservas pesqueras muy importantes para las poblaciones de la región: China, Vietnam, Malasia e Indonesia, que en el sudeste asiático, con sus 274 millones de musulmanes, desempeña un papel cada vez más influyente y mantiene un delicado equilibrio entre China, Estados Unidos y el mundo musulmán. Filipinas, Brunéi y Taiwán son los otros países que se disputan la soberanía. Aunque en menor medida, también tiene intereses en la zona de Singapur, Tailandia y Camboya.
Un hecho singular que tiene un efecto militar y político es que, como puede verse, los aliados de Estados Unidos en Asia son todos islas, con la excepción de Tailandia y de Corea del Sur que ha alcanzado una democracia apuntalada por una economía competitiva, que incluye un liderazgo en industrias estratégicas como las telecomunicaciones y los astilleros, que tiene que afrontar crecientes presiones en favor de la unificación del país. Los demás países son insulares como Japón, Singapur o Brunéi. La realidad geográfica les resta efectividad, pues necesitan de una flota consistente para tener alguna influencia en un escenario de conflicto. Flota de la que carecen esas naciones, a excepción de Japón.
Estados Unidos fracasó en atraer a Vietnam a su alianza anti china, dado que sería suicida para Vietnam aliarse contra China, un país fronterizo con el que tiene en marcha ambiciosos planes de desarrollo económico y su historia con Estados Unidos no es muy halagüeña. Vietnam como India, fueron los mayores aliados de la Unión Soviética en la región, dado que Rusia les ha venido proporcionando casi todo su armamento, en el caso indio también portaaviones.
La Armada estadounidense
Estados Unidos también sufre la tiranía de la distancia, aunque está protegido por dos océanos en sus costas oriental y occidental, debe recorrer grandes extensiones para proyectar su poder militar dado que cuanto mayores distancias debe navegar un barco, mayores costes se acumularán. Entre ellos, el de combustible. Un portaaviones de Estados Unidos, cuando menos va acompañado de dos o tres destructores y fragatas, un crucero antiaéreo, un buque antisubmarino y un submarino. A ello debe agregarse el coste de personal. Unas 6.000 personas de media. En los portaaviones, una hora de vuelo de un F-16 cuesta 25.000 dólares.
Estados Unidos cuenta hoy con 263 buques y 11 de los 19 portaviones operativos que hay. El expresidente Donald Trump asignó 50.000 millones de dólares para reforzar la US Navy, para que disponga de 350 buques de combate. El último de ellos en ser renovado fue el portaaviones USS Gerald Ford, que empezó a construirse en 2013 y tuvo un coste final de 13.000 millones de dólares, para entrar en servicio en junio de 2017 y estar operativo del todo en la actualidad en el Mediterráneo oriental, por la crisis de Israel. Transporta 75 aeronaves.
EE.UU. es el país más endeudado del mundo
En breve, Estados Unidos espera tener listo otro portaaviones de la misma clase, el John F. Kennedy. Recordemos que EE.UU. es el país más endeudado del mundo, que supera la cifra de 31,4 billones de dólares este año, según la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
También tiene el mayor presupuesto militar del planeta. Supone el 50 % del gasto militar mundial. 700.000 millones de dólares en 2018 y 716.000 millones en 2019, en cálculos del profesor Augusto Zamora.
La flota es el precio a pagar por la superpotencia insular, dado que no hay lugar en el planeta lo bastante alejado para carecer de importancia estratégica para la superpotencia americana, ni lo bastante remoto para no ser tomado en cuenta en los cálculos de la política del poder de Estados Unidos. Pero las enormes distancias le llevan a practicar la «flota en potencia»: un conjunto de barcos diseminado en diferentes puntos con capacidad para concentrarse rápidamente en una poderosa flota unificada cuando es necesario, apoyada en las múltiples bases de que dispone el Pentágono a lo largo del mundo.
Esta flota en potencia no necesitaría muchos buques. La Armada norteamericana ha ido reduciéndose en número, pero no en poder destructivo: ha pasado de unos seiscientos barcos durante la Guerra Fría, a trescientos cincuenta en la década de 1990. Sin embargo, por si fuera poco, China tiene que preocuparse de otro competidor con el que ya estuvo en guerra en 1962, aunque sólo estuvieron comprometidos los Ejércitos de Tierra. Jawaharlal Nehru, ex primer ministro de la India, desesperado, llegó a pedir ayuda al presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy. La guerra tuvo su eco reciente en las escaramuzas entre ambos países en el año 2020.
La Armada india, que viene modernizándose en los últimos años, ha establecido un puesto de mando naval en las islas Andamán, a 1.200 kilómetros del este de la India, para contrarrestar con un total de 150 naves, incluyendo buques auxiliares, la presencia naval china, que también se encuentra muy alejada proyectando su poder de manera progresiva desde el golfo de Adén hasta el mar de China Meridional y el de Japón, es decir, a lo largo de todo el anillo continental navegable. Pekín construye puertos en Myanmar, Bangladesh, Sri Lanka y Paquistán.
Aunque China pone un énfasis especial sobre todo en el desarrollo y despliegue de misiles capaces, presuntamente, de destruir la flota de Estados Unidos, especialmente los portaaviones. El presupuesto militar de China prácticamente también se ha doblado entre 2012 y 2021, hasta alcanzar los 293.000 millones de dólares según el Stockholm International Peace Research Institute; y ha aumentado sustancialmente la cantidad y sofisticación de su fuerza nuclear aérea, naval y misilística, como los misiles chinos de clase DF-21D y DF-26, con un alcance de hasta 4.000 km, calificados de asesinos de portaaviones como los misiles rusos hipersónicos Zmeevik y Raduga Kh-32,con una velocidad mach 5 y alcance de mil kilómetros .
Xi Jinping busca de forma explícita aumentar el poder nacional de China para reducir la capacidad de influencia de EE.UU., especialmente en su vecindad. En ello se incluye la reintegración de Taiwán en la República Popular China, un plan poco atractivo para la población de la isla que observa las protestas en Hong Kong que demuestran las disonancias evidentes en la praxis del lema «Un solo país dos sistemas». Con todo, China no baja la presión y ha ido creciendo en agresividad hacia la isla de Taiwán, usando su flota y sus misiles.
Por su lado, Washington no puede abandonar a la antigua Formosa porque perdería mucha credibilidad entre sus aliados, aunque ahora algunos de ellos, por interés económico, formen parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta o estén integrados en la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés) donde las importaciones chinas de los países de la RCEP son más del doble que las que recibe desde EE.UU. y la UE. La ASEAN se ha convertido en el principal socio comercial de China desde 2020.
El área es uno de los posibles puntos de conflicto entre las dos superpotencias en presencia hoy.